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Diario de un reportero
Sábado 06 julio, 2019

Tierra pródiga de periodistas

Muchos se fueron a las grandes ligas
•La comodidad de la aldea


DOMINGO
Historia del periodismo



Un académico de la Universidad Veracruzana escribe la historia del periodismo local. Parte de las siguientes premisas. Uno, el municipio que más ha producido periodistas. Dos, la demarcación que más reporteros han jugado o siguen jugando en las grandes ligas, digamos, la Ciudad de México. Y tres, los trabajadores de la información que han enaltecido en calidad el ejercicio reporteril.Se trata de una investigación, digamos, sin precedente. Se ignora su utilidad social. Pero, bueno, trabajo académico, algún sentido tendrá, pues, y por ejemplo, de un plumazo, Salvador Díaz Mirón (Veracruz), Manuel Maples Arce (Papantla), Jorge Cuesta (Córdoba) y Sergio Pitol (que en Xalapa deseó nacer), igual que Agustín Lara (Tlacotalpan) y Toña la negra (Veracruz), se llevarían de calle el mundo reporteril en calidad prosística y artística y con trascendencia mundial.

Luis Velázquez

Cada reportero, cada historiador, cada ciudadano, tiene su visión. Y lo que para unos es bueno, para otros puede ser un absurdo. Pero por encima de todos, hay reporteros cuyo trabajo profesional por sí­ solo inspira respeto, muchas veces, admiración, además, claro, de la autoridad moral, tan indispensable.

LUNES
Un periodista en cada hijo te dio…

En una primera mirada, el municipio de Tierra Blanca es tierra de reporteros. Ahí­, parecen germinar como en el himno nacional. Un periodista en cada hijo te dio.
Por ejemplo, la galerí­a está integrada, entre otros, por Manuel Mejido y Luis Gutiérrez, los dos que partieron del pueblo al Distrito Federal para contender en las grandes ligas y foguearse con los mejores entre los mejores.
Mejido, por ejemplo, trabajó en el Excélsior de don Julio Scherer Garcí­a, ha publicado unos 15 libros y habla 5 idiomas.
Luis Gutiérrez empezó como reportero en el periódico “Unomásuno” y terminó como director general, de hecho y derecho, el dueño, en aquel tiempo de Carlos Salinas presidente y Fernando Gutiérrez Barrios secretario de Gobernación.
A su lado, su amigo, el reportero Bernardo González, quien de crí­tico de libros en “El Sol de México” pasó a gerente general del “Unomásuno”.
Hay, sin embargo, en Tierra Blanca, una gigantesca galerí­a reporteril, entre los vivos, Pompeyo Lobato, Carlos de Jesús Rodrí­guez y Teresa Arroyo (quien mudara en catedrática en la Facultad de Comunicación-U.V.), y entre los muertos, Rogelio Freyre.

MARTES
Los más connotados


Cada quien su mirada, pero el académico que escribe la historia reporteril de Veracruz, anota como las figuras más célebres a íngel Trinidad Ferreira, de Alvarado, y Francisco Cárdenas Cruz, de Coatzacoalcos.
Los dos reporteros de información general en Excélsior pasaron a columnistas polí­ticas en el tiempo de Julio Scherer. Su columna, Frentes Polí­ticos, y que escribí­an al alimón, era la biblia del periodismo polí­tico. Cada dí­a, estremecí­an a las elites polí­ticas del altiplano con sus exclusivas. Y además de la aguda y perspicaz información, la alta calidad literaria con que estaba redactada.
Durante un par de sexenios, parte de Gustavo Dí­az Ordaz y parte de Luis Echeverrí­a ílvarez, íngel T. Ferreira y Cárdenas Cruz, fueron lectura obligada de los polí­ticos de aquellos tiempos, pues estaban mucho mejor informados que la mayor parte de los funcionarios públicos y lí­deres partidistas de entonces.
Por ejemplo, Ferreira fue amigo de Mario Vargas Saldaña, ex presidente municipal de Veracruz, 4 veces diputado federal, y quien estuviera en la antesala de la candidatura a gobernador en el tiempo de Jesús Reyes Heroles como presidente del CEN del PRI.
Y todos los dí­as, tomaban café para intercambiar barajitas. Ferreira fue, por ejemplo, el reportero que publicara aquella noticia de 8 columnas en Excélsior con la siguiente frase catatónica:
“Yo como veracruzano no he votado por Carbonell”, y que originara la caí­da de Manuel Carbonell de la Hoz, candidato de Luis Echeverrí­a, a la silla embrujada del palacio de Xalapa.

MIÉRCOLES
Tuxpan, tierra pródiga


La Tuxpan de Reyes Heroles y de César “El tlacuache” Garizurieta, también produjo una generación reporteril sin precedente. Todos ellos, en el centro del paí­s, y en Excélsior.
Entre otros, Manuel Arvizu, Eduardo Deschamps Rosas y Miguel Melchor López Azuara, y quienes, incluso fueron compañeros en la trinchera reporteril de Julio Scherer.
Los tres, por ejemplo, también renunciaron a Excelsior al lado de Scherer cuando el famoso golpe de Estado de Luis Echeverrí­a en contra de aquel grupo “ferozmente crí­tico” que “eran hombres y parecí­an gigantes” como enalteciera don Daniel Cosí­o Villegas de los hombres de la Reforma.
Luego de Excélsior, el trí­o era, además, gran cronista. Arvizu caminó hacia el diseño, Deschamps se mantuvo en el periodismo literario y López Azuara se volvió funcionario público.
Igual que muchos otros, los tres están citados en el libro “Los periodistas” de Vicente Leñero.
En aquella generación incursionó el reportero originario de Alto Lucero de Paquita la del barrio, Gonzalo López Barradas, pero cuando Manuel Ramos Gurrión, entonces presidente del C.D.E. del P.R.I., le ofreció la presidencia municipal de su pueblo, dejó el periodismo para abrazar la polí­tica.

JUEVES
Un jarocho audaz y visionario


Del puerto de Veracruz partió al D.F. el gran cronista, Ricardo Rubí­n, por cierto, uno de los primeros egresados de la antigua facultad de Periodismo de la U.V.
Llegó a la metrópoli más habitada del mundo con la siguiente estrategia: entrevistó a 2, 3 figuras polí­ticas célebres de la época, como fueron José Vasconcelos y Jaime Torres Bodet.
Se presentó ante ellos al desnudo, diciéndoles que soñaba con trabajar en Excélsior y le dieran una entrevista como prueba.
Luego, las escribió y fue con el Jefe de Información de Excélsior y le dijo:
“Me llamo Ricardo Rubí­n. Soy de Veracruz y quiero ser reportero de Excélsior. Y le traigo dos entrevistas que hice para su consideración. Aquí­ se las dejo y le dejo mi teléfono”.
Una semana después, dos semanas, el jefe de Información le hablaba para incorporarse al barco.
Años después, Rubí­n renunció a Excélsior para regresar a la ciudad de Veracruz que extrañaba y se empleó en una farmacia.
Un dí­a, Manuel Mejido le cayó de sorpresa en la farmacia ubicada en la avenida Independencia. Le dijo:
“Vengo a conocer las razones por las cuales un reportero cambió a Excélsior por una botica”.

VIERNES
La comodidad de la aldea


Más reporteros de Veracruz han dado el gran brinco a la Ciudad de México. Entre otros, los siguientes:
Ricardo Ravelo (Carlos A. Carrillo), exreportero de Proceso y autor de diez libros, todos, sobre los carteles y cartelitos.
Rosa Elvira Vargas (Xalapa), quien como reportera de La Jornada, ha recorrido el mundo en tareas periodí­sticas.
Isabel Zamorano y Ada Hernández Delfí­n (Veracruz) y Ana Cristina Peláez (Córdoba) quienes pasaran por El Heraldo, Excélsior, El Sol de México, la revista Siempre y Televisa, incluso, en misiones en el mundo.
Emma Galván (Veracruz), quien se desempeñara como reportera radiofónica.
Othón Hernández (Veracruz), ya fallecido, quien de la Ciudad de México fuera reportero en Los Angeles, Estados Unidos.
Ellos dejaron la comodidad de la aldea para estar y ser en las ligas mayores, prueba de fuego, donde el talento, la inteligencia, la disciplina y la constancia, y la voluntad y las ganas, alcanzan dimensión estelar.
Desde luego, hay muchos grandes reporteros de norte a sur y de este a oeste de Veracruz. Pero todos decidimos quedarnos aquí­, en el rancho grande, y aun cuando la provincia es fascinante, se traga a los mejores talentos.


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