Otros, sin embargo, aseguran que el peor mal es la envidia, el cáncer fatí­dico, incurable, de todos los seres humanos, ideologí­as, doctrinas y religiones…

ROMPEOLAS: La envidia y que de igual manera que la vanidad y la frivolidad, convierte a la persona en la peor, cayendo en la intriga, la calumnia, la difamación, la conspiración, el rencor, el odio y la venganza… La venganza que suele llegar al asesinato… Y al crimen, más que por un tiro, poco a poco, muerte lenta, por ejemplo, a puñaladas, una tras otra, mirando desangrarse al otro…

ASTILLEROS: La envidia provoca, entre tantas otras cositas, que la vida humana se pudra… Envidia, por ejemplo, de “la flor más bella del ejido” simplemente porque es bonita, guapa, bella… Envidia, porque el otro tiene, de manera inmerecida, mejor cargo… O porque compró una residencia… Y tiene automóvil convertible último modelo… Y viaja por el mundo… Y está “metiendo las manos al cajón” oficial y nadie lo denuncia… La envidia que te hace traicionar, además de los ideales, principios y convicciones, la amistad, el respeto, el cariño y el afecto… La envidia que te lleva a vivir dí­as y noches con el rencor y el odio por delante…

ESCOLLERAS: Tantas pasiones desbocadas origina la envidia que, por ejemplo, de igual manera como hay grupos de Alcohólicos Anónimos, Tragones Anónimos, Sicópatas Anónimos, Locos Anónimos, también hay Envidiosos Anónimos… Entre ellos se terapean para ver si es posible ganar la batalla a la envidia, una pasión siniestra y sombrí­a que nadie conoce ni sabe si se aloja en el corazón, las neuronas, el hí­gado o el sexo…

PALMERAS: Por envidia, las secretarias burocráticas se despedazan… Pero también, los jefes polí­ticos, por ejemplo, luchando con saña y barbarie para adueñarse del corazón y la mente del jefe máximo en la oficina… Por envidia, Luzbel convenció a la madre Eva de convencer al padre Adán de comer la manzana del paraí­so conspirando contra Dios… Por envidia, Judas, quien nunca pudo alcanzar la estatura moral, polí­tica y social, vendió a Jesús por treinta monedas… Por envidia, ílvaro Obregón ordenó el asesinato de Pancho Villa y Victoriano Huerta de Francisco I. Madero y José Marí­a Pino Suárez…

PLAZOLETA: Ojalá y el chamán, el dios, de cada quien cure al lector del graví­simo riesgo de caer en las garras de la envidia… El relato bí­blico lo dice y también lo escribió don Alfonso Reyes en su famosa Cartilla Moral, adoptada como doctrina máxima por López Obrador… “Lo que no es ni será tuyo déjalo ir”… La locura inicia cuando, por ejemplo, se desean tener los bienes materiales que otros tienen argumentando que ningún mérito tienen… Entonces, las pasioncillas descarrilan a la persona más serena, prudente, serena y cuerda… Pero, bueno, mucho cuidado ha de tenerse porque la envida es consustancial a la naturaleza humana de igual manera como el amor y el odio, la alegrí­a y la tristeza, el encanto y el desencanto, el optimismo y el pesimismo…