Indignación crónica
•Un pie fuera de MORENA
•Porfirio Muñoz Ledo
ESCALERAS: Al paso que va y sin consultar la bolita de cristal, Porfirio Muñoz Ledo estará con un pie en MORENA y otro fuera.
Diputado federal por enésima ocasión, ex de todo menos de presidente de la república, ex secretario de Estado en par de ocasiones y ex embajador, ex líder nacional de dos partidos políticos, su último ramalazo fue unirse a los gobernadores críticos a AMLO (siete en total) planteando una reforma fiscal.
Luis Velázquez
Solo faltó respaldar al góber incómodo de Jalisco, Enrique Alfaro, para firmar la manifiesta declaratoria de guerra al presidente tabasqueño.
PASAMANOS: Iniciado a los 17 años como burócrata federal, Muñoz Ledo es ingobernable. El día cuando lo destituyeron como presidente de la Mesa Directiva en la Cámara Baja advirtió con claridad:
“Allá, abajo (en la curul), soy más peligroso”.
Desde entonces, más crítico que nunca. Ene número de ocasiones ha revirado a AMLO y a uno que otro secretario de Estado.
Lúcido, polémico, controvertido, se fue del PRI, donde de todo “y sin medida” y también del PRD. Su ADN es la irritación política y social crónica.
CORREDORES: A diferencia de AMLO con evidente distancia política que marcara de su padrino, Cuauhtémoc Cárdenas, Muñoz Ledo hizo mancuerna con él desde Miguel de la Madrid presidente, tiempo de la disputa con Carlos Salinas por la candidatura.
Y se fueron por la libre. Muñoz Ledo y Cuauhtémoc. El Uno y el Dos. Trato de iguales.
Más aún, respetuosos el uno del otro en la convivencia política atrás de la utopía.
Ahora, la izquierda de Muñoz Ledo parece distinta a la izquierda de López Obrador.
BALCONES: El diputado federal se mantiene en sus ideales, principios, valores y filosofía política y social.
Académico, inteligencia incandescente y cultivada, falta poco para que la reata se rompa. Entonces, quizá, digamos, seguiría los pasos de Manuel Bartlett Díaz, director de la Comisión Federal de Electricidad, y se afiliaría al PT.
Quizá al Movimiento Ciudadano, de Dante Delgado Rannauro, y con quien cultiva buena relación.
En todo caso, igual que Suetonio, renunciado al reino de la emperatriz, mejor dedicarse a escribir, no sus memorias porque ya las dictó en libro/ladrillo, sino la biografía de las grandes figuras con las que ha convivido.
PASILLOS: AMLO es terco y obstinado, como él mismo lo ha aceptado. Y Muñoz Ledo es un político demasiado independiente que en todo caso, entiende la institucionalidad como la amistad, camino para hablarse con integridad y franqueza.
Y ni modo que ahora cuando tanto ha vivido, quizá uno de los políticos más completos, se arrodille y doblegue.
Se mantendrá en su postura. Y ya sabrá el presidente de la república si apuesta a la cordura y la prudencia y dialogan y se entienden, o por el contrario, lo deja ir.
VENTANAS: ¡Lástima que políticos tan valiosos (cada quien en lo suyo) anden ahora por caminos encontrados!
Quizá el objetivo social es el mismo como es la dignidad humana para todos. Empleos seguros, estables y pagados con justicia laboral. Salud. Derecho a la calidad educativa. Y a la seguridad y la procuración de justicia.
Pero la estrategia, todo indica, va por otro lado.
Y como el presidente de la república, dueño del aparato gubernamental, está obligado a la concordia, entonces, desde ahí necesita extenderse la mano.
Por lo pronto, los chairos y los llamados Siervos de la Nación y Soldados de la Patria continuarán el rafagueo en contra.
La disidencia, el derecho divino a pensar con libertad, está prohibido.