Que el senador Ricardo Ahued Bardahuil salió a desmentir las redes sociales y el chismerí­o cafetómano de Xalapa de que serí­a el relevo.
Que el secretario General de Gobierno habrí­a sido renunciado luego del fracaso de la LXV Legislatura para destituir al Fiscal.
Que “El dos de palacio” serí­a relevado por el diputado federal, ex presidente municipal de Xalapa, ex rector de la Universidad Veracruzana y ex subsecretario General de Gobierno, Rafael Hernández Villalpando.
Que el primer sexenio de la izquierda en Veracruz ha entrado a la historia local como un gobierno fifí­, salsero y sabadaba a lo que todo se le resbala y en donde el góber es muy bueno… para bailar.
Que el góber está salpicado en las redes sociales por las ligas de Zenyazen, Paco y Bogart.
Desde luego, entre la lengua del brujo con sus profecí­as y la realidad real y el efecto polí­tico y social causado hay, pueden existir mil años luz de distancia, y como dijera aquel, “si ladran… señal de que van cabalgando”.
Pero, bueno, y de ser así­, el costo polí­tico y social es canijo, pues se deteriora la autoridad moral, pero más aún, el respeto a la santa investidura como decí­a don Adolfo Ruiz Cortines.

DOS. ¿Cuándo se jodió Veracruz?

En circunstancias tan adversas “solo queda emular al Zavalita de Mario Vargas Llosas” como dice Juan Villoro en “Palmeras de la brisa rápida” y formularse una que otra preguntita anexa y conexa.
¿En qué momento se jodió Veracruz?
¿Se jodió en el priismo, en el panismo y ahora, ya tan pronto, en el morenismo?
¿Se jodió cuando la vida pública pasó del centro (PRI) a la derecha (PAN) y a la izquierda (MORENA)?
¿Se jodió desde cuando los carteles llegaron desde Tamaulipas y descubrieron en Veracruz el paraí­so terrenal?
¿Se está jodiendo más ahora con 373asesinatos en 81 dí­as de Cuitlamaní­a que antes, digamos, en la yunicidad o en el duartazgo?
El caso es que tanta incompetencia oficial para resolver los pendientes sociales orilla a la imaginación calenturienta “a dar vuelo a la hilacha” y brincar de la Cuitlamaní­a, el estilo personal de ejercer el poder de la generación polí­tica en el trono imperial y faraónico, a Cuitlalandia, denominado así­ porque las elites polí­ticas de la izquierda han creado un mundo color de rosa a modo.
Y más, cuando la mitad de la población y la otra mitad habla ya de “Los dos chiflados” y de “El gordo y el flaco” en el palacio de Xalapa.

TRES. Pitorreo a destiempo

Lo más indicativo es el despapaye en las redes sociales donde la foto del diputado José Magdaleno Rosales Torres posando desnudo y del secretario de Salud dando un besito a un joven sureño son un cuento de hadas con el relajito de las fotos, fotomontajes, de Zenyazen, Bogar y Paco disputando amores descarrilados.
Y es que, además, todas las preciosuras que las redes sociales cacarearon de Javier Duarte quedan como una caricatura.
El respeto, pues, a la figura del gobernador ha sido faltado, mostrándolo como un polí­tico incapaz de cumplir la tarea constitucional conferida.
El brujo y los demonios y los desleales y traidores han de ser exorcizados y conjurados. El sexenio apenas, apenitas camina y es muy pronto (11 semanas y media) para el pitorreo.