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Lunes 21 enero, 2019

¡Pinche pobreza en Veracruz!

En la Cuitlamaní­a van ya tres secuestros de un total de cuarenta y uno con un desenlace fatí­dico donde la pobreza, la vida con salarios de hambre, vivir angustiado por la quincena insuficiente, vivir al dí­a, vivir agobiados por los ingresos limitados, la incapacidad económica para pagar el rescate, se ha traducido en el asesinato.
En el caso, dos mujeres asesinadas en el primer sexenio de izquierda en Veracruz donde el feminicidio se ha disparado como nunca antes en la historia sórdida y siniestra de la tierra jarocha.

Luis Velázquez

Y un hombre.
Sus familiares lo confesaron sin reticencias y con la verdad por delante.
Los malandros están pidiendo excesivo dinero del rescate.
Incluso, la madre de una chica asesinada, lo confesó en las redes sociales y pidió perdón a su hija muerta.
El último caso fue de la enfermera Beatriz Vázquez Osorio, empleada en el Seguro Social de Orizaba, secuestrada el 6 de enero cuando salió a comprar un regalito para su hijo en dí­a de reyes.
Los malandros exigieron un rescate millonario. La familia se declaró incapaz de reunir el monto.
Y su cadáver apareció 48 horas después envuelto en unas sábanas, amarrado en unos cañales, a orilla de la carretera federal Fortí­n-Orizaba, a la altura del cerro de Las Antenas, en el municipio de Ixtaczoquitlán.
Ella era vecina de Ciudad de Mendoza, la tierra gobernada por don Meli Reyes Larios, el hermano mayor del arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, y a quienes en el fidelato les secuestraron una sobrina en Orizaba y la asesinaron.
La vida en Veracruz, en su peor decibel.
A, te secuestran.
B, los carteles o cartelitos exigen rescate millonario.
C, la familia se declara en la incapacidad económica.
D, los malandros se vengan, quitando la vida a la persona plagiada.
Por un lado, el principio de Peter de la secretarí­a de Seguridad Pública, incapaz de restablecer el Estado de Derecho y que significa garantizar la seguridad en la vida y en los bienes.
Y por el otro, la Fiscalí­a, responsable de procurar justicia, pero ocupada más, mucho más, en devolver "ojo por ojo y diente por diente" a la presión volcánica del Cuitlalazo, el nuevo término sociológico para definir el estilo personal de ejercer el poder con intensidad huracanada, sin mesura ni prudencia, sin tolerancia, sin estrategia, sin operación polí­tica, sin cabildeo.
Dí­as después del feminicidio de Beatriz Vázquez, en Orizaba, una marcha de protesta reclamando justicia..., pero, mucho se duda sirva.
Más si se considera que luego de varias caminatas en Coatzacoalcos y Minatitlán exigiendo paz pública, de nada ha servido.

LA PINCHE POBREZA...

El nuevo mal de la caja de Pandora en Veracruz (secuestrar y asesinar si incumples con el rescate) empezó el 15 de diciembre del año 2018, quince dí­as después del ascenso al poder de Cuitláhuac Garcí­a Jiménez, y quien el sábado 19 cumplió los primeros 50 dí­as en la tarea de gobernar en el primer sexenio de izquierda en el territorio jarocho.
El dinosaurio de la inseguridad, la zozobra y la incertidumbre llegó con Itzel Mar Betancourt, de 17 años, madre de un niño, hija de la empresa ferretera, Gabriela Mar Betancourt, establecida en el municipio de Naranjos.
Los malosos la secuestraron en el pueblo.
Un mes y cuatro dí­as después del plagio, la chica fue hallada sin vida, maniatada y vendaba, con dos impactos de bala, en un camino de terracerí­a que conduce del poblado El íguila a El Bají­o, municipio de Tantoco.
Itzel habí­a sido plagiada el 8 de noviembre, en el centro de la colonia Las Delicias, cuando iba por su hijo a la escuela, tiempo aún de la yunicidad.
Después de su muerte, su madre publicó en las redes sociales una impresionante plegaria de perdón porque fue rebasada por la exigencia de los malandros en el pago del rescate y que se convirtiera en un trascendido nacional.
El segundo caso de un secuestro fatí­dico por la cuestión económica fue en el sur de Veracruz.
El 16 de diciembre, en Coatzacoalcos, fue ejecutado, según la nota informativa del reportero Antonio Osorio Ojeda, el dirigente sindical de la Unión de Transportistas de la CTM en el municipio de Moloacán, Marcos Medina Castellanos, luego de que sus familiares tampoco reunieron los 10 millones de pesos que como rescate exigí­an sus captores.
El lí­der fue encontrado sin vida, maniatado, en medio de unos matorrales, a orillas de la carretera Coatzacoalcos-Minatitlán, a la altura de Las Matas.

VERTIGINOSO TSUNAMI DE INCERTIDUMBRE

Primero, la ola de violencia fuera de control.
Segundo, su hermanita gemela, la impunidad.
Tercero, la pinche pobreza para pagar el rescate de las dos mujeres y el hombre.
Cuarto, la inseguridad y la impunidad multiplicando el Veracruz sórdido y siniestro, porque cada crimen hace olvidar el asesinato anterior y el anterior y el anterior en un tsunami vertiginoso, fuera de control, que eriza la piel, siembra el miedo y "el miedo al miedo" (León Felipe) y el Estado de Derecho queda rebasado por el Estado Delincuencial, y como en el caso de muchos pueblos de Veracruz, en un virtual Estado de Sitio, las familias encerradas en sus casas apenas pardea el dí­a para evitar, hasta donde sea posible, una desventura, un desaguidado, un secuestro, una desaparición, un asesinato, una fosa clandestina, el tiradero del cadáver en los rí­os y lagunas y a orilla de carretera y a un lado de los cañales y en el fondo de los pozos artesianos de agua dados de baja.

SÓLO RESTA ENCOMENDARSE AL SER SUPREMO

La Cuitlamaní­a quisiera, igual que Enrique Peña Nieto en Los Pinos, que los medios dejaran de ocuparse del baño de sangre y de tiros que flagela a Veracruz.
Acaso pensarí­a, por ejemplo, en una tregua para que la prensa dejara de publicar los hechos de sangre bajo el juramento de que pronto, pronto, pronto, "vendrán tiempos bonitos" como cacarea el gobernador, y el paraí­so terrenal serí­a rescatado de norte a sur y de este a oeste.
Pero al mismo tiempo, resulta inevitable, pues dar la espalda a la realidad avasallante es peor.
Más peor, creer, sentir, percibir, pensar, que omitiendo en los medios los secuestros y asesinatos dejarán de existir.
Bastarí­a referir que cada suceso de sangre es conocido en inmediato por los vecinos y de ahí­ va trascendiendo de boca en boca a otras latitudes geográficas.
Además, y lo peor que está pasando aquí­, en la tierra jarocha, quizá en otras entidades federativas también, es que los malandros están asesinando a gente inocente porque la familia de la persona secuestrada se declara sin los recursos suficientes para cubrir el rescate.
Mundo sórdido, realidad siniestra.
Sólo quedarí­a, primero, encomendarse al Ser Superior en que cada quien crea, y segundo, esperar, esperar, esperar un milagro de la Guardia Nacional, luego de doce años fatí­dicos de Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto con los soldados, marinos y Policí­a Militar y Naval y Federal en las calles luchando contra los carteles y cartelitos.


3 comentario(s)

julio cesar perez rueda 21 Ene, 2019 - 22:12
desgraciadamente nada a cambiado la delincuencia cada dia parece que se fortalece mas que las autoridades

Alejandro Soto Domínguez 21 Ene, 2019 - 21:54
La barbarie y crueldad presente

Margarita Guullaumin R 21 Ene, 2019 - 20:29
Doloroso registro de una sordida realidas que nos apesadumbra. Callar no es opción

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