Y entonces, ni modo, la democracia florece en la pluralidad, o por el contrario, la Cuitlamaní­a ha de aprender, primero, a perder, y segundo, a negociar, y tercero, a negociar, quizá, con la misma estrategia del panismo y el priismo, es decir, el billete por delante, las concesiones de obra pública, el acuerdito en lo oscurito, te doy y me das.

PASAMANOS: De lo contrario, se correrá el riesgo de una ingobernabilidad en el Congreso.
Incluso, y lo peor, el riesgo de que en la desesperación polí­tica y social, el góber se vuelva un tirano, como en “El otoño del patriarca” de Gabriel Garcí­a Márquez.
Más, porque encima del góber está el presidente de la república, AMLO, a quien, y como dice el senador Ricardo Monreal, que “nadie se haga peni… tente, porque todos ganaron en las urnas” gracias al tabasqueño.

CORREDORES: MORENA, ya se sabe, ganó en las urnas el primero de julio del año 2018 debido, entre otras cositas, a la descomposición polí­tica, sobre todo, girando alrededor de la corrupción.
Bajo las cuerdas, ahora, la mayorí­a en la LXV Legislatura, ya se verá la forma en que desatoran la caí­da del Fiscal que para eso fue la comelitona del sábado 8 en la Casa Veracruz, de Xalapa, por más y más que los diputados de la izquierda lo niegan y hagan que Dios les está hablando.
El año anterior, los candidatos de MORENA ganaron en Veracruz por el descrédito polí­tico de la oposición. Ahora, la minorí­a opositora los está descarrilando en el Congreso.

BALCONES: En la tradición francesa, un rey es un árbitro. Arbitro habrá de ser Cuitláhuac Garcí­a, reeducado con posgrados en Europa, tiempo cuando para graduarse inventó, dijo, unos misiles manejados a control remoto.
Pero su incandescencia neurológica de entonces aplicada, digamos, a la ciencia, fue insuficiente para ganar la batalla legislativa contra el Fiscal.
Simple y llanamente, mal hecho, tomó partido en contra de Jorge Wí­nckler y la oposición le valió.
Solterón emberrinchado de 51 años, perdió. Y perdió por culpa de sus operadores polí­ticos.
A partir de la semana anterior, pocos, excepcionales lo respetarán, quizá, incluso, los suyos.
Saben que es vulnerable. La minorí­a descubrió su talón de Aquiles.

PASILLOS: El góber es un solterón. Encerrado en sí­ mismo, ha de mirarse en el espejo de Javier Duarte.
El polí­tico preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México (otra vez caricaturizado en el último número de Proceso) cayó atrapado y sin salida en él mismo. Decí­a, por ejemplo, “como gobernador me volví­ sexy”, cuando, caray, si un cierto tipo de mujeres le sobraban se debí­a, primero, al billete fácil, y segundo, a un cargo público, y tercero, a la posibilidad de mejorar el ingreso familiar, y quizá, acaso, enriquecerse.
Y si Duarte está pagando la factura polí­tica y social, la gubernatura solo dura, en términos generales, seis años, aun cuando, y como sucediera en el tiempo priista, bien puede durar menos, por ejemplo, Carlos Salinas desaforó por sus pistolas a diecisiete mandatarios sin rendir cuentas a nadie.

VENTANAS: MORENA ganó en las urnas el año anterior, pero si la izquierda aglutinada en MORENA, el PT y el PES ya sufrieron una ruptura en la LXV Legislatura, entonces, hay fisuras en el barco sexenal y por ahí­ puede entrar más agua hasta hundir la nave que apenas, apenitas está surcando “el proceloso mar de la polí­tica” como decí­a Juan Maldonado Pereda, Q.E.P.D., cuatro veces diputado federal.
El góber en la coyuntura de su vida pública, sin embargo.
Ante la derrota en el Congreso con el caso del Fiscal y ante la ineficacia de sus operadores polí­ticos, se vuelve un demócrata y deja que las pasiones polí­ticas se expresen, o se vuelve un populista priista más y compra voluntades.

PUERTAS: En el Congreso quedó clara la fractura. De aquí­, para adelante, negociación, adhesión o repulsión.
Mientras, en el otro lado del charco social la revuelta social.
Coatzacoalcos con su incandescencia en contra de la seguridad. Chinameca contra el relleno sanitario. Orizaba con sus marchas contra el feminicidio y Mariano Escobedo con su advertencia de linchar a los malandros, van “haciendo camino al andar”.
El mensaje popular es manifiesto con el rechazo al culto a la personalidad. Egotismo le llama el sicólogo de la esquina.
Y es que si los diecinueve diputados locales se levantaron contra sus homólogos de la izquierda la semana anterior, el góber deberá “poner las barbas a remojar”.

CERRADURAS: El manotazo de la minorí­a legislativa fue directo, sin rodeos ni preámbulos. “Pan al pan, vino al vino”. Otro golpe más a los que ya van… por más y más que los morenistas pinten su mundo color de rosa.
Y más, luego de tres meses de fallida estrategia para destituir al Fiscal. Doce semanas de un torpedeo estéril, caray, para terminar evidenciados, mejor dicho, derrotados, peor tantito, descarrilados.
Y de ñapa, el secretario General de Gobierno alentado las hostilidades como un puberto disputando la presidencia de la sociedad de alumnos de la secundaria.
Desde la silla embrujada del palacio de Xalapa, el góber creó y recreó un incendio y sin medir la temperatura polí­tica, social y legislativa, siguió arrojando gasolina al fuego.
Ahora, el incendio se volvió contra él.
“No voltees porque te convertirás en estatua de sal” advirtió Lot a su esposa y ella volteó a mirar el incendio de Sodoma y Gomorra y quedó petrificada.
Por eso, digamos, Cuitláhuac Garcí­a se abstuvo (eso dicen) de asistir al desayuno en la Casa Veracruz el sábado 8 de febrero.

PATIO: El ciudadano ha de preguntarse la opinión que del góber de MORENA en Veracruz tendrán, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador, Olga Sánchez Cordero, Rocí­o Nahle, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Porfirio Muñoz Ledo y hasta René Bejarano.
Y es que por todos lados falló la operación cubierta y encubierta y falló la maquinaria propagandí­stica y falló la estrategia gubernamental para destituir al Fiscal originario de Oaxaca, tozudo como Porfirio Dí­az, cerebral como Benito Juárez, apasionado como Ricardo Flores Magón, y quisquilloso y temerario como José Vasconcelos, sin que lo anterior, claro, signifique una analogí­a, simplemente describir el temperamento y el carácter de cada uno.