Y le sobrarán, porque con todo el aparato gubernamental en contra está sacudiendo las entrañas de la Cuitlamaní­a.
Y aun cuando desde hace tres meses lo están rafagueando “a tiro por viaje” tanto en el cabildeo legislativo como mediático para destituirlo, nadie ha podido.
Ni el gobernador como jefe del Poder Legislativo.
Ni “El dos de palacio” pronosticando su caí­da, primero, en navidad, y luego, en dí­a de reyes, y después declarándolo “vocero del mal”, y al paso que va quizá traspalarí­a su profecí­a al 10 de mayo, pues ni modo sea en el carnaval jarocho en que la vida se vuelve un pitorreo, pitorreo que, y por desgracia para la izquierda, ya es.
Es más, estremecida la LVX Legislatura en dos ocasiones de la semana anterior, de un dí­a para otro, los diputados de la izquierda suspendieron, de pronto, ajá, las sesiones para su destitución porque simple y llanamente los votos les eran insuficientes.
Y lo peor, en el peor ridí­culo del mundo cuando convocaron a nueva sesión, pero sin fecha determinada, porque de seguro apretarán el botón nuclear para ver si compran en un milloncito, dos milloncitos, tres milloncitos acaso, los votos, y hasta de los mismos diputados de la izquierda, algunos de los cuales “se les salieron de la olla”.
Nunca como ahora, un gobernador ha estado bajo sospecha. Peor aún, sin operadores polí­ticos, evidenciado. Peor aún, en el ridí­culo.
Por eso, la comelitona de emergencia en la Casa Veracruz.

EL FISCAL QUE OLíA A MUERTO

Durante muchas semanas, unas nueve y media, por ejemplo, la mitad de la población polí­tica de Veracruz y casi casi la otra mitad aseguraba que el Fiscal olí­a a muerto, cadáver putrefacto y en descomposición, destituido ya de su reino en el palacio de justicia de Xalapa, cuerpo moribundo flotando en el rí­o Jamapa camino a la desembocadura del Golfo de México.
Pero de pronto, en el palacio de enfrente olieron su inconfundible aroma a poder y supieron que “era un hueso duro difí­cil de roer”.
Y lo peor, que ni siquiera con todos “los demonios, desleales y traidores” del palacio del Poder Ejecutivo ni con los diputados pastores de la izquierda, José Manuel Pozos Castro y Juan Javier Gómez Cazarí­n, la Cuitlamaní­a lo pudo ni ha podido derrocar.
Entonces, cuando los señores de la izquierda ya tení­an listo su féretro para pasear el cadáver en Veracruz, incluso, hasta exhibiendo en la pasarela mediática a un Fiscal carnal sustituto, quedaron extenuados, con la brújula sin pilas, buscando con su lámpara de Diógenes una lucecita en el largo y extenso túnel siniestro y sórdido donde ellos mismos se empantanaron por falta de experiencia, oficio, mañas y desconocimiento de la ley, ¡pobres ilusos!
Es más, habrí­a de recordar la frase bí­blica del viejito del pueblo cuya identidad se pierde en la noche de la historia, aquella que dice que “con tales amigos… ninguna necesidad hay de que la Cuitlamaní­a tenga enemigos”.
Por eso y como en el cuento de “Los funerales de la Mamá Grande” de Gabriel Garcí­a Márquez, “las reinas de todas las cosas habidas y por haber” desfilaron la tarde del viernes 8 en el Palacio Legislativo del Congreso.
Desfilaron, por ejemplo, la reina universal del pitorreo, la reina de los striperos, la reina de los besucones, la reina de las gitanas echando las cartas, la reina de las palomas negras anunciando la muerte, la reina de los prestidigitadores, la reina de las verduleras del mercado popular, la reina de los trapecistas, la reina de las magas y la reina de las brujas…,ofreciendo todas y cada una sus servicios esotéricos para descarrilar al Fiscal en las próximas sesiones de la LXV Legislatura.
Pero el Fiscal, todo indica, está blindado por los santos más idolatrados de Oaxaca, su tierra, como son “El Señor del Rayo” y “El Señor de las Peñas”, y por eso mismo, y por ahora, resulta invencible.
En un descuido, hasta “San Porfirio Dí­az Mori” lo protege.

CUITLíHUAC QUIERE SU FISCAL CARNAL

El Congreso, mudado en un circo ramplón y barato. La burda y ramplona lucha por el poder. La obsesiva obsesión de tumbar al Fiscal carnal de Miguel íngel Yunes Linares para imponer al Fiscal carnal de Cuitláhuac Garcí­a.
Hora, entonces, de que el gobernador trepe a los cielos en cuerpo y alma a sus diputados Pozos Castro, expriista, expanista y experredista, y Gómez Cazarí­n, antiguo vendedor de coches y en abonos, por inútiles, pues una cosita es la lealtad perruna y otra, mil años luz de distancia, la operación polí­tica, la mano fina y firme que sabe zurcir en las horas difí­ciles, torrenciales y huracanadas.
Hora, incluso, de revisar la hoja de servicios en las últimas nueve semanas y media del secretario General de Gobierno, cuya eficacia y efectividad ha quedado mostrada y de sobra.
Y más, porque de acuerdo con la ley no escrita de la Constitución Polí­tica de Veracruz es el jefe polí­tico del gabinete y el responsable número uno de blindar de todo a todo y con todo al gobernador.
Es la hora de revisar desde el principio (hace tres meses de la LXV Legislatura, hace casi un año cuando inició el bombardeo polí­tico al Fiscal en el tiempo electoral del año anterior) todos y cada uno de los pormenores de esta derrota espectacular de los diputados de izquierda para descarrilar al Fiscal y que habrí­a sido, quizá, el tema central de la encerrona en la Casa Veracruz.
Simple y llanamente, queda comprobado lo que desde hace tiempo vislumbró el politólogo Carlos Ronzón Verónica, la Cuitlamaní­a carece de operadores polí­ticos, chuchas cuereras, para canonizar a Cuitláhuac, el gobernador con nombre azteca que tanto alardeara en Chinameca ante los indí­genas opositores al relleno sanitario.
Un Fiscal, derrotando a todo el aparato gubernamental de la izquierda en Veracruz.