Mujeres desobedientes
•Resistencia pacífica
•Políticos deshonestos
ESCALERAS: Veracruz necesita cada vez más mujeres desobedientes.
Como las esposas de los trabajadores textiles de Río Blanco en 1907 defendiendo sus legítimos derechos obreros ante los soldados de Porfirio Díaz.
Luis Velázquez
Como las esposas de los 9 jarochos asesinados “en caliente” cuando se inconformaran con la reelección de Porfirio Díaz.
Como las mujeres defendiendo sus derechos inquilinarios al lado de Herón Proal en 1930 en la ciudad de Veracruz.
Como las madres de familias integradas en los veinte colectivos buscando a los hijos desaparecidos.
Como “Las Brujas del Mar” convocando a “Un día sin mujeres”.
PASAMANOS: Se necesitan mujeres desobedientes para purificar la vida pública, más allá de los reality-show tipo Julen Rementería y Zenyazen Escobar y Magdaleno Rosales Torales y Cuitláhuac García Jiménez y Éric Cisneros Burgos y el vocero del arzobispado, José Manuel Suazo y de Roberto Ramos Alor y las asociaciones de médicos y enfermeras.
Se necesitan mujeres desobedientes y bragadas para lanzarse a una resistencia pacífica singular, sin treguas ni concesiones, hasta lograr un cambio en la vida, digamos en política económica, y que tiene a 6 de los 8 millones de habitantes de Veracruz en la miseria y la pobreza, sobre todo, en la miseria, donde suele perderse la dignidad humana para llevar el itacate a casa.
CORREDORES: Se necesitan mujeres contestatarías y activistas para reproducir el modelo educativo de la mamá de Gabriel García Márquez, que enseñó a leer y escribir a sus nueve hijos, antes, mucho antes de entrar a la escuela primaria.
Y como la mamá de Carlos Monsiváis Aceves quien a los diez años de edad había leído la biblia completita gracias a ella.
BALCONES: Se necesitan mujeres bragadas para seguir luchando por enaltecer y dignificar la vida de los suyos, pero también para exigir la observancia de los derechos sociales para todos, bajo el vaso comunicante universal de que “todos tenemos derecho a tener derecho”.
Los derechos sociales son, entre otros, el legítimo derecho a un empleo digno, cubierto con justicia laboral, con las prestaciones de ley, y seguro, porque en esa medida la vida será más digna para los hijos.
Todos los niños tienen el legítimo derecho a recibir educación de calidad para que en la vida sean mejores y vivan con dignidad, simple y llanamente, con dignidad.
PASILLOS: En términos generales, los políticos hombres corrompieron la vida pública, el arte de gobernar, el ejercicio del poder y que desembocara en un Veracruz y un país con una terrible y espantosa desigualdad económica, social, educativa, médica, de seguridad y procuración de justicia.
Y ante la mayúscula derrota de los hombres, los hombres que todo lo toleraron soñando con formar parte de las élites, entonces, la única esperanza social por delante son las mujeres desobedientes, bragadas, luchonas, firmes, inalterables, honestas, honradas, íntegras.
VENTANAS: Mujeres desobedientes que luchen unidas, juntas, sin envidias ni celos ni recelos, sin intrigas ni difamaciones, como por lo general ha sucedido con los hombres, cada uno y cada parte en su individualidad, el eje del mal de primero yo y después yo y al último yo.
Mujeres desobedientes con gran sentido social sin el apego al dinero ni a los cargos públicos, sino solidarias con una población pobre y jodida, limitada en su desarrollo humano.
Más porque la primera víctima del sistema económico, social y político que vivimos y padecemos y que solo ha dado como resultado una población pobre y en la miseria son las mujeres, a las que cada elite en el poder ha negado sus legítimos derechos.