Veracruz Es Una Fiesta
•Tres cadáveres en el parque
•Terror en Playa Vicente
•Colmo del terrorismo
Luis Velázquez
El colmo del terrorismo sigue expresándose en Veracruz. Tres cadáveres abandonadas en el parque de Playa Vicente, allí de donde eran originarios los 5 jóvenes (una mujer, menor de edad,...
y 4 chicos) levantados en Tierra Blanca por la policía estatal y entregados a un cartel y desaparecidos desde entonces en el sexenio de Javier Duarte.
Además, el trío de cadáveres, de jóvenes. Uno de ellas, decapitado.
Tirados en el parque en las primeras horas de ayer miércoles doce de agosto que "en agosto nos vemos" se llama la novela póstuma de Gabriel García Márquez.
Un parque, por cierto, bautizado con el nombre de Lealtad en el tiempo cuando Amlo describió a su góber jarocho como el político más leal del Golfo de México.
Apenas amaneció, cuando la luz se tragaba la oscuridad la noche, la autoridad municipal avisó a la policía estatal.
Amarrados los tres de pies y manos.
La versión, además, de que a unos metros de la colonia Lealtad, Lealtad de Muñoz, está el rancho "Embarcadero de Castillo", donde hay, afirman, fosas clandestinas.
Los tres chicos, en calidad de desconocidos.
Quizá, digamos, como hipótesis universal, dado los antecedentes, secuestrados y desaparecidos en un municipio y asesinados en otro y tirados los cadáveres en otra demarcación.
La vida en Veracruz, recrudecida.
Más allá de la violencia general donde los carteles se agarran en fuego cruzado con otros carteles y policías, el terror para meter el miedo "y el miedo al miedo" a la población.
Cadáveres colgando de los puentes.
Cabezas decapitadas abandonas sobre las mesas de antros y cantinas.
Cadáveres flotando en los ríos.
Asesinato de niños y mujeres y ancianos.
Ahora, primera vez en Veracruz desde el duartazgo cuando el oleaje de violencia se recrudeciera, por vez primera, unos cadáveres abandonados en un parque público.
Una provocación abierta, clara, rotunda, categórica, concisa, precisa y maciza de la delincuencia organizada a la secretaría de Seguridad Pública, a la Fuerza Civil, a la Guardia Nacional y a los soldados y marinos.
Y, claro, a la policía municipal, con todo y que como en ílamo sean narcopolicías.
LA FIESTA DE LA IMPUNIDAD
La fiesta de las balas.
La fiesta de los cadáveres.
La fiesta del terror.
La fiesta de la incertidumbre y la zozobra.
La fiesta de la impunidad.
Los malos, dueños de la vida pública en un Veracruz en el más espantoso principio de Peter donde la autoridad no puede.
Está rebasada.
Evidenciada.
Sin adivinar el paso siguiente.
El tiradero de cadáveres y el tiradero de impunidad.
Cada vez, de la prensa escrita escurre más sangre y caen más huesos y cadáveres.