y la otra mitad se le fueron encima.
Y lo bombardearon porque a la luz del Estado de Derecho, el nombramiento se llama tráfico de influencias, conflicto de intereses, cuatismo y amiguismo.
Y es que de acuerdo con la teorí­a y la práctica, lo habrí­a designado por varias razones:
Una. Para quedar bien con el gobernador.
Dos. Porque el gobernador se lo insinuó.
Tres. De manera oficiosa.
Cuatro. Quizá es amigo de Canek o ya tan pronto se volvieron...
Entonces, el académico de la Universidad Veracruzana se justificó de la siguiente manera:
“A mí­ no me importa que sean hermanos o sobrinos del diablo”.
He ahí­, entonces, el estilo personal de ejercer el poder con toda la prudencia, la mesura y la cautela del mundo como lo consideraban Benito Juárez, Francisco Ignacio Madero y Lázaro Cárdenas, el trí­o de héroes de ya saben quién...
Además, si el alcalde dice que no le importan "que sean hermanos o sobrinos del diablo", significa que el académico de la UV cree en el diablo y en el infierno.
Infierno el que habrí­a vivido cuando leyó las redes sociales con el fuego avasallante en su contra...
Y, bueno, si el erudito decí­a que "Parí­s bien vale una misa", entonces, Canek vale por varias mesas concelebrada por sacerdotes en la Catedral...