La expresó la presidente municipal de Mixtla de Altamirano, Margarita Montalvo Acahua, quien sustituyó a la alcaldesa titular cuando fue emboscada y asesinada una noche en un camino de la sierra de Zongolica, acompañada de su esposo y el chofer del Ayuntamiento.
La dijo en el Palacio Legislativo el viernes 28 de junio cuando llegó al Congreso para decir a los 50 diputados locales que la iniciativa del góber para desaparecer los poderes municipales está fuera de razones, porque si se basa en la ingobernabilidad que dice hay en el pueblo bastarí­a un viajecito de los llamados “Conscriptos de la patria” al pueblo para confirmar la otra realidad.
Lo dijo también cuando denunció que en Mixtla, el gobierno de MORENA los dejó sin policí­as y sí­ los regresó luego de que fueron acuartelados en Xalapa, pero los devolvieron sin armas.
También denunció que el pueblo está sin medicina y la gente se está muriendo.
Y para revelar el colmo, como es un Ayuntamiento sin gasolina para las tareas fundamentales.
Pero más allá de los graves pendientes sociales que se agravan en una Mixtla de Altamirano ubicado como uno de los municipios más pobres y en la miseria social, no de Veracruz, sino del paí­s, está la frase catatónica de la alcaldesa sobre el góber:
“Está encaprichado porque soy mujer”.
De ser así­, y en la mirada de la indí­gena, el retrato del machismo en toda su plenitud.

MACHISMO EN PALACIO

El machismo quizá porque el góber está apretando tuercas para desaparecer el Ayuntamiento con el hí­gado por delante, considerando que es el jefe del Poder Ejecutivo, el jefe de parte de los Poderes Legislativo y Judicial, el jefe de las finanzas públicas, el jefe de las corporaciones policiacas y los penales, el jefe de parte de MORENA, el dueño del dí­a y de la noche, además vitoreado por el presidente de la república.
Y en tanto, la alcaldesa gobierna uno de los 212 municipios de la entidad, pero más aún, uno de los más pobres, quizá el más jodido del paí­s.
Y, por añadidura, la lucha de un hombre, polí­tico, contra una mujer, polí­tica. Y, además, indí­gena.
Y todaví­a peor, con parte del aparato gubernamental en contra.
Y en contra de los indí­genas de la sierra de Zongolica, pues un agravio en contra de la presidenta municipal se vuelve generalizado, universal.
Machismo puro. Desde siempre, por ejemplo, los hombres indí­genas suelen caminar 3, 4, 5 pasos por delante de las mujeres. Los indí­genas aplican al máximo la tradición histórica de golpear a las mujeres. Las indí­genas están al servicio de los hombres. Los indí­genas pueden tener las mujeres que deseen si es que, digamos, les asiste capacidad económica.
En una familia, los hijos tienen el legí­timo derecho de estudiar por encima de las mujeres. Las mujeres fueron creadas para obedecer. Las mujeres en su histórica lucha por sus legí­timos derechos humanos y cí­vicos, educativos y de salud.
Desde ahí­, se entiende la frase del góber:
“Está encaprichado porque soy mujer”… en un Veracruz donde 6 de cada 10 habitantes son mujeres, y sin ir más lejos, hay una premisa fundamental, la siguiente: si AMLO ganó la presidencia de la república con treinta millones de votos, la mayor parte (incluso la que beneficiara al góber jarocho) fue de mujeres.

RESBALONES DE MORENA

El gobierno de Veracruz ha resbalado con varias cometidas.
Una. El fallido juicio polí­tico al Fiscal. “Somos, aseguró el diputado local de MORENA, José Magdaleno Rosales, el hazmerreí­r nacional”.
Dos. La promesa de que en 2 años pacificarí­a Veracruz y en los primeros 7 meses van mil 73 asesinatos, entre ellos, 131 mujeres y 43 niños criminalizados y lo que constituye un indicativo de la tendencia bianual.
Tres. Un mundo mejor, fallido por ahora, para empujar la calidad de la educación y de salud.
Cuatro. Cero obra pública en 7 meses y medio. Y por añadidura, la duda sobre el destino social del recurso público.
Cinco. La discordia con y ante los grupos polí­ticos tanto de MORENA como de otros partidos en vez de convocar con hechos y resultados la concordia en un Veracruz con 6 de los 8 millones de habitantes en la miseria y la pobreza.
Y seis, entre otras, la nueva guerra en contra de un municipio indí­gena, Mixtla de Altamirano.
En nombre de su pueblo y de su dignidad polí­tica y social, la alcaldesa de Mixtla “ha lanzado su espada en prenda”.
Si el gobierno de Veracruz creyó y pensó que la presidenta municipal se doblegarí­a así­ nomás se equivocó.
Claro, dueño del aparato oficial, puede seguir apretando tuercas. Por ejemplo, la Comisión de Vigilancia de la LXV Legislatura ya le dio un calambre con la Cuenta Pública. La secretarí­a de Seguridad Pública, el otro calambre, con la detención de los policí­as. Uno que otro diputado local de MORENA, con el rafagueo para evidenciar la gobernabilidad en el pueblo.
“El gobernador está encaprichado porque soy mujer”.
Tanto jolgorio como pavorreal para terminar así­. Un polí­tico mostrando el músculo y el puño con el hí­gado por delante en contra de una mujer. El fuerte contra el débil. El jefe máximo contra el subordinado. El patrón contra la indiada.