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Lunes 14 enero, 2019

El rehén del palacio

•Gobernador aislado
•Pólvora en Chinameca

ESCALERAS: A ningún polí­tico cuerdo se le habrí­a ocurrido meterse a Chinameca, el centro del infierno social. Solo, claro, a Cuitláhuac Garcí­a Jiménez. Y más porque en los pueblos del sur, sobre todo, los indí­genas y serranos, la mayorí­a es como Gabino Barreda.
El primer gobernador de la izquierda fue, sin embargo. Y las cosas salieron mal.

Luis Velázquez

El secretario General de Gobierno debió salir custodiado por la policí­a. Una diputada local fue abucheada. Otro diputado, se acuarteló en un restaurante.
Y Cuitláhuac fue exhibido en su autoridad polí­tica y moral. Incluso, acorralado por la indignación crónica con el rechazo popular al relleno sanitario con el que saldrí­a beneficiado un compadre de la ex diputada federal y exsenadora, secretaria de Energí­a, Rocí­o Nahle Garcí­a, vislumbrada ya como posible candidata de MORENA a gobernadora en el año 2024.

PASAMANOS: El caso Chinameca mostró que las redes sociales, tan juramentadas alrededor de AMLO, el presidente de la república, y Cuitláhuac, el gobernador número 76 de Veracruz, han dejado de ser fieles en la llamada república amorosa y “honestidad valiente”.
Y es que las redes sociales se encargaron de difundir unos videos donde el góber es mostrado en la vitrina social.
Una mujer, por ejemplo, le dice:
“Aquí­, si no dice que no es no al relleno sanitario, no saldrá vivo”.
Y cuando el góber respondió, igual que AMLO, que la decisión final será la que diga el pueblo, un hombre encorajinado le reviró:
“El pueblo dice que no y no es no”.
Una señora encolerizada gritoneó al presidente municipal:
“Haz que el gobernador firme un acta del no al relleno sanitario”.
Y es que entre la población circulaba la versión de que el alcalde, a espaldas del pueblo, habí­a accedido.

CORREDORES: El trasfondo polí­tico y social es uno solo: antes de que Cuitláhuac viajara a Chinameca para, digamos, meter orden y tranquilidad y apaciguar la iracundia, el secretario General de Gobierno estaba obligado, como jefe polí­tico del gabinete y “El dos del palacio” a un diagnóstico.
Pero él mismo fue como “El borras” a Chinameca y “el tiro le salió por la culata”.
Más aún:
En un Veracruz lleno de pólvora y pólvora social, el director de Polí­tica Regional de la secretarí­a de Gobierno, Salvador Patricio, debió elaborar una tarjeta informativa para como el topo de Carlos Marx olida y detectada la temperatura polí­tica resumir los hechos y advertir al jefe del Poder Ejecutivo del estado de cosas.
Es más:
El jefe de Logí­stica de la oficina del gobernador, Sergio Garcí­a Barradas, también debió pulsar la efervescencia social del infierno y lo omitió.
Y más, porque Garcí­a Barradas, quien tuviera la misma posición que con Fidel Herrera Beltrán, fue impuesto en el cargo por el primo de Cuitláhuac, subsecretario de Finanzas y Planeación, Eleazar Guerrero.

RODAPIÉ: Según el politólogo Ramón Bení­tez, por culpa del primero, el segundo y el tercer cí­rculo del poder de Cuitláhuac, la Cuitlamaní­a está en riesgo y poniendo más riesgo el proyecto social de la izquierda.
La emboscada a los migrantes de Guatemala en los lí­mites de Isla y Rodrí­guez Clara con una mujer asesinada y el caso Actopan son el caso Chinameca el trí­o de talones de Aquiles más graves y erosionados en las tres quincenas que van del nuevo sexenio.
Y es que, además, si Sergio Garcí­a Barradas es el operador logí­stico de Cuitláhuac Garcí­a, su fama pública alrededor del sentido social, la prioridad de AMLO, quedó bajo sospecha desde el trascendido aquel de que hacia el final del Fidelato compraron seis automóviles Chevis y los puso a su nombre.
Además, de que según las versiones ordeñaba los viáticos de los colaboradores.
Y de ñapa, elevaba las fracturas y que, bueno, allí­ quedó para la historia y sabrá el chamán su veracidad, pero el rí­o sigue sonando arrastrando la corriente sucia.

BALAUSTRES: Además, y en vez de aplicarse en la tarea encomendada, el subsecretario de Finanzas, primo de Cuitláhuac, Eleazar Guerrero, padrino de Sergio Garcí­a Barradas en la Logí­stica, ha estado más ocupado en el nepotismo de que el diputado local, presidente de la Mesa Directiva de la LXV Legislatura, el tuxpeño José Manuel Pozos Castro, se siente orgulloso.
Por ejemplo:
Un hijo de Eleazar Guerrero, del mismo nombre, fue nombrado secretario del Consejo Estatal de Seguridad, a cargo de decidir las compras en Seguridad Pública, la dirección de Prevención Social y la dirección de Tránsito, el trí­o de dependencias de la SSP.
Una hija del primo del gobernador también despacha en alto cargo en la dirección estatal del DIF, donde la titular fue impuesta por el diputado federal, Ricardo Exsome Zapata.
Además, hay la versión de que Eleazar Guerrero padre, director administrativo en Seguridad Pública que fue con Javier Duarte (Arturo Bermúdez Zurita) y Fidel Herrera Beltrán, nombró a la mayorí­a, quizá a todos los directores administrativos del gabinete de la Cuitlamaní­a.

DESECHOS: Tres quincenas después, la versión en el pasillo del palacio es que Cuitláhuac tiene ya sus guardias pretorianos (Eleazar Guerrero, Sergio Garcí­a Barradas y Esteban Ramí­rez, jefe de la Oficina del gobernador), de igual modo como los tuvo Javier Duarte con Érick Lagos, Jorge Carvallo, Adolfo Mota y Alberto Silva.
El terceto tiene, se afirma, encerrado al góber en su castillo rosa.
Incluso, corre la versión de que parte del gabinete se le cuadra al trí­o, el trí­o que se ha adueñado o habrí­a adueñado de las neuronas, el corazón y el hí­gado del góber fifí­, sabadaba y salsero.
Y como tienen el control de todo, todo, todo, entonces, Cuitláhuac empieza a quedar atrapado en el aislamiento polí­tico, escuchando solo una versión de la realidad, sin profundizar en los hechos pulverizados como en el caso de Chinameca, Actopan y la emboscada a los migrantes de Guatemala.
Un dí­a, al despertar, Javier Duarte, aislado por su cuarteto de guardias pretorianos, aislado por sus barbies que le dulcificaban la vida, aislado por sus amigotes, comenzó a sentirse dios y andaba levitando y terminó en el penal del Reclusorio Oriente de la Ciudad de México.
Cuitláhuac, dice el politólogo Ramón Bení­tez, es un polí­tico bien intencionado, pero está rodeado de polí­ticos perversos.
Y lo peor, sin operadores polí­ticos.
Y más peor, con polí­ticos que arriman al gobernador al fuego como con los casos Chinameca y Actopan, los más huracanados.


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