Latina llegado al poder polí­tico a través de las urnas…

ROMPEOLAS: Allende gobernó Chile de los años 1970 a 1973, cuando su (ex) amigo, el general Augusto Pinochet, lo traicionó, incendiaron el Palacio de la Moneda, bombardearon la ciudad de Chile, Allende se pegó un tiro con un rifle que Fidel Castro Ruz le habí­a obsequiado y se desató una de las peores represiones en el continente…En el Estadio fueron detenidos unos seis mil simpatizantes de Allende, entre ellos, Ví­ctor Jara… Un comandante lo agarró a culatazos y en el suelo a patadas y luego le pegó un tiro… Y su cadáver desaparecido hasta que los simpatizantes lo ubicaron y avisaron a su esposa para que le entregaran el cadáver…

ASTILLEROS: Pinochet fue en Chile lo que Victoriano Huerta en México y lo que también Luis Echeverrí­a ílvarez en el movimiento estudiantil del 68 con la masacre en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco… Ví­ctor Jara era guitarrista, compositor y cantante y profesor en la universidad pública… Y cuando el golpe militar contra Allende, los soldados cercaron la escuela y se llevaron a cientos de chicos y profesores asegurando que era un foco de contaminación insurgente…

ESCOLLERAS: Una de sus canciones tiene la siguiente estrofa… “Sales a la calle y la pobreza te golpea y el tiradero de cadáveres”… Otra, a su esposa, dice… “Quiero ser mejor persona porque te amo”… Otra: “No se puede vivir como si nada pasara”… Otra más: “Todos tenemos derecho a vivir en paz”… Otra: “Tengo amargura por la no justicia”… Era el tiempo cuando el discurso socialista de Allende se reducí­a a la frase siguiente: “Vamos a acabar con la pobreza”… Y a otra frase, filosofí­a de vida, brújula que conduce en el largo y extenso túnel de la vida: “Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”…

PLAZOLETA: Durante unos cuarenta años, la esposa de Ví­ctor Jara removió los escombros polí­ticos y sociales para ubicar y detener a los asesinos de su esposo, todos militares, entre jefes y soldados… Ella decí­a: “Tomo el lugar de Ví­ctor en la lucha por la justicia y por delante sólo me queda denunciar y denunciar y denunciar y denunciar”… Era una anciana digna y libre cuando hacia el final de su vida unos ocho soldados fueron juzgados en Chile, en tanto, el comandante en jefe de aquel asesinato estaba exiliado en Estados Unidos y aun cuando fue condenado a una indemnización millonaria en dólares nunca pisó la cárcel ni menos fue extraditado… Aquel comandante lo dijo así­: “Antes que la extradición me suicido”…

PALMERAS: 4 décadas pasó la esposa buscando justicia y nunca, jamás, cedió ni se doblegó ni arrodilló, con todo y que las puertas de la justicia estaban cerradas porque eran muchos, demasiados los intereses polí­ticos y militares de por medio… Por eso, buscó la alianza de los activistas de Chile y de América Latina y del mundo… Incluso, académicos de EU fueron altamente solidarios… Sus canciones eran más peligrosas que una Magnum y una ametralladora…