Más crímenes impunes
La vida es así:
Era un campesino de Papantla que vendía hojas de maíz. Y era la medianoche del domingo 21 de junio. Y era el poblado La Concha.
Luis Gerardo Isleño Moctezuma, de 24 años de edad, estaba en su casita en la calle Constitución. Entonces, llegaron unos desconocidos. Dos, al parecer. Y le dispararon a quemarropa. Alevosía, ventaja y premeditación.
Luis Velázquez
Y huyeron.
La esposa, Karla N, de 30 años, solo recuerda que escuchó las detonaciones y encontró a su esposo tendido boca arriba. Sin vida.
Los homicidas huyeron en un automóvil blanco. Se perdieron en la noche, con todo y que, dice el refrán, “la noche tiene más ojos que el día”.
Maura Fernández tenía 43 años. Era burócrata en el Ayuntamiento de Huayacocotla. Estaba a cargo de la cocina de la policía municipal.
El domingo acompañó a su esposo a comprar cerveza en una tienda. En el camino se toparon con tres sujetos y quienes echaron pleito al marido.
En los dimes y diretes, un tipo sacó la pistola y disparó a ella. Muerte instantánea. Los tres huyeron.
Un feminicidio más se registraba en Veracruz. En domingo. Casi para cerrar el mes.
La vida diaria y nocturna en la entidad jarocha. El crimen de un indígena de Papantla y de una mujer de Huayacocotla, una y otra regiones serranas.
“Veinte y las malas” que el par de asesinatos quedarán en la impunidad. Un pobre vendedor de hojitas de maíz y la cocinera de unos policías… qué cuánto podría ganar.
¿Andaban en malos pasos? ¿Tenían amistades peligrosas? ¿Problemas personales? ¿Conflictos pasionales?
¿Se negaron a unirse a los malandros? ¿Se opuso el campesino de las hojitas de maíz el pago de una extorsión? ¿Eran halcones?
¿Estuvieron en el lugar equivocado? ¿Los malandros cumplieron órdenes superiores? ¿Les alcanzó el oleaje de inseguridad e impunidad, digamos, para recrudecer el terrorismo?
Con todo, primero, toda vida humana es invaluable.
Y segundo, el riesgo y el peligro de vivir en Veracruz.
DISPUTA POR LA JUGOSA PLAZA VERACRUZ
Todos los días y noches así son. Quizá ser homicida, asesino, sicario, es el oficio más antiguo del mundo, antes, mucho antes, digamos, que la prostitución.
Antes, carteles en Veracruz. Ahora, más cartelitos. Más bandidos. Más ladrones y rateros.
El oleaje de inseguridad entró por el norte del estado, procedente de Tamaulipas. Fue debut frenético. Los malosos, por ejemplo, emboscaron un autobús de pasajeros en la ruta de Tantoyuca a Pánuco y mataron a varias personas. Entre ellas, un bebé. Fue el primer atentado de los capos a un autobús en el país.
Días después, tiradero de cadáveres en el puente que une a Veracruz y Tamaulipas.
Y desde allá caminó hacia el interior de la tierra jarocha y poco a poco fue ganando terreno. Ahora, en la versión oficial, aquí están “casi todos los carteles del país” como afirmaba Renato Sales, Comisionado Nacional de Seguridad en el Peñismo.
Y en la disputa por la jugosa plaza, el ajuste de cuentas ha derivado al crimen de civiles. Mujeres, Niños. Ancianos. Políticos. Líderes sindicales. Activistas. Taxistas. Reporteros, incluso. Pistoleros, claro.
El fin de semana anterior, cuatro fuegos cruzados entre policías y malandros.
Ahora sí como dijo Manuel Acuña, “ya no sabemos dónde se alza el porvenir”… si el porvenir existiera.
Inverosímil soñar, por ejemplo, que el paraíso socialista preconizado por MORENA aterrice algún día antes del año 2024, cuando la elección del nuevo gobernador.
Inimaginable que “antes de que el gallito cante 3 veces”, volvamos a sentirnos tranquilos y seguros, digamos, como cuando Alejandro de Humboldt, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Rubén Darío llegaran a Veracruz y quedaran alucinados con el paraíso terrenal y la tierra prometida.
La nostalgia, pues, ya que “no tan solo de pan vive el hombre”…
VIVIR CON EL CORAZÓN APACHURRADO
La historia pública es así:
Fatídico el sexenio de Agustín Acosta Lagunes con “La Sonora Matancera”.
El capitán militar, Fernando Gutiérrez Barrios, experto en la llamada “Guerra sucia”, que fue de Gustavo Díaz Ordaz a Luis Echeverría, pacificó Veracruz en cuarenta días y cuarenta noches, de hecho y derecho los días que duró el diluvio universal.
Dante Delgado también apretó tuercas y terminó de limpiar la entidad de los malandros de la época.
Pero con Patricio Chirinos Calero empezó de nuevo el desorden y siguió con Miguel Alemán Velasco, Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte, Miguel íngel Yunes Linares y ahora.
6 gobernadores después, bamba violenta, el infierno, un infierno llamado Veracruz.
Y así como están las cosas en que la población civil es asesinada (mujeres, niños y ancianas que viven solas, por ejemplo), ninguna razón existe de peso y con peso para acariciar la posibilidad de la esperanza.
De hecho y derecho, se vive todos los días con el corazón apachurrado, temerosos de un asalto, un secuestro, una desaparición, una bala perdida, un fuego cruzado, y en el peor de los casos, terminar colgados de un puente, como el último, en un distribuidor vial de Coatzacoalcos.
Sólo queda rezar exclamó un día el arzobispo Hipólito Reyes Larios.
Sólo queda cuidarnos entre nosotros dijo semanas anteriores el presidente municipal de Xalapa.
El alcalde de Soconusco, de plano, levantó una estatua de Cristo Redentor de 9 toneladas de peso y más de 8 metros de altura para cuidar a la población, primero, de la violencia, y luego del coronavirus.
Hemos de rezar también para que al titular de la SSP, Hugo Gutiérrez, lo cuiden sus apóstoles, pues sería terrible que un día fuera embestido por un peligroso ataque de caspa…
Y muchas, muchísimas bendiciones para la presidenta municipal de Ixhuatlán del Café, Viridiana Bretón, porque ya van dos hombres que la quieren matar como ella misma reveló en su facebook y está viva.