Magdaleno Rosales Torres, uno y otro militantes de MORENA.
Uno. Es un pelele del secretario General de Gobierno, Éric Cisneros Burgos.
Dos. En el duartismo desempeñó tareas polí­ticas a través de Jorge Carvallo Delfí­n, diputado local y federal, presidente del CDE del PRI y secretario de Desarrollo Social.
Tres. En la muerte del reportero Pánfilo Rí­os "tuvo una gota de lodo".
Cuatro. En Hueyapan de Ocampo le apodan "El carón".
Cinco. Su nuevo proyecto polí­tico, ajá, es la presidencia municipal de Coatzacoalcos en donde, todo indica, enfrentará a su homóloga Mónica Robles Barajas.
Seis. El diputado Magdaleno Rosales lo denunció "de comprar diputados para su causa a nombre del gobernador"... ofreciendo tarjetas Saldazo.
Siete. El secretario General de Gobierno tiene metidas las narices en el Congreso a través de Gómez Cazarí­n.
Ocho. Echó del Congreso al diputado Érik Iván Aguilar López, del PT, como represalia por no jalar con MORENA.
Nueve. "Jaló a tres priistas: Érika Ayala, Jorge Moreno y Antonio Garcí­a Reyes, y a una priista disfrazada, Andrea Guadalupe Yunes Yunes, que llegó al Congreso de Veracruz bajo las siglas del Partido Verde".
Diez. "Con tretas y componendas, maniobras y maromas", sacó la reforma electoral.
Once. Sus fans lo promueven como el segundo del gobernador.
Doce. Uno de sus corifeos, Julio César Tirado, asegura que "puede comprar y comprar".
Trece. Por ahora, anda metido en la compra de predios acaparando terrenos. En Coatzacoalcos le apodan el nuevo Tony Mací­as, el suegro incómodo de Javier Duarte.
Catorce. En su tiempo de vendedor de automóviles Volkswagen fue acusado de fraude.
Quince. Antes de militar en MORENA operó para el priista Marcelo Montiel Montiel, dos veces alcalde de Coatzacoalcos.
Con todo, Gómez Cazarí­n es el mesí­as sureño en la dinastí­a polí­tica de MORENA en el palacio de gobierno de Xalapa.
Los nuevos paladines de la purificación moral y la honestidad valiente.