Por ejemplo, cuando un amigo lo visitaba y lo hací­an pasar a su privado, solí­a fingir que estaba muerto, tirado en el piso, a un lado de la silla del escritorio, logrando impactar, de fea manera, al cuate que lo visitaba.
Luego, ambos se carcajeaban.

PASAMANOS: Un fin de semana, en casa, en la Ciudad de México, preparaba paella para los amigos invitados.
Y de pronto, se rebanó el pedazo de un dedo y el pedazo del dedo cayó en la paila donde se estaba cociendo la paella.
Todos, las mujeres que lo ayudaban, se quedaron perplejas y atónitas tratando de buscar el pedazo y, claro, en medio de la paila gigantesca, nunca lo encontraron.
Entonces, Buñuel exclamó: “¡Déjenlo! ¡Suertudo a quien le toque el pedazo del dedo! ¡Se comerá el dedo de Buñuel!”.

CORREDORES: En medio de las copas en su casa, se poní­a de pie y decí­a su frase universal: “Gracias a Dios, soy ateo”.
Varias copas después se volví­a a poner a pie y empuñando la mano, el dedo í­ndice de pie, firme, como soldado en una batalla, decí­a: “¡Soy el dedo de Dios!”.
Y todos reí­an y carcajeaban.
Su hijo, Juan Luis, también cineasta, hizo la primera comunión en la escuela sin avisar a los padres. Y cuando el padre se enteró le dijo:
“Si mis amigos saben que hiciste la primera comunión y comulgaste… me matarán. ¡Te prohí­bo lo cuentes!”.

BALCONES: La vida para Buñuel significó un festí­n. En la Ciudad de México los inviernos eran crudos. Entonces, para calentar la casa y el ánimo de la familia agarraba los originales de los guiones cinematográficos que le enviaban y arrojaba a la chimenea.
“¡Tendremos fuego cinematográfico!”, decí­a, y reí­a con su esposa.
Con los amigos se divertí­a. Por ejemplo, en la mañana daba una versión sobre las cosas. Al mediodí­a, otra. Y en la noche, otra.
Y cuando algún amigo le preguntaba las razones por las cuales él mismo se contradecí­a contestaba:
“Cambio de opinión… según las horas del dí­a”.

PASILLOS: Buñuel filmó varias pelí­culas en su tiempo en México. Incluso, en el año 1983 falleció en el antiguo Distrito Federal en vez de morir en España, su tierra.
La actriz Silvia Pinal contaba que era la única mujer en el mundo que filmó 3, 4 pelí­culas con Buñuel. “Soy su actriz preferida”, decí­a.
Una de ellas, Viridiana, que recibiera setenta premios internacionales.
Un filme provocador como era Buñuel. Por ejemplo, un perro en el confesionario… confesando. Una vaca acostada y durmiendo en una cama en un tálamo. Los pobres, entrando a un palacio imperial y faraónico.

VENTANAS: Fue amigo de Federico Garcí­a Lorca y Salvador Dalí­, entre otros. Pero con Dalí­ la amistad quebró en el camino.
Primero, cuando en la Ciudad de México, Buñuel pasó dí­as difí­ciles y le envió un telegrama pidiendo un préstamo.
Dalí­ le contestó con otro telegrama. “Los amigos no son para pedir préstamos”.
Tiempo antes, Dalí­ lo acusó de ser ateo y comunista y todas las puertas en España se le cerraron.
Dalí­ murió solo, sin amigos, ninguno que se le acercaba ni perdonaba. Buñuel falleció rodeado de los suyos y los amigos, y el reconocimiento del mundo.
Su documental está en Amazon.