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Malecón del paseo
Sábado 11 abril, 2020

La reina y el mequetrefe

•Una mujer manipuladora
•Además, muy calculadora

EMBARCADERO: Cleopatra era una polí­tica muy hábil, tan manipuladora como bragada, tan obsesiva con acumular y más y más poder y adueñarse del tálamo, sin perder el objetivo... Tan ambiciosa y codiciosa como dispuesta a jugar “el todo por el todo”... Mejor dicho, todo o nada... Además, buena, extraordinaria sicóloga que solí­a radiografiar a los hombres y una vez detectada sus debilidades por ahí­ escarbaba hasta lograr el propósito

Luis Velázquez

En todos los casos, el poder público…. Su vida retratada en el libro “Pasiones”, de la reportera y escritora, Rosa Montero…

ROMPEOLAS: Ella viví­a en Egipto, Alejandrí­a, la capital, “la ciudad más hermosa del mundo”… Y como en aquella civilización estaba permitido casarse entre hermanos, ella se casó con dos… Al primero, lo convenció de ir a la guerra y murió en el combate… Y al segundo, quien tení­a quince años, lo mató, solo, única y exclusivamente, para quedarse con el poder familiar… Era bella, muy bella… Pero más, mucho más inteligente y talentosa, culta, refinada, llena de gracia… Y sabí­a de polí­tica y de estrategia bélica en el campo de batalla… Y polí­glota… Femenina y sutil… Pero tan hábil que convencí­a a los hombres de que era una mujer débil y frágil… Canija…

ASTILLEROS: Por eso, cuando conoció a Marco Antonio, llamado a emperador de Roma, lo sedujo en un dos por tres… Marco Antonio, por ejemplo, era “un hombre guapo, fuerte y atlético… Petulante… Lleno de vana arrogancia y desequilibrada ambición”… Y tuvo muchos amantes de ambos sexos… Y aun cuando era cónsul y general exitoso en el campo de batalla, era un hombre débil… Y Cleopatra una mujer, mujer polí­tica, ultra contra súper ambiciosa, soñando con más y más poder…

ESCOLLERAS: Aquella unión, digamos, alianza matrimonial, sucedió cuando Marco Antonio tení­a 42 años y Cleopatra apenas 27… Pero ya habí­a tenido tres maridos, uno de ellos, Julio César, con quien se casara cuando él tení­a 56 años y ella veinte… Y por tanto, tení­a un doctorado intensivo en el arte del amor y del sexo y del deseo y de la pasión… Incluso, y como los pleitos conyugales, digamos, por el poder, se atravesaron, Marco Antonio la dejó por un tiempo y casó con la hermana de Octavio, y quien era más hermosa que Cleopatra… Pero le faltaba experiencia en el manejo sicológico y neurológico y pasional de los hombres… Y la reina de Egipto logró que Marco Antonio rompiera con ella y regresara a su alcoba… Y nunca más permitió que una mujer se acercara…

PLAZOLETA: La pasión llegó a tanto que, cuando, por ejemplo, luego de la batalla naval de Accio donde Marco Antonio luchó contra Octavio, corrió la versión de que Cleopatra habí­a muerto, intentó suicidarse “pero como era un cobarde lo hizo mal” y solo quedó mal herido… Luego Cleopatra lo rescató y murió en sus brazos para su inmensa felicidad…

PALMERAS: Hecha prisionera por Octavio, Cleopatra se suicidó tomando veneno de un áspid, una ví­bora tan venenosa como las más, pues el nuevo César querí­a exhibirla como un trofeo de guerra… La escritora Rosa Montero intitula el capí­tulo a ellos como “La reina y el mequetrefe”, porque no obstante ser emperador de Roma era manipulable… Y más, con la habilidad sexual de ella para adueñarse de sus neuronas, más que del corazón… Fue el mismo caso, por ejemplo, de Oscar Wilde y lord Alfred Douglas, un chico manipulador que satisfaciendo con sexo procaz al escritor lo terminó enloqueciendo…



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