Consuelo divino
•San Judas Tadeo
•Tronarán más empresas
UNO. Consuelo divino
En medio de los vientos huracanados del COVID existe una especie de consuelo. En la Ciudad de México, abrieron los templos, entre ellos, el de San Hipólito. Y cientos de feligreses llevaron veladoras a San Judas Tadeo, el santo milagroso de las causas difíciles y desesperadas.
Luis Velázquez
Y más porque el secretario de Hacienda y Crédito Público advirtió la dura realidad del año próximo.
DOS. Tronarán más empresas
En el año 2021, elección de quince gobernadores y quinientos diputados federales en el país y de 212 presidentes municipales y diputados locales en Veracruz, se vivirá y padecerá, dijo, “la peor crisis desde el año 1932”.
Además, será el momento escabroso de la economía nacional en el último siglo.
Puso un dato: el año entrante, los restaurantes seguirán con el permiso para funcionar al 30, 35 por ciento de su capacidad.
Es decir, el terrible riesgo de que sigan quebrando más negocios, comercios, empresas, changarros, industrias y fábricas.
El desempleo y el subempleo más canijo de la última centuria.
TRES. Realidad contrariada
¡Bendito consuelo para los católicos! San Judas Tadeo garantizará un mundo mejor, ojalá.
Desde luego se respetan las creencias de los feligreses de todo tipo, llámese, incluso, la Santa Muerte o el santo Velarde.
Pero se trata de un consuelo celestial, proveniente del más allá.
La fe encima de la vida racional.
La esperanza, más allá de la realidad contrariada.
Y es que si San Judas Tadeo fuera tan milagroso, caray, desde hace rato la pandemia estaría desaparecida y ninguna familia tendría parientes desempleados.
CUATRO. La población, sin pilas
El anuncio de Hacienda descarga las pilas sociales de la población. Quizá, bien pudiera deberse a que pocos, excepcionales, compraron la estampita del Señor Presidente de “Aléjate, enemigo, Dios está conmigo” para ahuyentar el COVID y significar un mejor karma.
Incluso, con más fuerza religiosa que la estampita de Judas Tadeo, pues traer la estampita de Judas Iscariote, el traidor, de nada sirve con todo y se arrepintiera y luego en el rancho que comprara con las treinta moneditas en las afueras de Jerusalem se colgara de un árbol.
Pero, bueno, si cada quien tiene su COVID, cada quien su santo.
CINCO. Sacar el buey de la barranca…
El santo de las causas difíciles y desesperadas mucho servirá, no obstante, pues los meses que vendrán serán los más oscuros.
Y es que lo más importante es tener fe, mucha fe en un ser superior, incluso, creer en un personaje o persona terrenal que pudiera sacar o saque “el buey de la barranca”.
“La fe, dicen quienes saben, mueve montañas”.
El Señor Presidente, por ejemplo, tuvo fe inconmovible en sí mismo y durante tres ocasiones fue candidato y ganó, igual, igualito, digamos, que Franí§ois Mitterrand en Francia y Luiz Inácio Lula de Silva en Brasil.
SEIS. Soñar con el paraíso
Con el estandarte de la Virgen de Guadalupe inició la guerra de Independencia. Con la estampita de la morenita del Tepeyac pegaba en el frente del sombrero, los indígenas y campesinos se fueron a la revolución al lado de Pancho Villa y Emiliano Zapata, seguros de que así detendrían las balas de los adversarios y enemigos, las Adelitas a un lado.
Ahora, en el tiempo de la pandemia, la recesión y el desempleo y un futuro incierto, negro, Judas Tadeo encarna la esperanza total y absoluto para soñar con el paraíso terrenal.