Logro del I.P.A.X.
•Cumbres de Acultzingo
•Duelo con sicarios
ESCALERAS: En las cumbres de Acultzingo, el 21 de junio la policía del IPAX alcanzó honores patrios. Patrullaba y de pronto, descubrió que el semáforo, las agujas y las vías del tren estaban vandalizadas. Y se detuvieron para checar.
Entonces, cuando apenas, apenitas se bajaban de la patrulla fueron rafagueados por los malandros.
Fuego enemigo. Carteles y/o cartelitos contra la Policía Auxiliar y Bancaria.
Luis Velázquez
Uno, evitaron el sabotaje. Dos, hicieron huir a los sicarios. Tres, ningún detenido, ningún herido, ningún muerto, pero garantizaron la seguridad en el patrimonio nacional.
PASAMANOS: Después, “rápidos y furiosos”, llegaron los policías municipales y estatales y la Fuerza Civil y la Guardia Nacional.
Pero el IPAX se cubrió de esplendor. Ganaron una batalla para el Estado de Derecho.
Estuvieron en el momento preciso, concreto, específico y macizo.
Y sin doblarse ni arrodillarse ni hacerse tontos, menos huir, duelo a muerte.
Merecen, más que el reconocimiento, un aumento salarial, digamos. Quizá mejor armamento. Medidas de protección.
CORREDORES: Tuvieron suerte y salvaron la vida. Y al mismo tiempo, significó un aliento social en medio del tiradero de cadáveres y el destripadero de comercios y negocios y hasta changarros en la vía pública.
Por lo general, los malos asaltan, roban, atracan, hieren, secuestran, desaparecen y matan, y nada pasa.
La inseguridad, la zozobra, la incertidumbre, el miedo a vivir y la impunidad brillando en todo su resplandor.
Las cumbres de Acultzingo, terreno fértil para el asalto y la muerte. En ninguna otra carretera federal del país como en la región. Decenas, cientos, miles de trailers, carros de carga, asaltados y conductores asesinados.
BALCONES: Los transportistas, por ejemplo, han levantado la mano solicitando apoyo estatal y federal para garantizar sus movimientos de carga.
En el lado oficial les han ofrecido garantías…pero de palabra.
Es una zona caliente donde la vigilancia ha de ser día y noche. Incluso, ordenar que ya nadie circule en las noches, como por ejemplo, la familia tiroteada en un camino de Pánuco la semana anterior, donde una niña de 8 años quedó herida, además, de los otros tripulantes, entre ellos, sus padres y par de amigos.
De tanta inseguridad, los caminos de Veracruz intransitables en las noches.
También en el día. Pero en las noches son cien por ciento inseguras. La muerte sigue ganando batallas.
PASILLOS: Peligroso el sur de Veracruz. Y el norte. Pero más, mucho más, el centro. Desde Omealca para adelante, la delincuencia organizada y común tiene permiso.
Y, bueno, si para la estadística está documentado que las cumbres de Acultzingo son tierra para los carteles y cartelitos, muchas dudas asaltan preguntándose las razones por las cuales la región está sin blindarse.
Se han dado ocasiones en cuando transportes de empresas gaseras han sido secuestrados y desaparecidos con todo y chofer.
VENTANAS: Hay un cóctel explosivo en Veracruz. Uno, la violencia. Y dos, el coronavirus. Entre ambos, llenando de más cruces los cementerios y de más hogares enlutados y niños huérfanos y parejas viudas.
Pero también, y con la recesión (negocios quebrados y cerrados, más desempleo y subempleo, la profecía de los expertos que luego del COVID habrá doce millones y medio más de desempleados) descarrilando la economía.
La vida, prendida con alfileres y a la orilla del precipicio.
Por el oleaje de inseguridad en Veracruz, el senador Ricardo Monreal leyó en su bolita de cristal que la elección de presidentes municipales y diputados locales y federales a mediados del año entrante está en peligro. Hay un mal gobierno dijo al reportero Carlos Loret de Mola.