cruzado entre El Dictamen y el secretario General de Gobierno, luego de que lo señalaron de traidor a la secretarí­a de Energí­a.
Mal sí­ntoma. La discordia en vez de la concordia. El rafagueo contra los sectores sociales en el tiempo adverso de la pandemia y la recesión en lugar de la unión.
Vapuleado, el gobierno se defiende. Pero…, todo indica, la estrategia “está saliendo más cara que las albóndigas”.

LUNES
Ring polí­tico

Por ahora, difí­cil vislumbrar el daño polí­tico, empresarial, social, incluso, electoral que pudiera concurrir, digamos, a mediados del año entrante cuando los comicios de presidentes municipales y diputados locales y federales.
Peor, porque en vez de buscar puntos de encuentro, el aparato gubernamental apuesta, muy echados pa´lante, al ring polí­tico.
Se entiende: dueños del dí­a y de la noche y hasta del destino común, belicosos, prefieren ponerse los guantes y declarar la guerra, creyendo quizá que resulta atractivo electoral en un Veracruz donde 6 de los 8 millones de habitantes viven y padecen la miseria y la pobreza, ocupados y preocupados más, mucho más por la quincena que por las pasioncillas polí­ticas.
Fernando López Arias, Fernando Gutiérrez Barrios, Dante Delgado Rannauro y Fidel Herrera Beltrán, dialogaban, convencí­an, pactaban y seguí­an empujando la carreta.
Ahora, sin embargo, la polí­tica oficial es otra. Incluso, desde el primer mes del sexenio, diciembre 2018, quedaron manifiestas las aguas turbias para resolver pendientes y conflictos.
En aquel entonces, en los lí­mites de Isla y Rodrí­guez Clara fueron emboscados unos migrantes originarios de Guatemala. Una mujer fue asesinada y un niño herido y otros hombres.
Luego luego, sin mayor información, el secretario de Gobierno se lanzó contra el alcalde de Isla, asegurando que los policí­as municipales eran los asesinos.
De inmediato, el presidente le reviró diciendo que eran polleros. Y “El dos del palacio” calló, guardó silencio, cuando, digamos, se topó con “la horma de su zapato”.
Pero en su ADN está la belicosidad. Gobernar es conflictuarse con el mayor número de actores sociales.

MARTES
Inmenso agujero social

Los hachazos siguen. Pero el agujero social es inmenso y que bien descalabrarí­a al partido polí­tico y aparato gubernamental más bragado.
Pleitos con parte de los empresarios. Y parte de los polí­ticos, incluso, del mismo MORENA, como por ejemplo, con el jefe de una tribu, el diputado Magdaleno Rosales. Y ni se diga el fuego cruzado, fuego amigo, fuego enemigo con los CDE del PAN, PRI y PRD, y el que, incluso, formó una Comisión Anticorrupción para interponer denuncias penales en contra de (presuntas) pillerí­as en varias secretarí­as, entre otras, Salud, Desarrollo Agropecuario, Infraestructura y Obra Pública, Segob y Educación y el DIF.
Pleitos con parte de los medios. Pleitos, caray, con las elites eclesiásticas. Pleitos con parte de los presidentes municipales. Pleitos con organizaciones sociales, entre ellas, Antorcha Campesina.

MIÉRCOLES
Cero optimismo popular

Se ignora la viabilidad de tal estrategia, porque en el otro lado del ring ninguna dosis de optimismo social.
Ninguna obra pública de magnitud y trascendencia social y que en el terreno práctico se ha reducido a tomar el machete para cortar el monte en lote baldí­o oficial.
Cero creación de empleos. Por el contrario, cada vez más negocios, comercios, empresas y changarros arruinados por la pandemia del COVID y la pandemia de la recesión.
El tiradero de cadáveres y el tiradero de impunidad. Cada vez más feminicidios y más mujeres desaparecidas.
La vida diaria, prendida con alfileres. El temor y el horror con cadáveres colgando de los puentes y cabezas decapitadas abandonadas encima de mesas en antros y bares.
El sexteto de cadáveres, semidesnudos y con tiro de gracia, en los lí­mites de Veracruz y Tabasco y que eran, todos, del sur del estado.
Y si el gobierno de Veracruz apuesta a ganar los comicios por los programas sociales de la 4T es o será importante como en los tiempos priistas y panistas, falta enfrentar la prueba de la realidad electoral.

JUEVES
Imaginación calenturienta

22 meses después está claro que el gobierno de Veracruz ejerce el poder sin mesura, prudencia y cordura. Sin la serenidad del Estadista que sabe escuchar con serenidad para tomar decisiones, sopesando ventajas y desventajas, razones y sin razones, con las neuronas por encima del hí­gado.
Lo peor: 22 meses después son, parecen llevados por el viento de cada dí­a, y en la mayor parte de los casos, una polí­tica reactiva, aquella que se mueve de acuerdo con las circunstancias, pero sin un objetivo concreto y especí­fico, por ejemplo, y entre otros rubros, para enaltecer una vida digna en el grueso de la población jodida.
Y de igual manera que el chico bravo y peleonero del barrio, pensando que han de permanecer en la ofensiva y la contraofensiva.
Quedó manifiesto cuando en el paroxismo de la locura polí­tica, la senadora Gloria Sánchez descubrió que existí­a una conspiración mediática en contra del gobernador y que, caray, nunca demostró con detalles, hechos y acciones, apostando a que la mitad de la población electoral y la otra mitad creí­a a ciegas en su palabra, ¡vaya mesianismo!

VIERNES
Cruz pesada

El gobierno de Veracruz sigue apostando a ganar la factura electoral en base a los programas sociales del obradorismo.
El subsidio a los ninis. El subsidio a las madres solteras. El subsidio a los viejitos. El subsidio a los campesinos. Las becas a los niños pobres… y los que significan millones de desamparados.
Y desde luego, a la figura apostólica del Señor Presidente, con su capital polí­tico, social y electoral, revirando a sus antecesores y con el terrorismo puro de sentar en la barandilla a Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y Carlos Salinas, con todo y el reality-show de Pí­o López Obrador.
Pero lo que el presidente construye, el gobierno de Veracruz lo destruye. Y lo que amarra en el altiplano, en Veracruz su 4T lo desamarra.
Jodidos, en la miseria y la pobreza, los 6 de los 8 millones de habitantes cargan cruz pesada en camino largo y lleno de espinas y cardos, como es el tiradero de cadáveres y de impunidad.
Y bien se les puede revertir de igual manera como la inseguridad descarriló a Javier Duarte y Miguel íngel Yunes con sus candidatos a la gubernatura.
De más está enmarcar los estragos del golpeteo marrón y guinda a los disidentes, opositores, enemigos, adversarios y crí­ticos.