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Martes 14 mayo, 2019

El último resbalón

Con sus 120 kilos, y sus barbies en palacio, la preferida una de Villa Aldama, el secretario General de Gobierno de Veracruz ha mostrado su estilo personal de gobernar luego, dice, de vida académica en Baja California y carguitos menores en la administración pública.
Por ejemplo:
Vestido de beisbolista, lanzador estrella al bateador Cuitláhuac en el cuadrilátero. Con un mandil, haciendo paella para los amigos, igual que el Fiscal.

Luis Velázquez

Paseando en un pasillo del Palacio Nacional con su jefe inmediato y un diputado de MORENA.
Comiendo un coctel de frutas en el desfile obrero al lado de la Contralora, mirada ansiosa por degustar el bocado, pero mujer cauta y moderada. Cortando el listón inaugurando una callecita reencarpetada en una colonia de Xalapa.
Pero en donde su estilo de ejercer el poder ha alcanzado la plenitud ha sido en su feroz lucha y batalla y guerra en contra del Fiscal.
Su última hazaña fue cuando blindado por el secretario de Seguridad Pública, pistola al cincho que suele usar, y por los diputados locales de MORENA, interpuso una denuncia penal en la delegación federal de la Fiscalí­a General de la República en contra de Jorge Wí­nckler que porque es aliado de los malandros y está encubriendo a unos ciento cincuenta presuntos asesinos, sin trepar su expediente negro, con todo y orden de aprehensión, a la Plataforma México, el invento de Felipe Calderón Hinojosa para enlistar de norte a sur y de este a oeste del paí­s los historiales de los transgresores de la ley.
Pero con todo y “la estampida de sus búfalos” que lo acompañaron para, digamos, seguir quedando bien con el góber y ganarse su voluntad para ver si lo recomienda con AMLO para la candidatura en el año 2024 a la silla embrujada del palacio de Xalapa, “El dos de palacio”, nublado por el rencor y el odio y la venganza, ingeniero agrónomo que es, malos asesores jurí­dicos que tendrá, cometió resbalón del tamaño, no de una bola ocho en el billar, sino del mundo.

LA COMPETENCIA LEGAL ESTí EN JUEGO

El politólogo Ramón Bení­tez lo dice así­:
Artí­culo 50 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, fracción Primera, Inciso F:
La Fiscalí­a General de la República (FGR) solo tiene competencia para abrir carpetas de investigación a servidores públicos por delitos federales.
El Fiscal Jorge Wí­nckler es funcionario estatal.
Artí­culo 212:
La FGR solo conocerá de delitos por hechos de corrupción cometidos por funcionarios federales y/o quienes manejen recursos federales.
Wí­nckler, ni lo uno ni lo otro.
El artí­culo 4 de la FGR:
La Fiscalí­a General de la República puede atraer (atraer) casos del fuero común… en los casos en que la Fiscalí­a local se declare incompetente.
Pero que además, entra en el terreno de la polí­tica-polí­tica, y desde luego, en el caso obvio de la delincuencia organizada.
Por tanto, el delegado federal de la FGR en Veracruz (amigo y antiguo empleado del secretario General de Gobierno, amigo, dicen en la cancha de los abogados, de la secretaria de Energí­a) en ningún momento puede conocer de hechos del fuero común.
Incluso, y si Wí­nckler quisiera bien podrí­a interponer denuncia contra el delegado de la FGR, pero como dice Wí­nckler, “para bailar se necesitan dos” y por ahora, ha declarado que prefiere guisar paella y pizas, antes, mucho antes que ponerse los guantes.

FUEGO PIROTÉCNICO Y MEDIíTICO

“El dos de palacio” y amiguitos que lo acompañaron interpusieron la denuncia penal en la FGR contra Wí­nckler con el argumento de un delito encubriendo a los malandros al dejar de subir las fichas de cada uno en la llamada Plataforma México, una especie de CISEN (Centro de Información y Seguridad Nacional) para que las Fiscalí­as del paí­s y los abogados y los ciudadanos en general conozcan los antecedentes penales de cada transgresor de la ley.
Hace unos quince años, cada Ministerio Público, mejor dicho, cada juez de una entidad federativa solí­a girar oficios a sus homólogos del paí­s y de la Ciudad de México solicitando antecedentes penales de algún detenido.
Con el nuevo sistema penal fue creada la Plataforma México como un sistema de informática para conocer de las órdenes de aprehensión de norte a sur y de este a oeste de la república.
La Plataforma México depende ahora del secretario de Seguridad Pública Nacional, Alfonso Durazo, quien semanas anteriores también rafagueara a Jorge Wí­nckler.
De entrada, dice el politólogo Ramón Bení­tez, ninguna ley señala que un Fiscal del paí­s comete un delito cuando deja de subir la información correspondiente a la Plataforma.
Y en todo caso, habrí­a de revisarse si la Fiscalí­a de Veracruz nunca los subió o tardó en subirla.
En segundo, la ley tampoco define el delito configurado, el más cercano, quizá, de acuerdo con la interpretación subjetiva, el incumplimiento de un deber legal.
En tercero, en vez de que el secretario General de Gobierno denunciara los posibles hechos en la delegación federal de la FGR, la ley establece que la debió formular en la Fiscalí­a Anticorrupción a cargo, en Veracruz, del abogado Marcos Even Torres Zamudio.
En el fondo se trató, entonces, de un asunto mediático para que “El dos de palacio” ocupara de nuevo los titulares con un reality-show.
Y es que luego del fuego pirotécnico la ley es clara:
La Fiscalí­a General de la República ha de declararse incompetente a partir de que Wí­nckler es servidor estatal, y por tanto, la FGR remitirá a la Fiscalí­a Anticorrupción de Veracruz la denuncia correspondiente.

JUGANDO LA PELOTA

En la delegación federal de la FGR despacha el abogado Gonzalo Medina, conocida como “El Many”, Agente del Ministerio Público en Boca del Rí­o en el año 2006.
El pastor Emeterio López Márquez, titular del antiguo OPLE, ascendido a procurador de Justicia con Fidel Herrera Beltrán, lo bendijo y lo ungió MP.
Ahora, luego de su tiempo, digamos, priista, fidelista mejor dicho, apareció en la cancha de MORENA, primero, en la SEGOB y ahora premiado con la delegación federal.
De acuerdo con la ley está en juego la competencia de la FGR (Gonzalo Medina) y la Fiscalí­a General de Veracruz (Jorge Wí­nckler) y la Fiscalí­a Anticorrupción (Marcos Evens Torres).
Y jugando la pelota estelar, el gobierno de Veracruz a través del titular de la Segob jarocha.
A: Wí­nckler no tiene la calidad de funcionario federal.
B: La Fiscalí­a jarocha es autónoma según la ley. Y con su autonomí­a ante el Poder Ejecutivo la pelea se ha complicado al grado de que ni la LXV Legislatura pudo someter a juicio polí­tico a Wí­nckler.
C: Si el delegado federal integrara una carpeta de investigación a partir de la denuncia del titular de la SEGOB y amigos que lo validaron (mostrando a la prensa una simple hojita) podrí­a cometer un delito.
D: Y que el derecho de competencia es claro y se ilustrarí­a de la siguiente manera: nunca será lo mismo agraviar a un policí­a estatal o municipal que a uno federal.
E: Quizá en su nuevo capí­tulo de rafagueo a Wí­nckler, el gobierno estatal de MORENA apostarí­a a que uno, o más, de los 150 delincuentes que según ellos está encubriendo el Fiscal local, tuviera, digamos, ligas con el narcotráfico.
Pero de ser así­, se trata de otro boleto.
F: La ley señala que el Fiscal local tiene competencia estatal igual que la FGR federal, pero…, al mismo tiempo, establece que Wí­nckler puede y debe y está facultado para colaborar en la investigación y ejecución de órdenes de aprehensión de carácter federal, de igual manera como la FGR tampoco puede integrar carpetas de investigación estatal.
La competencia jurí­dica, pues, en ambos casos, y que significa el epicentro de la disputa polí­tica.

UN MALANDRO PODRíA ENLODAR A WíNCKLER

Ante el nuevo resbalón, dice el politólogo Ramón Bení­tez, solo hay un par de salidas:
La primera:
Que la Fiscalí­a General de la República fuera por Miguel íngel Yunes Linares con las denuncias penales interpuestas en la antigua PGR, entre ellas, por enriquecimiento ilí­cito, para al mismo tiempo, presionar para, digamos, forzar la renuncia de Jorge Wí­nckler.
Y es que ahora, sin cargo público, Yunes Linares es un polí­tico vulnerable.
La segunda:
Un golpe canijo y definitivo del gobierno de Veracruz aplicando, por ejemplo, el artí­culo 348, Bis, del Código Penal del Estado donde queda claro el delito de prevaricación cometido por el servidor público que de manera dolosa y a sabiendas de cometer negocios para los que tenga impedimento legal, los comete.
Es el caso, por ejemplo, de que desde su tiempo como Fiscal, Jorge Wí­nckler litiga en su despacho en las salas A y B de los juzgados.
Antes, por ejemplo, lo hací­a con su abogado adjunto, Félix Guevara, y quien desde finales del año anterior le renunció y puso su despacho jurí­dico y que por ahora atiende desde su domicilio particular.
Y en tal virtud, y según las versiones, el Fiscal tiene ahora en su despacho a una hermana y a una tí­a que se trajo de Oaxaca.
Por lo pronto, el reality-show del secretario General de Gobierno con sus “golpes de ciego”, ingeniero agrónomo que es.
En los Llanos de Sotavento, el chamán dice nada fácil serí­a que ante el fracaso para destituir al Fiscal, de pronto, algún malandro detenido involucre en un ilí­cito federal a Jorge Wí­nckler, y entonces, ni el consuelo de su perrita, “Chencha”, le servirá para conservar su risita frí­vola.
Cuitlalandia, sin embargo, está más ocupada en gastarse cuarenta millones de pesos del erario en tres dí­as durante el Festival de Salsa, declarado ya el festival de salsa más importante del planeta.


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