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Viernes 24 mayo, 2019

Picaresca priista

•De Jorge Uscanga a Marlon
•Ahued volverí­a al tricolor

ESCALERAS: La antologí­a del poder priista es inverosí­mil. Más de 80 años ininterrumpidos en el poder lo describen. El anecdotario, por ejemplo, en Veracruz, lo relata. Y entre algunas epopeyas indicativas están las siguientes:
Jorge Uscanga Escobar fue presidente del CDE. Y Marlon Ramí­rez, el actual.

Luis Velázquez

Pero Uscanga es más alto en estatura que Marlon, y a quien Javier Duarte llamó “el enano del tapanco”, igual que cuando incluyó a Daniel Galindo en su lista sórdida y siniestra, acusados de causar la derrota de Anilú Ingram como candidata a diputada federal.

PASAMANOS: Jorge Uscanga es delgadito y Marlon gordito. Uscanga, más clarito que Marlon.
Uscanga fue todo, menos gobernador. Presidente del CDE, alcalde de Xalapa, diputado local y federal, subsecretario General de Gobierno y procurador de Justicia.
Marlon apenas, apenitas, regidor y dos veces subsecretario de Gobierno. Una, con Fidel Herrera, y la otra, con Javier Duarte.
Uscanga tuvo una organización polí­tica, digamos, de suerte efí­mera. Ahora, Marlon pretende formar una asociación para ayudar a los colonos y que bien pudiera llamar “Por el bien de todos, primero los pobres”.

CORREDORES: Hijo de la más arraigada cultura tricolor, Uscanga nunca se enfrentó a un gobernador. Al contrario, prefirió buscar otros espacios para ser y mantenerse.
Marlon, en cambio, apenas tomó posesión rafagueó a Cuitláhuac Garcí­a.
“Me quiere tumbar”, dijo, igual, igualito que cuando Miguel íngel Yunes Linares dijera que Javier Duarte lo buscaba descarrilar.
Uscanga, ex presidente del CDE del PRI, nunca fue gobernador.
En contraparte, Miguel íngel Yunes Linares, Fidel Herrera Beltrán y Dante Delgado Rannauro dirigieron el tricolor y llegaron al trono imperial y faraónico del palacio.
Tampoco, y por lo pronto, ha podido llegar Héctor Yunes Landa a la silla embrujada del palacio como ex dirigente priista.
Marlon, apenas, remonta. Pero antes que él, su hacedor, Jorge Alejandro Carvallo Delfí­n estarí­a ya, ya, ya… soñando con la candidatura priista en el año 2024.

BALCONES: Carvallo es más alto de estatura que Marlon, pero Marlon es más alto, parece, que Érick Lagos, considerado por tirios y troyanos como el enano siniestro del PRI.
Lagos y Carvallo tuvieron carrera meteórica en doce años con Fidel Herrera y Duarte. Incluso, se adueñaron de las neuronas del par de ex gobernadores. Otros, sin embargo, aseguran que se apropiaron hasta de su sexo, acercándoles, por ejemplo, mujeres bellas y jóvenes.
Pero ni así­ alcanzaron “la plenitud del pinche poder”. A lo más que llegaron fue a una secretarí­a del gabinete legal del duartazgo.

PASILLOS: El peor momento del tricolor es ahora. El año anterior, ya se sabe, perdió todo. Perdió la gubernatura… por segunda ocasión. Perdió las diputaciones locales y federales, y las senadurí­as, y si uno que otro priista llegaron a la curul (3 locales y 2 federales) se debió a que iban por dedazo en las pluris.
Un priista, sin embargo, salió más vivo que todos. Fue Ricardo Ahued Bardahuil.
Encumbrado en carrera meteórica como presidente municipal de Xalapa y diputado local y federal, quiso la senadurí­a. Es más, soñó con la candidatura a gobernador en el año 2016.
Pero como las puertas y ventanas de la casa priista de Duarte les fueron cerradas, entonces, simple y llanamente, y a tono con su espí­ritu, se fue del PRI y cobijó en MORENA.
Y MORENA lo ha encumbrado tanto, tanto, tanto que es Senador de la República. Y a cada rato lo candidatean como el gobernador suplente de Cuitláhuac.

VENTANAS: El politólogo Ramón Bení­tez vislumbra que de igual modo que el ex panista Germán Martí­nez, tarde o temprano, Ricardo Ahued “tirará la toalla” de MORENA y en un descuido volverí­a al PRI, como el hijo pródigo de la biblia.
Serí­a, quizá, cuando en MORENA le cerraran la puerta y eligieran a un morenista puro como candidato a la silla embrujada del palacio.
Entonces, Ahued llamarí­a al PRI y el PRI, fascinado, lo abrazarí­a y hasta lo convertirí­a en su candidato a la silla usurpada ahora por Cuitláhuac.

PUERTAS: En su abono le exaltan varias categorí­as universales.
Una: en su tiempo de diputado federal, nunca “se mordió la lengua” para evidenciar a Javier Duarte en su polí­tica económica y social.
Dos: se mantuvo como un crí­tico de Duarte.
Tres: como diputado federal se opuso al IVA a pesar de que la orden superior priista era otra.
Cuatro: tiene luz y capital polí­tico y económico propio.
Cinco: aun cuando quizá y por ahora solo es conocido en Xalapa, operar en el resto de Veracruz es lo de menos.

CERRADURAS: Acaso la elite de MORENA lo mirarí­a para el año 2024. Pero en todo caso, Ahued significa, dice el politólogo, una fuente de acción para el PRI en la sequí­a que ahora vive para, digamos, igual que Diógenes buscando un hombre con su lámpara, el tricolor rastreara a su nuevo Ricardo Ahued.
Cierto, y con todo y las derrotas legendarias del año 2018, el tricolor tiene algunos plus:
A: los casi 600 mil votos obtenidos en las urnas el año anterior.
B: una militancia sólida, aun cuando las elites se destripan, de igual modo como las cúpulas de todos los partidos.
Y C: entre más desaciertos de Cuitláhuac, más posibilidad para la resurrección opositora y que, por ahora, la esperanza solo estarí­a cifrada en el PAN, el PAN de Miguel íngel Yunes Linares si su Pepe Mancha se conserva en el partido azul.
Y por eso mismo, podrí­a resucitar, considerando lo que dice Jorge Uscanga, de que en polí­tica ningún polí­tico como tampoco ningún partido están muertos.
Por ahora, claro, se mira en chino, pues la fama de pillos, ladrones y corruptos nada ni nadie se los quita… por más discursos marlonescos encendidos y purificadores.
Sólo Doc entró a la historia de Walt Disney como el enano sabio e inteligente de Blanca Nieves.


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