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A Mil por Hora
01 marzo, 2020

El Pelón querí­a exterminar un pueblo

Pistolero temible del grupo Los Piñas, abatido por elementos policiacos en un enfrentamiento armado
•El Pelón tení­a una leyenda negra que forjó desapareciendo personas, ganaderos y saqueando ranchos
•Odiaba a los habitantes de un pequeño pueblo que no se dejaron someter
•Planeaba atacar comunidad indí­gena con una camioneta de 3 toneladas a la que le iba a poner artillerí­a y blindaje


Por IGNACIO CARVAJAL

"Ahora sí­ van a conocer lo que es el verdadero terror" fue el mensaje que llegó a habitantes de Benito Juárez, poblado de Santiago Xochiapan, de parte de Reinaldo Patiño López, alias "El Pelón" o "El Quemado".

  • El Pelón y su gente en Playa Vicente

Desde hace unos ocho meses los nativos de Benito Juárez (350 personas), la mayorí­a indí­genas que hablan zapoteco, tení­an la idea de que el demonio habí­a bajado a la Tierra y que habí­a agarrado forma humana, y que esa era la de Reinaldo Patiño López, un exjinete de jaripeos que llegó a ser uno de los blancos más buscados por las autoridades de Veracruz y Oaxaca.
Patiño López, según el último comunicado de la SSP, murió en un enfrentamiento con elementos de la Fuerza Civil, en el poblado de El Serrano, cerca de Isla, a unos 250 kilómetros del puerto de Veracruz.
El coraje que Reinaldo Patiño le tení­a al pueblo de Benito Juárez, no era para menos.
En toda la comarca en donde él mandaba, pasando Playa Vicente hasta Marí­a Lombardo, Benito Juárez era el único en donde habí­a resistencia y organización comunitaria contra sus huestes.
Ellos decidieron hacer público su alzamiento en armas contra la delincuencia en diciembre del 2019. Dieron nombres, fechas y lugares en donde los sicarios de Reinaldo Patiño habí­an cometido crí­menes.
Mujeres violadas, cadáveres desmembrados, ranchos saqueados, hatos ganaderos que se robaron, así­ como docenas de desaparecidos, eran solo algunos de los constantes delitos que los agraviados en Benito Juárez y los alrededores comenzaron a denunciar después de que la comunidad se sumó al esquema de autodefensas y guardias comunitarias.
Al correrse la noticia en medios de comunicación sobre la determinación de Benito Juárez, El Pelón de Abasolo del Valle les envió el mensaje claro y contundente de que tení­an los dí­as contados.
Ante esa amenaza, los indí­genas no pasaron una buena Navidad.
Incluso, el año nuevo resultó triste y desolado.
Más con las docenas de habitantes de ese pueblo, y de otros, que comenzaron a desplazarse y a abandonar sus viviendas ante el terror que les generó el mensaje de El Pelón.
En Benito Juárez cuentan que a principios del 2020, después de su pronunciamiento armado, la Policí­a Estatal y la Guardia Nacional reforzaron su presencia, y en uno de sus operativos, decomisaron una camioneta de 3 toneladas que El Pelón estaba blindando y modificando para volverla artillada, llenarla de sicarios, y marchar a Benito Juárez para lanzar un ataque mortal.
El odio que les tení­a no era para menos, en Benito Juárez le enseñaron el sabor de la derrota.

NOTA DE PERIÓDISTICA:
"Violento enfrentamiento: dos muertos
"Sáb, 07/20/2019 - 10:01
"TUXTEPEC, Oaxaca.- Un sangriento enfrentamiento armado ocurrió en un predio, en jurisdicción de la comunidad de Benito Juárez, perteneciente al municipio de Santiago Sochiapan (Veracruz).
"El saldo que reportaron las autoridades fue de dos muertos, dos lesionados y dos desaparecidos.
"Los pobladores del lugar reportaron que escucharon un sinfí­n de detonaciones de armas de fuego, por lo que se encerraron en sus domicilios, para no ser alcanzados por una bala perdida.
"De inmediato dieron parte a las corporaciones policiacas sobre estos sucesos.
"Se filtró que dos hombres, cuyos apelativos son Chema y Pastor, fueron los que perdieron la vida en el supuesto enfrentamiento. Ellos eran originarios y vecinos del municipio de Playa Vicente.
"Corre la versión de que al menos otros dos varones sufrieron lesiones por impactos de proyectiles de armas de fuego, pero no se revelaron sus identidades.
"Trascendió que los hermanos Pedro y Alejandro V. están en calidad de desaparecidos, después de este enfrentamiento.
"Personal de la Fiscalí­a habrí­an arribado al lugar para realizar las diligencias correspondientes, tomar conocimiento de los hechos y ordenar el levantamiento de los cadáveres.
"Los cuerpos sin vida serí­an trasladados al Servicio Médico Forense para las necropsias que ordena la ley".

BATALLA DE BENITO JUíREZ
Ocho horas antes de ese enfrentamiento reportado por medios de comunicación, Pedro Viveros Monje y Alejandro Viveros Castro, ganaderos de la región, habí­an sido privados de la libertad en Playa Vicente por un grupo de pistoleros. A la fecha se desconoce el paradero de ambos productores.
Los dos habí­an salido de Benito Juárez rumba Playa Vicente para una diligencia, y en el camino los interceptaron.
Los delincuentes que se los llevaron, obtuvieron información de relevancia, que en el rancho de la familia Viveros, en Benito Juárez, habí­a 600 novillos gordos listos para la venta. Un botí­n nada despreciable.
Sobre la madrugada, el grupo delictivo de El Pelón y unos 40 pistoleros, se desplazaron desde Playa a Benito Juárez para tratar de saquear el rancho de sus ví­ctimas, y dar muerte al último hombre miembro de la familia Viveros.
Antes de ir por los novillos, los pistoleros de El Pelón tomaron por asalto, con armas de grueso calibre, la propiedad donde dormí­a la familia del último hijo del Clan Viveros. Habí­a mujeres y niños, incluso un bebé de pocos meses de nacida descansaban.
Cuando llegaron disparando contra la propiedad en cuestión se les advirtió sobre la presencia de los niños y mujeres.
"A las mujeres las vamos a violar y a los niños los vamos a matar" respondieron los maleantes y siguieron disparando.
De adentro de la propiedad que se alza antes del paso al rancho donde estaban los novillos, y donde dormí­a la familia, respondieron las agresiones, era un solo hombre. Al que buscaban para matarlo y acabar con esa familia.
Tiro a tiro, durante unos 30 minutos, el hombre hizo resistencia a los criminales, al poco tiempo sonaron las campanas del pueblo, y otros vecinos, armados de rifles y pistolas, llegaron por todos los flancos, pues contaban con la ventaja de conocer su territorio, y desde un cerro, hicieron frente a la célula criminal.
En medio de la noche, ningún poblador de Benito Juárez tuvo bajas; de lado de los facinerosos, sí­. No se sabe cuántas. Pero en el pueblo se comenta que los maleantes recogieron los cadáveres y a sus heridos.
Al son de la derrota, al grupo de El Pelón de Abasolo del Valle no le quedó de otra más que la retirada en medio de los gritos triunfales de los indí­genas de Benito Juárez que resistieron en su posición.
En esa batalla donde ellos entendieron que debí­an defenderse de los criminales que los acechaban desde el municipio vecino de Playa Vicente, a unos 50 kilómetros rumbo a Tuxtepec.

HIEREN AL PELÓN
La misión parecí­a fácil. Entrar a matar a un hombre desarmado en medio de la noche. Sorprenderlo cuando estaba en la cama y regresar a la guarida. Llevaban las de ganar. ¿Quién en su sano juicio enfrentarí­a a unos 30 pistoleros que viajaban en un convoy equipado hasta con lanza granadas?
Pero las expectativas de los pistoleros que ese 24 de agosto de 2019 llegaron a asesinar al abogado José Luis Gómez Nájera, en Villa Juanita (municipio de San Juan Evangelista), cambiaron completamente cuando se toparon con un pequeño grupo de elementos de la municipal cuando se retiraban de la escena donde quedó el cadáver del licenciado, en medio de la sangre y docenas de casquillos percutidos.
Confundidos porque no encontraban la salida a Playa Vicente, los pistoleros de El Pelón de Abasolo se toparon dos patrullas de la municipal y se armó la balacera.
Los sicarios, contaron testigos de los hechos, lanzaron todo su poder de fuego en cuestión de segundos. Todo el pueblo se estremeció ante el combate nocturno.
Parecí­a que iban a despedazar a los oficiales que buscaban refugio en las esquinas y en sus patrullas, estoicos, esperando el momento adecuado para el contrataque.
Los elementos de la municipal eran hechura del finado Mariano Rodrí­guez Pérez, jefe de la policí­a en San Juan Evangelista, ex elemento de la Marina en retiro. Antes de ser asesinado por la espalda en Acayucan dedicó gran parte de su tiempo a seleccionar a su personal. La mayorí­a de los reclutados fueron ex elementos de las fuerzas armadas. Contaban con entrenamiento y todos habí­an estado en balaceras contra criminales en el norte del paí­s.
El pelón y sus secuaces, que llegaron esa noche a dar de baja al abogado, no sabí­an que se enfrentaban a elementos altamente capacitados en condiciones de combate.
Cuando el parque de los criminales se redujo, y cuando el encargado del lanza granadas no lo pudo accionar, los militares en retiro con uniformes de municipales los avasallaron.
En algunos videos que circularon en redes sociales sobre esa noche, se oye el intercambio de disparos con cadencia moderada desde la trinchera de los gení­zaros que, envalentonados, notando que los malos comenzaban a escapar, incluso dejando abandonadas las armas y las camionetas en las que habí­an llegado a sembrar terror al poblado de ganaderos y comerciantes de queso.
"Hora sí­, ·%&·%&, vengan, éntrenle", se oye gritar a los policí­as celebrando el escape de El Pelón y sus huestes. Esa noche no solo derrotaron a El Pelón, también resultó herido. La camioneta que usaba habitualmente, y que se aprecia en varias fotos que ellos mismos pusieron en circulación en redes sociales cuando tení­an todo el poder, resultó decomisada ese dí­a. Reportes extraoficiales indican que alias El Pelón la abandonó llena de sangre. Es la misma unidad que se aprecia en algunas fotos de él rodeado de sus pistoleros.

DEL JARIPEO A LAS FOSAS CLANDESTINAS
Reinaldo Patiño López es hijo de Reinaldo Patiño Pérez y Belén López, un matrimonio ampliamente conocido en Abasolo del Valle. Nació y se crió en ese pueblito, la tercera localidad más importante en Playa Vicente, con unos 3 mil 500 hab.
Murió en el rancho "El Serrano", muy cerca de su zona de confort, sobre uno de los caminos de terracerí­a que tanto recorrió como chamaco cuidando el ganado de su familia y el de los adinerados de la región.
Quienes lo conocieron lo describen como un tipo de pocas palabras. Serio, meditabundo, que siempre estaba dispuesto a actuar.
Hijo de una familia de escasos recursos, no tuvo oportunidades de salir adelante. Los que lo vieron cuentan que siempre prohijó tendencias a ganarse el dinero fácil.
Sin embargo también cuentan de él que era jinete de toros en jaripeo, uno de los mejores de la comarca. Los videos con sus hazañas abundan en la red social Youtube.
En uno de ellos se le mira intentar domar a una bestia cebú llamada El Candidato, pero El Pelón cae y se rompe una pierna.
Sus biógrafos cuentan que en ese momento el mundo se le vino abajo, pues ya no podí­a ganarse la vida de esa manera.
Hasta antes de ser criminal, además de organizar jaripeos y montadas de toros, patrocinaba peleas de gallos, carreras de caballo, y estaba pendiente de cuanta fiesta de pueblo hubiera para llevarles diversión con la monta de toros.
Lesionado tras haber caí­do del toro, rengueando cuando pegaba el frí­o, tomó el camino del ducto de la refinerí­a de Minatitlán y se metió de huachicolero, eso mismo lo llevó a acercarse a los grupos de la delincuencia que reconocieron el lado despiadado que llevaba dentro y le entregaron todo el poder para controlar Playa Vicente con un grupo de pistoleros, a los que trataba como sus demonios.
A finales del 2017 comienza a crecer su leyenda negra, contada especialmente por ví­ctimas de sus atrocidades, sobre todo los ganaderos.
En las uniones ganaderas de esa zona contaba con informantes quienes le daban los datos de los ganaderos y compradores de animales que hací­an negocios grandes con la venta de semovientes. Su ambición se atizaba más si el trato era de uno, dos o más camiones de animales.
Esos informantes le dieron el dato de la venta que tení­a pactada Raúl Ramí­rez Vallejo, de 52 años, con Eneas Pérez Castillo.
Una vez que Raúl Ramí­rez Vallejo pesó los animales y recibió el pago fue interceptado por pistoleros en la gasolinera ubicada en la desviación a Tuxtepec, cuando se dirigí­a a entregarlos. El comprador de ganado, así­ como su hijo Vicente Ramí­rez Rojas, de 19 años, y un trabajador, Obet Téllez López, fueron sustraí­dos. Les taparon los ojos con capuchas y se los llevaron con rumbo desconocido. Por estos hechos sus seres queridos levantaron denuncia a mediados del 2019.
Además del dinero y los animales, la banda de El Pelón se robó el camión donde transportaban los novillos y una camioneta de redilas nueva.
Otro de los crí­menes que se atribuye a El Pelón de Abasolo es la masacre de la familia del también criador y vendedor de ganado, Misael López Pérez, de 53 años, ocurrida en Abasolo del Valle, el 19 de febrero pasado, en pleno operativo para capturar al Pelón y a Los hermanos Jacinto y Alberto Rodrí­guez, alias Los Piñas.
Mientras dormí­an esa madrugada, Misael López, su esposa, y sus dos hijos recibieron una lluvia de balas lanzadas por los pistoleros de "El Pelón", presuntamente porque el jefe de la banda sospechaba que el comprador de animales lo estaba delatando con las autoridades.
Dos años atrás, cuando se iniciaba en el mundo del crimen, El Pelón habrí­a dado muerte a una persona muy allegada a Misael López y éste lo sabí­a.
Pero un detalle desató la furia de El Pelón contra Misael López, la captura, a manos de la Fuerza Civil, de Deysi Montes Lezama, esposa y madre de los hijos de Patiño López, apresada en uno de los ranchos donde presuntamente se escondí­a El Pelón.
Los habitantes de Abasolo del Valle vivieron aterrados los últimos dí­as de vida de El Pelón. Algunos, bajo anonimato, cuentan que pese a la presencia de la Guardia Nacional y la Fuerza Civil, de vez en cuando se las ingeniaba para salir de su guarida para visitar el pueblo y lanzar amenazas contra sus paisanos si se les ocurrí­a echarlo de cabeza con la policí­a.
Los últimos dí­as de su vida los pasó aislado y en la más profunda crisis de desconfianza, pues creí­a que cualquiera lo iba a traicionar para cobrarse alguna afrenta.
Son numerosos los vecinos de Abasolo del Valle y colindantes quienes tuvieron que desplazarse, dejar sus casas, ranchos y propiedades ante las amenazas del grupo que comandaba Reinaldo Patiño, que presuntamente estarí­a ligado a Raúl Estrada Alias Rucho.
Una de ellas, a la distancia, enví­a un mensaje de júbilo al haberse enterado del destino final de Patiño López.
"Muchos estamos muy contentos, pero faltan sus primos y su papá, esos también estaban metidos en la violencia e hicieron mucho mal al pueblo, si no caen esos nadie va regresar a Abasolo del Valle".
A saber:
Primitivo Patiño, Sebero Patiño, Gabriel Patiño, Lencho Patiño y el papá del difunto, Reinaldo Patiño.
Y otra preocupación: "El pelón tiene un hijo, ha de tener como 10 años, y a ese ya él lo habí­a en enseñado a manejar las armas, ya disparaba, él lo estaba entrenado, ese va crecer con las ideas del papá, lo bueno serí­a que el DIF se los quite o la Marina y que le den terapia a ese niño para que no sea malo".
"Ya mataron a la perra, pero quedan los perritos" (Pedro Páramo).


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