Los animalistas
•Mucho amor que dar
•Zoológico en casa
UNO. Los animalistas
Mucho amor tienen los animalistas a sus gatitos y perritos. Incluso, como Demi Moore en el filme “Propuesta indecorosa” con Roberto Redford, a los hipopótamos. El poeta del surrealismo, Gerard Nerval, tenía una langosta y todas las tardes, con el fresco, la sacaba a pasear, hasta con
Luis Velázquez
un moñito, en el bulevar de París.
Una hijita de Carlos Romero Deschamps, mil años líder petrolero, paseaba a su perrito en el avión familiar.
DOS. Zoológico en casa
Una amiga animalista tiene un zoológico en casa. Perritos y gatitos de a montón. Unos son caseros y del patio nunca salen. Otros, sin embargo, más los gatitos, agarran camino en la mañana luego de desayunar y regresan en la noche, puntualitos, a la misma hora, a dormir seguros y en casa y con los suyos.
Todos los días, en las tardes, la amiga saca a pasear a los gatitos y perritos fieles. Caminan y trotan en el parque de la esquina. Siempre lleva una bolsita para levantar la popó.
Todos los días de la semana está pendiente de los alimentos, incluso, hasta con dieta de la nutrióloga porque le enfurece mirarlos gordos dada la vida sedentaria que llevan.
TRES. Costal de perros y gatos
Con estos calores, a cada rato baña a los perritos y gatitos. En la faena se lleva unas 3 horas y forma parte de su carga laboral.
Y, claro, cuando los baña les platica y se ríe con ellos y les juega bromas.
A veces, uno que otro gatito o perrito duermen con ella. Los ha enseñado a convivir y cohabitar, sin pelearse como si estuvieron en el famoso costal bíblico de perros y gatos.
CUATRO. Todos al rescate
Con sus pares tiene cadena animalista. Entre ellos se avisan de un perrito o un gatito callejero. Y luego luego, todos, al rescate.
De seguro ganarán muchas indulgencias en el otro lado del charco aun cuando en el relato bíblico nunca los apóstoles escribidores contaron que Jesús era seguido por gatos y perros.
Pero fue suficiente con que Noé trepara en su barca a una pareja de todos los animales para salvarlos ante el diluvio.
CINCO. Ni uno más…
Está bien querer y amar a los animalitos. Pero al mismo tiempo es como si tuvieran siempre, toda la vida, un niño chiquito.
Y es que, de entrada, significan un gasto, pues hasta al veterinario los llevan.
Más gasto cuando son varios, y como en el caso de la amiga, un zoológico en casa.
Pero, bueno, cada quien su vida y lo mejor para cada animalista.
Aquí, en casa, de plano renunciamos a tener otro gatito, otro perrito más. Fue cuando tuvimos un par y murieron y la muerte de los dos fue terrible.
Entonces se tomó la sabia decisión de que ni uno más… por más y más que los hijos y los nietos insistieron.
SEIS. Perrito con COVID
Mucho han de cuidarse los animalitos. En Estados Unidos, la quincena anterior murió un perro… de coronavirus. Era la mascota familiar. El virus le pegó.
El dolor de los niños de la familia fue mayúsculo. Intolerable para los padres.
Lo cremaron y ojalá, digamos, como consuelo, tengan las cenizas en casa pues así, quizá, mitigarían el dolor.
En casa, el par de perritos fueron sepultados en el jardín. Y durante muchos años, los nietos hasta una veladora le prendían. Incluso bautizaron el jardín con su nombre. Jardín Jackson se llama. Era negrito y les recordaba al cantante aquel.