Semana impune con crimen del reportero Julio Valdivia
•Asesinado en Tezonapa
El 9 de septiembre, en Tezonapa, fue tirado sobre las vías del tren, decapitado, el cadáver del reportero Julio Valdivia, unos veinte años como corresponsal en una de las regiones más peligrosas del estado de Veracruz según dijo en conferencia mañanera el Presidente.
Desde entonces, ya una semana.
Ningún detenido. Ningún indiciado. Solo, claro, la audacia del gobernador asegurando que ya, ya, ya, ya, ya... tenían pistas, claro, en respuesta a que López Obrador se ocupó del asesinato.
Tres crímenes de corresponsales al momento en el sexenio de la izquierda.
La segunda, María Elena Ferral, en Papantla, el 30 de marzo del año que galopa.
El primero, Jorge Celestino Ruiz, en Actopan, el 3 de agosto del año anterior, hace más de un año, un año de impunidad.
Y desde el lado oficial, la venta burda y torpe de esperanzas vanas y fatuas.
Que ya hay pistas.
Que hay sospechosos.
Que ya identificaron a los asesinos físicos.
Y también, vaya paradoja, a los intelectuales.
Y que pronto, pronto, pronto, antes de que el gallito guinda y marrón cante tres veces, serán detenidos.
Lo dijo aquel: Tengamos fe. Mucha fe. Una fe a prueba de bomba.
La fe, dijo Jesús, mueve montañas.
Ajá.