Tiempo de la discordia
•Iglesia y gobierno
•“Lo que es de Dios...”
ESCALERAS: La iglesia en Veracruz (el arzobispo y 7 obispos) y el gobierno del Estado andan en la controversia. Mejor dicho, en pugna. La discordia en vez de la concordia. El fuego enemigo entre las partes, cada uno soñando con su paraíso terrenal. La tierra prometida, desdibujándose cada vez más. 6 de los 8 millones de habitantes, en la pobreza y la miseria.
Luis Velázquez
Nunca ante un discurso tan rijoso y belicoso entre el Estado y la Iglesia. Nada fácil sería que el diputado Rubén Ríos, tan oficioso, compare el Veracruz de hoy con el México de Benito Juárez e Ignacio Ramírez, el Ministro a quien correspondiera expropiar los bienes eclesiásticos.
PASAMANOS: En la homilía dominical, el arzobispo Hipólito Reyes Larios se fue de nuevo en contra de sus vecinos del palacio de enfrente.
Primero, marcó la raya y recordó a Jeremías, el profeta perseguido. Enseguida, dijo que hay profetas perseguidos. Y entre ellos, enmarcó a los Colectivos de desaparecidos, activistas sociales, jueces y columnistas.
“Hoy tenemos profetas que critican a las autoridades estatales y de distintos ámbitos empresariales y otros y también de la iglesia”. Todos ellos, porque cometen el delito intolerante de protestar.
CORREDORES: Antes, la iglesia se ha ocupado de la inseguridad, la incertidumbre y la zozobra en el último año y medio.
También del desempleo, el subempleo y los salarios insultantes.
Y de la intentona en la LXV Legislatura para despenalizar el aborto.
Nunca en los últimos 19 meses, del lado del gobierno han cursado, ni siquiera, vaya, una respuesta, la mano tendida.
Por el contrario, el rafagueo oficial. El más aplicado, el secretario General de Gobierno contra el vocero del Arzobispado a propósito de las reformas electorales.
BALCONES: Entonces, la iglesia dejó clara su filosofía social. Las cosas de la población son asunto de Dios.
Dios también se lanzó contra los fariseos y la elite política de su tiempo. Y en respuesta llegaron a lo inverosímil. Herodes, ordenando matar a los niños recién nacidos en Jerusalem, porque entre ellos, estaba Jesús.
AMLO tiene su BOA. Y un ejército cada vez más grande de gobernadores. Empresarios. Partidos políticos. Y reporteros.
Por eso, quizá, el desdén y el menosprecio del gobierno contra la iglesia.
Olvidan quizá que las elecciones también se ganan en la homilía y el confesionario.
PASILLOS: Desde luego, el arzobispo “pasó de tueste” comparando columnistas, jueces, activistas y Colectivos con un profeta.
El profeta, claro, criticaba y eran perseguido, pero concitaban atributos superiores.
Pero, bueno, deseó ejemplificar el estado de cosas ahora cuando la izquierda ejerce el poder, adueñada del aparato gubernamental que sirve para todo y va con todo para imponer la ley.
VENTANAS: Ningún interés del gobierno del estado para integrarse con la cúpula eclesiástica. El viejo principio se impone. “Lo que es Dios es de Dios y lo que es del César del César”.
Además, en el corazón obradorista están los cristianos. Uno, juego político, social y laboral. Dos, los evangélicos encargados de la Cartilla Moral y sus efectos en la población. Tres, el pastor nacional, pronunciando discursos en eventos oficiales. Y cuatro, la concesión de una televisora.
En varias ciudades, la marcha de los obispos, sacerdotes y feligreses en calles y avenidas. Postura firme ante el oleaje de inseguridad, feminicidios y secuestros…, cuando el gobierno de Veracruz quiere una vida en paz y que por eso mismo la “Ley Bozal” a los diputados locales de MORENA que calumnien y difamen a los funcionarios guinda y marrón y que por fortuna fuera retirada.