Hace 5 dí­as, el sábado 30 de marzo, fue asesinado el activista social Abiram Hernández Fernández, en su casa de Xalapa.
El séptimo en el paí­s en lo que va de Andrés Manuel López Obrador, y el primero, en la era Cuitláhuac en Veracruz.
Rebasada por completo la secretarí­a de Seguridad Pública para garantizar la certidumbre en el diario vivir, ahora la pelota está en la cancha de la Fiscalí­a para procurar la justicia pronta, rápida y expedita.
Pero han transcurrido ya, ya, ya, cinco dí­as.
Y nada.
Así­, igualito, igualitito sucedió con el último asesinato de un activista social, en el caso, Nadia Vera, estudiante de la Universidad Veracruzana, quien residente en Xalapa la muerte la alcanzó en la Ciudad de México.
Y más cuando decidió exiliarse de Xalapa revelando que era acosada, intimidada, seguida, perseguida, rastreada por la policí­a de Javier Duarte y Arturo Bermúdez Zurita.
Ya se verá con el crimen de Abiram Hernández, cuya vida jurí­dica y sociológica giraba alrededor del apoyo irrestricto a los Colectivos integrados con padres y madres con hijos desaparecidos.
Sábado 30 de marzo, Abiram fue asesinado, el primer activista en la era Cuitláhuac.