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Miércoles 29 mayo, 2019

Retratos de la inseguridad

•Alevosí­a, ventaja y premeditación
•Un infierno llamado Veracruz

ESCALERAS: Unos sicarios llegaron al pueblo. Allá, en las famosas cumbres de Acultzingo. Y dispararon, así­ nomás, en contra de un grupo de personas, como si viviéramos, por ejemplo, en el tiempo de la guerra sucia (Gustavo Dí­az Ordaz y Luis Echeverrí­a ílvarez) y en donde una reunión de más de 5 personas era considerada un acto de disolución social y a la cárcel.

Luis Velázquez

Tres muertos. Entre ellos, un chico de 19 años. Yahir se llamaba. 22, 23 y 24 años tienen los 6 heridos. Los heridos, trasladados al Hospital Regional de Rí­o Blanco.
Luego, los malandros retuvieron a varias personas en el poblado de Tecamalucan.
Pero...
Pero los vecinos se indignaron.
Y encorajinados cerraron la carretera federal Orizaba-Tehuacán, a la altura de Tecamalucan y Aguaxinola.
Luego, prendieron fuegos a unas llantas para reforzar el bloqueo.
Muchas horas la carretera estuvo cerrada. De la tarde/noche del sábado hasta el domingo.

PASAMANOS: Para entonces, iban ya cien mujeres asesinadas en la era Cuitláhuac.
Entonces, al poblado de San Cristóbal, en el municipio de Huiloapan, también en el centro de Veracruz, llegaron unos pistoleros.
Era la madrugada del sábado. Una mujer, Natali, de 27 años de edad, empleada de una gasolinera, dormí­a en su casa.
En la calle Duraznal, sin número, entre lascalles Emiliano Zapata y Buenos Aires.
Los tipos llegaron en un automóvil y se estacionaron frente a su casa.
Y dispararon.
Con alevosí­a, ventaja y premeditación.
Furiosos y feroces.
La mujer murió.
Viví­a sola.

CORREDORES: Es el retrato de la inseguridad, la incertidumbre y la violencia en la era Cuitláhuac.
Doce muertos el mismo sábado en Veracruz, igual, igualito que otros muchos, muchí­simos dí­as.
Para entonces, la estadí­stica de la muerte era así­:
833 asesinatos.
101 mujeres asesinadas.
35 niños asesinados.
En la última gira de AMLO a Veracruz, cuando viajó a Tierra Blanca y comió mondongo en un restaurante con su gobernador a un lado, en el aeropuerto Heriberto Jara, los reporteros le preguntaron sobre el tsunami de inseguridad aquí­, en la tierra jarocha.
No contestó. Siguió caminando.
Igual, igualito que Carlos Salinas, uno de los polí­ticos que tanto odia, cuando dijera que a los perredistas que estaban asesinando... "ni los veí­a ni los oí­a".

BALCONES: En el primer semestre del sexenio de MORENA en Veracruz, la única cantaleta para desafanarse de la pesadilla de la inseguridad ha sido lapidar a Fiscal y quien su parte tiene de responsabilidad, aun cuando el primer filtro es la secretarí­a de Seguridad Pública, a quien Cuitláhuac, y por alguna razón poderosa, defiende como si fuera su hijo de diez años.
Nunca en los seis meses ha aceptado su fracaso en la polí­tica de seguridad, y por el contrario, sigue culpando a sus antecesores.
AMLO envió a la Guardia Nacional en el sur y el centro de Veracruz, pero, todo indica, los carteles son más poderosos y siguen dueños de la agenda pública.
La memoria del góber ha de ser muy flaca.
Ha olvidado, por ejemplo, que si Miguel íngel Yunes Linares perdió la gubernatura para su primogénito se debió, claro, al nepotismo, pero también a que nunca pudo en el combate a los carteles, a pesar de jurar y perjurar que en 6 meses pacificarí­a la tierra jarocha.
Javier Duarte fue derrotado por Yunes Linares en las urnas, la gubernatura en disputa para Héctor Yunes Landa, y se debió a la fama pública de la corrupción, pero también a la inseguridad.
Cuitláhuac enfrentará elecciones de presidentes municipales y diputados locales y federales en el año 2021 y si es cierto que la historia se repite como tragedia y comedia, entonces, ya se verá.
Pero con la incertidumbre y la zozobra multiplicándose, sin necesidad de una bolita de cristal o de una gitana de Rinconada leyendo las lí­neas de la mano, estarí­amos ante la derrota electoral mil veces anunciada.

PASILLOS: Los dí­as y noches son inverosí­miles, siniestros, avasallantes.
Por ejemplo:
Insólito que de pronto, ¡zas!, los malandros lleguen a Huiloapan y disparen como loquitos contra la casa de Natali, de 27 años, y la asesinen.
Igual de insólito que lleguen a Acultzingo y disparen y disparen hasta matar a 3 personas, herir a 6 más, y huir, como si nada.
Se trata de la peor saña y barbarie en la historia de un pueblo.
Los carteles, actuando así­ porque saben que nada pasa. Que nada ni nadie los detiene. Que asesinan y la secretarí­a de Seguridad Pública no puede. Y que la Fiscalí­a, pobrecita, incapaz para procurar justicia.

VENTANAS: Y más, cuando la elite eclesiástica de Veracruz marchan en las ciudades exigiendo un alto a la violencia y nadie la escucha.
Y cuando muchos pueblos se están haciendo justicia por mano propia y a la autoridad, pobrecita, rebasada.
Y cuando otros pueblos, como en Coatzacoalcos, se lanzan a una insurgencia cí­vica en las calles y avenidas con plantones frente a palacio y nada pasa.
Y cuando como en Soledad Atzompa y el Valle de Uxpanapa linchan a los malandros y los dí­as y las noches siguen como en el infierno.
Fue con Patricio Chirinos, Miguel Alemán, Fidel Herrera, Javier Duarte y Miguel íngel Yunes padre.
Y con Cuitláhuac ahora.
¡Vaya tragedia para Veracruz! ¡Huitzilopochtli se queda chiquito, es una caricatura!

PUERTAS: La promesa del gobernador, vendedor de esperanzas, de que en dos años pacificará Veracruz significa una ofensa, una groserí­a, una bofetada, un escarnio, "una tomadura de pelo".
Y el pobrecito estará seguro de que la población, las familias con desaparecidos, secuestrados y asesinados, creerán en su palabra.
Y "en su mundo color de rosa", el mismo mundo color de rosa inventado por Javier Duarte, por ejemplo, creerá que con los halagos de su gabinete legal y ampliado y sus barbies, resultan más que suficiente.
Cada vez, crece el desencanto social.
Muy pronto llegó la desesperanza.
Y más porque su frivolidad lo exhibe y empequeñece, feliz de que el presidente de la república lo vitoree, levante la mano y coman mondongo en platos soperos.

CERRADURAS: AMLO se ha pavoneado diciendo que también es jarocho.
Y, claro, hijo de padre nacido en Veracruz, la Constitución local lo enaltece.
Pero así­ como van y están los dí­as y las noches, el presidente pareciera vivir encerrado en su laberinto sobre Veracruz.
Muchos años Enrique Peña Nieto creyó o fingió creer en Javier Duarte y hasta lo puso como ejemplo de la nueva generación polí­tica, vaya coincidencia de AMLO con Cuitláhuac.
Duarte, ya se sabe, terminó condenado a 9 años de cárcel en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Además de descarrilar a su partido de donde fuera expulsado cuando el daño polí­tico electoral estaba causado.


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