Vida de un político
•De cara a la historia
•En las grandes ligas
UNO. Un político frente a la historia
Dice Sergio Villasana Delfín, político desde los 17, 18 años, como líder estudiantil en la UNAM, pronto cumplirá 77 años: “He estado arriba, en medio, abajo, y afuera en la vida pública, en la lista de espera. Y nada me es ajeno.
Luis Velázquez/Parte I
Y casi sesenta años después, con cargos públicos federales, estatales y municipales, necesito trabajar para comer la siguiente quincena y mi único patrimonio es una casa, donde vivo”.
DOS. Trabajó con Gustavo Díaz Ordaz
Cursó la escuela secundaria en Cosamaloapan, donde muchos años después sería presidente municipal, y su señora madre, pianista que estudiara música en la Ciudad de México, lo indujo para estudiar la preparatoria y la carrera de Leyes en la UNAM.
Y agarró camino dejando atrás la comodidad de la vida en la aldea.
Y jugó en las grandes ligas de la metrópoli más poblada del mundo.
A los 26 años, egresado de la UNAM, un maestro lo invitó a trabajar en la oficina del presidente Gustavo Díaz Ordaz y allí estuvo el resto del sexenio, el último año.
TRES. Operador político
Muchos años después, la lista de amigos de la UNAM y en el camino público resulta insólita. Por ejemplo:
Su amistad con Ignacio Ovalle Fernández, Juan José Bremer, Julio Patiño, Pedro Ojeda Paullada, Ignacio Vázquez Torres, Rodolfo Echeverría, Francisco Berlín Valenzuela y Juan Maldonado Pereda, entre otros.
Pero además, su paso por la Presidencia de la República con Díaz Ordaz y Luis Echeverría, y su trabajo en las secretarías de Educación y del Trabajo y Previsión Social, y en la Procuraduría General de la República.
Y con los gobernadores Miguel Alemán Velasco, Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte y Miguel íngel Yunes Linares.
Un político institucional, operador político.
CUATRO. En el barco de Ojeda Paullada
Un amigo le recomendó con Miguel de la Madrid, entonces, a cargo de una dependencia en la secretaría de Hacienda y Crédito Público.
--Sabes inglés?, le preguntó.
--No.
--Sabes francés?, insistió.
--No.
--Entonces, déjame pensar 8 días y te hablo.
Esa misma tarde, otro amigo le consiguió una audiencia con Pedro Ojeda Paullada, laborando en la secretaría de Trabajo y Previsión Social, y quien años después sería Procurador General de la República.
--Fuiste líder estudiantil en la UNAM.
--Gracias, señor.
--Aquí necesitamos operadores políticos. Estás contratado.
CINCO. La vida, generosa
Dirigente en la UNAM, votó por el ingeniero Javier Barrios Sierra para rector de la UNAM.
Un maestro lo invitó a colaborar en la oficina presidencial de Gustavo Díaz Ordaz.
Villasana trabajaba entonces como abogado en la compañía trasnacional de la Nestlé.
--¿Cuánto ganas en la Nestlé?, inquirió el profesor.
--Cinco mil mensuales, maestro.
--Aquí sólo puedo pagarte 3 mil 500. Y no te veo en la iniciativa privada. Te miro en la política.
--Me quedo con usted, maestro.
--Pero el salario es menor.
--Me quedo con usted.
Fue a la Nestlé y renunció. ¿Cómo, por qué te vas?, preguntó el jefe.
--Tengo oferta para trabajar en la Presidencia de la República.
--No, no, espera, hablaré con el jefe para ver si lo permite pues las reglas exigen exclusividad.
El jefe fue con el jefe superior.
--Adelante, aprobado, dijo. Aquí, en la Nestlé, y allá.
Trabajaba de 8 a 4 de la tarde en la Nestlé y salía corriendo a Palacio Nacional para laborar de 5 de la tarde a las 11, 12 de la noche.
Era joven, recién casado, y tenía menos de 30 años de edad.