Veracruz, desolado
•Creciente desempleo
•El aviso económico
UNO. Veracruz desolado
Lo peor del coronavirus es la muerte de personas. Pero el bicho está creando y recreando desolación peor. El desempleo. Y el subempleo. Bastaría por ejemplo leer el aviso económico en la prensa escrita para derivar el peor escenario de la vida.
Luis Velázquez
Doce millones y medio de cesantes habrá cuando, algún día, el COVID se vaya.
Siguientes anuncios en la página “Los anuncios” de Notiver: “Solicito chofer para taxis. Solicito carpinteros con experiencia.
Solicito lic. en administración o contador. Solicito personal femenino para el área de administración.
DOS. La Santísima Muerte
“Solicito especialista en compresoras de aire. Se solicita mecánico. Se solicita operador de retroexcavadora.
Se solicita lavacoches. Solcito ayudante de barnizador. Solicito ayudante de aire acondicionado y con licencia.
Solicito chofer para repartir muebles. Solicito meseros jóvenes. Solicito empleada para publicidad. Solicito chofer de reparto”.
A un lado del rubro de “Empleos”, otro aviso económico. Dice:
“Santísima Muerte Mi Niña Blanca. Mil gracias por el favor recibido. Ya tengo empleo”.
TRES. Jodidos uno de cada 3 jefe de familia
La tesis de los expertos queda comprobada:
Hay, cierto, empleos, pero informales. “Veinte y las malas” que con salarios insultantes. Incluso, hasta propineros.
De acuerdo con la estadística, uno de cada 3 jefes de familia lleva el itacate a casa con el ingresito obtenido en el changarro en la vía pública.
La población económicamente activa, pero informal: trabajadoras domésticas y sexuales, volovaneros, taqueros, torteros, carpinteros, pintores, jardineros, choferes, lavacoches, viene-viene, veladores, escoltas, etcétera.
En contraparte, el tronadero de comercios, negocios, changarros, industrias, fábricas y empresas.
Los productores de frutas y verduras casi casi regalando la cosecha a orilla de las carreteras y en los pueblos.
La desolación total y que pega, duro, tupido y macizo, en la economía familiar y avasalla la tranquilidad hogareña.
CUATRO. Economía descarrilada
De ñapa, y como en la región de Omealca, la plaga de langostas proveniente del sur del país asolando los cañaverales con temor de que acaben con la producción.
Además, los polvos del desierto del Sahara que tanto dañan las vías respiratorias.
Tarde o temprano, la pandemia se irá. La historia así lo registra. Pero el daño a la economía quedará descarrilado, fuera de control, y para recuperarse pasarán varios sexenios.
CINCO. Salarios insultantes
Hay chamba. Pero informal. Ingresos bajos. Insuficientes para dar de comer a la familia. Peor aún, para confrontar una enfermedad.
La industria privada más importante de Veracruz, TAMSA (un orgullo jarocho que exporte tubos de acero sin costura hasta a Rusia y lo que expresa la calidad en la mano de obra) ha despedido a más de dos mil trabajadores… de todos los niveles.
Incluso, abrió la posibilidad de la renuncia voluntaria.
Con más, mucha mayor razón el quebradero de otras empresas y negocios.
Ni Julio Verne con su imaginación prodigiosa precisaría el alcance de la recesión luego del coronavirus.
Acaso podría documentarla a partir de otras pandemias. Pero en cada pueblo hay características diferentes, con todo y las semejanzas.
SEIS. Soñar con milagros
Insólito el anuncio económico de “las mil gracias a la Santísima Muerte, Mi Niña Blanca, por el favor recibido”, un empleo.
A, ni el cielo ni el infierno existen. B, tampoco Luzbel. C, menos la Santísima Muerte haciendo milagros.
Pero, bueno, la gente cree a ciegas y está segura del prodigio como por ejemplo, aquellas personas que descubren la estampita de la Virgen de Guadalupe en la corteza de un árbol y hay procesiones con veladoras pidiendo un favor.
En todos los tiempos, la población siempre espera milagros…