Los días más oscuros
•Entereza para seguir
•Mantener la lucha
UNO. Los días más oscuros
Se viven y padecen los días más oscuros. En los últimos cien años, nunca jamás. Y en medio de la pandemia, la recesión, el desempleo, el cinturón más apretado que será el año entrante según aviso de la secretaría de Hacienda y Crédito Público, lo único que cuenta es la fuerza
Luis Velázquez
y la entereza para seguir adelante.
Un fracaso en la vida nunca ha sido importante. Dos. Tres. Cuatro. Etcétera, pues la vida, en todo caso, es la suma de victorias y derrotas.
Pero más, mucho más indicativo y significativo, es mantenerse en la lucha.
DOS. 7 meses acuartelados
Son los peores días de la vida. Llevamos acuartelados desde el día primero de marzo, trabajando muchos desde casa. Los estudiantes recibiendo clases en línea.
Y aun cuando la Organización Panamericana de la Salud advierte que la mitad de los ancianos están sobrecargados de stress y están apareciendo más enfermos con problemas mentales, solo queda llenarse de valor cada familia para empujar la carreta.
Ni modo, digamos, de cruzarse brazos y ver que el desastre epidemiológico, económico, social y sicológico nos devore a todos.
TRES. Llenarse de mucha prudencia
Nadie puede vaticinar por ahora el fin de la pandemia. Los grandes médicos profetizan que ya se levantará la cuarentena y días, semanas después, el rebrote.
Y sin embargo, cada quien su COVID ha de cuidarse más y más, porque la vida está en riesgo, igual o peor que hacia el mes de marzo cuando la pesadilla comenzara.
Solo resta llenarse de mucha prudencia y paciencia para alentar a la familia en las horas más oscuras que vivimos y padecemos.
CUATRO. COVID o recesión
La coyuntura es difícil. Sigue el confinamiento a costa de la crisis económica recrudecida o salimos a la calle a la vida normal para alivianar la economía con el riesgo de quedar contagiado y hasta con el peligro de la muerte.
Se muere por el COVID o se va muriendo poco a poco con la recesión, el desempleo y la hambruna.
La vida, jugándose a los dados, la ruleta rusa.
Con todo, lo único que cuenta es el valor, la decisión y la fortaleza del corazón y las neuronas para continuar unidos en la familia y entre todos buscar una lucecita en el fondo del túnel.
CINCO. La vida es así…
En el camino, muchos han quedado contagiados y una parte la ha librado. Otros, han fallecido, dejando sufrimiento y dolor.
Una silla vacía en la mesa de comer. Una cruz en el camposanto. Los recuerdos de los días buenos quizá iluminando las horas.
Pero al mismo tiempo, vaya paradoja, hay otros familiares que están vivos y por quienes ha de lucharse todos los días, en cada nuevo amanecer, con el mismo ímpetu, pues la vida, qué caray, es así.
Emerson lo expresaba de la siguiente manera:
El día cuando nacemos empezamos a morir.
SEIS. Apegarse a la vida
Algún día saldremos del atolladero. Es la historia de la vida. Los desastres naturales y las epidemias y pandemias son repetitivas.
Nadie ha podido olvidar, por ejemplo, en la Cuenca del Papaloapan, las feroces inundaciones de los ríos que entraban a los pueblos y arrastraba animales, personas, casas, bienes materiales.
Y aun cuando por fortuna muchos años hace que dejaron de darse, la experiencia es imborrable, memorable y citable.
Y por eso mismo, razones de sobra para apegarse más a la vida. Todos juntos, en familia, para flotar.
Algún día seremos los sobrevivientes del coronavirus y la recesión.
Nieves Sánchez Gomez 11 Sep, 2020 - 08:31
Hoy ... Como Ayer y Para Siempre,Mi admiración y Respeto ,Querido MAESTRO