irrespirable…De norte a sur y de este a oeste, la población atrapada y sin salida en el miedo y “en el miedo al miedo”… En muchas ciudades y pueblos, un virtual Estado de Sitio… Incluso, hasta los sacerdotes, y uno que otro presidente municipal, pidiendo a la feligresí­a y a los ciudadanos se acuartelen en sus casas apenas pardea la tarde, antes de que la noche se vuelva cómplice y aliada de los carteles y cartelitos…

ROMPEOLAS: Ya, gobernador, piedad y misericordia… El colmo: en Coatzacoalcos, considerado el infierno maligno de Veracruz, por segunda ocasión los sicarios y pistoleros asaltaron a vecinos en una fiesta… Simple y llanamente, llegaron al centro social, se metieron con pistolas en mano, y el viernes 18 de enero un montón de mujeres que celebraban un cumpleaños fueron asaltadas… Incluso, llegaron en una camioneta blanca, pero más todaví­a, en un taxi… Veinte mujeres en total, cara a cara, frente a frente, con el infierno tan temido del que habla sor Juana Inés de la Cruz en su poema inmortal… El otro asalto de los pistoleros en una fiesta fue el 15 de diciembre, quince dí­as después de que usted tomara posesión… Fue en un salón ubicado en la colonia Guadalupe Victoria… Unos quince años… Se llevaron celulares, dinero y joyas…

ASTILLEROS: Usted, gobernador, tiene fama de andar en los antros los fines de semana bailando salsa… Pero en Coatzacoalcos, la vida nocturna se ha desplomado… El aumento en los asaltos y robos es la causa fundamental… Y aun cuando el alcalde de MORENA, Ví­ctor Carranza, ejerciendo el poder desde hace un años, gritonea que el í­ndice de violencia está en caí­da libre, caray, está corriendo el riesgo de que la nariz le crezca como a Peniche y como sucede en el cuento de Antón Chéjov… Más aún: la población en el sur ha optado porque celebrar sus fiestecitas en salones, digamos, muy í­ntimos, pero al paso que va la vida sórdida y siniestra, se reducirán a fiestas familiares y vecinales en las casas, con el riesgo de que los malandros también se metan…

ARRECIFES: Gobernador, hay incertidumbre, zozobra, miedo, temor, horror, terror, angustia, desesperación, incluso, desencanto social… Y más cuando, y como en el caso de Coatzacoalcos el 18 de enero, los sicarios se metieron a una fiesta particular para asaltar… Terrible, espantoso, trauma seguro, cuando los pistoleros se llevaron las bolsas y los celulares de las veinte mujeres… La vida cotidiana, la convivencia, la reunión de las familias y los amigos, son afectadas… Insólito: las señoras de Coatzacoalcos luego luego reportaron el asalto a la policí­a y la primera patrulla llegó 55 minutos después del atraco… Puro rollo… El alcalde de MORENA, feliz, con su bicicleta de 60 mil pesos comprada con carga al erario… Gobernador, cumpla su obligación de restablecer el Estado de Derecho… Y, bueno, para variar, en Tuxpan, el fin de semana los malandros arrojaron una bomba de gas lacrimógeno en un antro y los clientes, la mayorí­a jóvenes, fueron desalojados en medio de una crisis nerviosa… El diario vivir…