Venustiano Carranza, Archivo Histórico, la Magisterial y la USBI… ¡Vaya desencanto, pues se trata de una de las grandes figuras literarias y magisterial del siglo pasado!…

ROMPEOLAS: En el cuarteto de bibliotecas hay unos cien mil libros… Incluso, en la librerí­a del Archivo Histórico hay un montón de libros incunables, digamos, viejos, demasiado viejos, que se están deshojando y desbaratando, pero leí­bles… Y aun cuando el archivo de cada libro está integrado y documentado, en ninguna los libros de Diódoro Cobo Peña, quien fue maestro en el Ilustre Instituto Veracruzano y de la facultad de Periodismo en la Universidad Veracruzana… Un académico entregado con devoción apostólica a impartir clases y escribir, aun cuando tení­a su consultorio como cardiólogo de niños…

ASTILLEROS: El antepenúltimo fin de semana, el tecleador anduvo en las bibliotecas…La Venustiano Carranza huele inmaculadamente a limpieza y orden, mientras la del Archivo Histórico también a limpia, pero más a humedad por los libros incunables y lo que de seguro constituye un riesgo para la salud de los burócratas… Y más, mucho más, si son asmáticos o padecen alergias y rinitis… En los tres casos, personal muy amable y generoso, dispuestitos al servicio público… Todos llegando puntuales, puntualitos, incluso, antes de las 9 de la mañana… Una extraordinaria mí­stica y devoción social…

ESCOLLERAS: En las bibliotecas rastrearon la pista de alguno de los libros de Diódoro Cobo… Una lástima su inexistencia porque, caray, si hasta una casa de cultura exprofeso hay para Salvador Dí­az Mirón resulta insólito que por ningún lado consideren y ponderen la obra literaria, por ejemplo, de los jarochos en el siglo XXI y XX y XIX y XVIII, y etcétera… Nadie dudarí­a que el director o regidor de Educación y Cultural del Ayuntamiento estarí­a ocupado en la tarea para incrementar el acervo municipal…

PLAZOLETA: El maestro Cobo fue académico en la Universidad Veracruzana… Y en la biblioteca de la USBI tampoco están sus libros… El profe era un hombre excepcional, fuera de serie… A, su inteligencia y talento… B, la disciplina para el estudio y la reflexión y para escribir… C, su paciencia insólita para cohabitar con los alumnos, pues, y por ejemplo, impartí­a su clase de una hora y siempre se quedaba otra media hora, o una hora completa, ya fuera en el salón de clases, si se podí­a, en otro salón desocupado, en la cafeterí­a de la escuela, platicando con los estudiantes sobre sus especialidades y que eran la filosofí­a, la pedagogí­a, la literatura, el cine y la medicina…

PALMERAS: Tení­a la formación griega y romana… Miles de libros en su consultorio y su casa, todos leí­dos… Y de igual manera que Sócrates y Séneca quienes predicaban en la plaza pública, el profe platicaba con los estudiantes… Su disciplina era más rí­gida que la de un militar… Todos los dí­as, y a la misma hora, sus hábitos y que oscilaban entre leer y reflexionar y escribir… Y desde luego, las clases… Los fines de semana se encerraba en su consultorio a escribir y escribir más, mucho más que en el transcurso de la semana…