Se quedó usted con la Fiscalí­a General… ¡Y por 9 años! Entronizó a su barbie, su antigua directora jurí­dica en la SEGOB jarocha.
Y si en la infancia y la adolescencia le hicieron bullying, y todaví­a ahora le duele el apodo endilgado, ahora, tiene a Veracruz en sus manos, en el puño, en el músculo, más, mucho más que el góber jarocho de Amlove.
La historia de Manuel Carbonell de la Hoz, subsecretario de Gobierno con Rafael Murillo Vidal, se reproduce con usted.
Nadie tan poderoso en la vida polí­tica de Veracruz.
Trae usted a la Fiscal General.
Pero ya traí­a a la directora del DIF, la Contralora, la titular del ORFIS, la magistrada presidente del Tribunal Superior de Justicia, el director de TV Más, el delegado federal de la Fiscalí­a General de la República, parte de los diputados locales, parte de los presidentes municipales, parte de los medios, sin duda al titular de la Junta de Coordinación Polí­tica de la LXV Legislatura, el JJ, y ahora, a la Fiscalí­a.
Claro, y para evitar que los celos se multiplicaran en el góber, le dejó usted la Fiscalí­a Anticorrupción y que fuera para su Jefa de la Unidad de Género.
Es usted, con todo respeto para el lector, un chingón.
Casi casi, mejor dicho, el vicegobernador.
Y, bueno, al paso que vamos, y luego de que usted se adueñara con inteligencia y talento de las neuronas, el corazón y el hí­gado del góber, entonces, ya de una vez piense en la posibilidad de sentarse ya, ya, ya, en la oficina principal del palacio.
Ningún caso tiene andar con simulaciones.
Bien dice el notario público, Gustavo Arróniz Zamudio, apodado "El toma-todo":
"Los cuenqueños se le escaparon al diablo".
Usted, originario de Otatitlán con su Cristo Negro, también se le escapó a Luzbel y en la cancha pública hizo trizas del xalapeño gobernador.

EL FLORERO DEL PALACIO

¡Honor y gloria a usted!
Es usted el jefe máximo. El tlatoani. El gurú. El chamán. El Ordorico Cienfuegos. El mandamás.
Si Patricio Chirinos Calero tuvo su telúrico Miguel íngel Yunes Linares...
Fernando Gutiérrez Barrios su hiperactivo Dante Delgado Rannauro...
Agustí­n Acosta Lagunes su relampagueante Ignacio Morales Lechuga...
Y Rafael Murillo Vidal, su frí­o y calculador Manuel Carbonell de la Hoz...
Entonces, en tan poco tiempo, un año y medio, usted rebasó a todos.
Telúrico, hiperactivo, relampagueante, frí­o y calculador.
Nunca en mi vida reporteril he conocido a un Superman de la polí­tica.
Caballo desbocado usted por la pasión polí­tica, el góber jarocho de Amlove reducido a un florero.
¡Mi héroe!
Nadezdha Vergel.