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Diario de un reportero
Sábado 15 diciembre, 2018

“El dos del palacio”

El segundo del gobernador
•Estilo de ser y poder


DOMINGO
“El dos del palacio”



Es “El dos de palacio”. El jefe de la política interior. El segundo del gobernador. Forma parte del primer gobierno de izquierda en el palacio principal de Xalapa.
En la cancha política recuerdan a Éric Patrocinio Cisneros Burgos cuando, por ejemplo, en la campaña electoral, andaba, digamos, de chofer, manejando la camioneta con Rocío Nahle de copiloto y en el asiento trasero, el esposo de la secretaria de Energía, un fanático del fútbol y de “las cosas bellas de la vida” con los amigos luego de jugar a la pelota.
Ahora, sin embargo, y contra su voluntad, pues antes decía que el fin de los guaruras y los escoltas había llegado, encaramado en una Suburban, llegando a Medellín para el primer informe del alcalde panista, y un par de escoltas compitiendo para abrirle la puerta trasera del lado derecho.
Es el secretario General de Gobierno en la era Cuitláhuac García Jiménez en -->

Luis Velázquez

Veracruz y en el tiempo presidencial de AMLO.
De Otatitlán, donde naciera, a Baja California, donde la vida lo llevara, y en donde su señora madre se ganaba la vida haciendo pasteles, a la segunda silla embrujada del trono imperial y faraónico.
El poder polí­tico y social y económico como un sí­mbolo…

LUNES
Cerrado y desconfiado…


Un biógrafo lo describe así­:
Mandón, mandón obsesivo y abusado pues si le pasan una bola la batea.
Soberbio como soberbios suelen volverse los hombres encumbrados en el poder público.
Además, dueño del poder polí­tico y libertad, le irrita que lo presionen.
Y si alguien por ahí­, un polí­tico que se crea y siente igual o superior a él, lo presiona, entonces, reviente.
Por la buena, hasta la vida suele dar, pero por la mala, que Dios cuide al temerario.
Bajito de estatura parece en la foto, robusto, moreno moreno, ilustre descendiente del Cristo negro de Otatitlán, según las versiones es un hombre, un polí­tico cerrado.
Y al mismo tiempo, desconfiado.
Incluso, desconfiado desde cuando en la infancia la vida le fue adversa y terminó con su familia en Baja California, allá donde desempeñara modestos cargos públicos, y alternara, parece, con la docencia en universidad pública.
Tan desconfiado, por ejemplo, que filtrarse en su primero, segundo o tercer cí­rculo del poder es más difí­cil que un rinoceronte pase por el ojo de un alfiler.
Profundo conocer de la naturaleza humana, Miguel íngel Yunes Linares nunca lo midió en aquel tiempo de la campaña electoral cuando operaba para MORENA en Veracruz.
Incluso hay quienes aseguran que lo subestimó porque lo vio trigueñito.

MARTES
Polí­tico nostálgico


En el transcurso de la jornada electoral del año que termina, se puso nostálgico.
Es más, de pronto, consideró que en Veracruz la gente “es una hija de la chingada”.
Y quiso, deseó, soñó, planeó regresar a Baja California, donde de algún modo tení­a hecha y derecha la vida.
Luego, como san Pablo camino a Damasco, sufrió una transformación y se replegó en sí­ mismo.
Por ejemplo, solí­a, mejor dicho, preferí­a andar solo. Nunca traí­a chofer. O en todo caso, entre más pudiera lo evitaba.
Pero cuando terminó la campaña de Cuitláhuac Garcí­a para gobernador y luego del primero de julio, de plano, regresó al otro extremo del paí­s, a Baja California.
Y se nutrió con los suyos.
Hermano mayor, lo describen como un hombre sencillo. “Muy sencillo” dice su biógrafo.
Incluso hay quienes refieren que integró su equipo en la secretarí­a General de Gobierno con la gente que le recomendaron, entre otros los senadores Rocí­o Nahle, y el expriista de todos los tiempos, Ricardo Ahued Bardahuil.
Es más, su secretario particular era secretario particular de Ricardo Ahued.
También, un sobrino de Ahued está en su gabinete local.

MIÉRCOLES
Hombre calculador


Dicen que es un polí­tico trabajador. Y aun cuando pareciera que carece de oficio dado los cargos públicos menores desempeñados en Baja California, es un polí­tico prudente que suele caminar mucho.
Además, calculador.
Pocos como él, se afirma, tení­an el mapa electoral de Veracruz desde las primeras semanas del año antes de iniciar la campaña.
Y midiendo el desencanto, el coraje y el hartazgo social sabí­a, intuí­a, olfateaba como el topo de Carlos Marx que los vientos eran favorables.
Hay la versión de que AMLO, como candidato presidencial, encargó a Rocí­o Nahle, la diputada federal que lo impresionara en la tribuna parlamentaria, que operara con todo y con todos, entre ellos, Éric Patrocinio, para amarrar el triunfo de Cuitláhuac Garcí­a en las urnas.
Y desde las sombras, sin hacer escándalo, sin aparecer en la cancha mediática, sin pronunciar discursos polí­ticos, “El segundo de palacio” operó con bajo perfil en la población electoral de norte a sur y de este a oeste.
Eran, dice, una hormiguita con varios jóvenes a quienes marcaba el paso.
Incluso, y entre ellos, a un par de mujeres, como son Guadalupe Osorno, la secretaria de Protección Civil, y Tanya Carola.

JUEVES
Ya se puso a dieta


El poder público ya lo picó, como la leyenda aquella de que el poder se parece al veneno de una culebra venenosa.
Tan es así­, dicen, que mirándose frente al espejo decidió ponerse a dieta y se cuida.
Pero por encima de cualquier debilidad humana (la dieta, las mujeres, la vanidad, etcétera), en la cancha Morenista se afirma que se desempeñó como subdirector de Economí­a con Andrés Manuel López Obrador como el Presidente Legí­timo ungido en el zócalo de la Ciudad de México y lanzado a un bloqueo de la avenida Reforma luego del triunfo presidencial del panista Felipe Calderón Hinojosa.
Luego, ni hablar, tomarí­a camino otra vez a Baja California para llevar el itacate y la torta a casa.
De ser así­, entonces, antigua y vieja amistad con el presidente tabasqueño, más, mucho más allá de que algunas elites polí­ticas lo marquen como parte de la cuadra de la ex senadora de la república y secretarí­a de Energí­a, Rocí­o Nahle.

VIERNES
Piedras que rodando se encuentran


De ser así­, entonces, y considerando que los amigos son piedras rodando en la ladera donde se encuentran (Julio Scherer Garcí­a), entonces, Éric Patrocinio Cisneros y Rocí­o Nahle se habrí­an, digamos, encontrado o reencontrado en Veracruz en la campaña electoral de MORENA, o antes, meses antes, años antes quizá.
Y encontrado de igual manera como, por ejemplo, Amado Cruz Malpica y Manuel Huerta Ladrón de Guevara caminan juntos desde cuando fueron diputados federales, o antes, y/o desde cuando trabajaron con AMLO en el Gobierno de la Ciudad de México.
De igual forma como, por ejemplo, la profe Gloria Sánchez, senadora de la República, se encontró en el camino con el ingeniero Heberto Castillo, los dos candidatos de la izquierda a gobernadores de Veracruz, precursores, en todo caso, del triunfo electoral de Cuitláhuac Garcí­a en las urnas para la silla embrujada del palacio de Xalapa.
Vasos comunicantes, incluso, que se cruzan y empalman, como por ejemplo, Cuitláhuac ha dicho que cursando posgrado en Alemania leyó el libro “La noche de Tlatelolco” de Elena Poniatowska en sus páginas y descubrió a Heberto Castillo, contemporáneo de Gloria Sánchez, y soñó con ser como él.
Y más, cuando Heberto, con una insólita grandeza democrática, declinó como candidato presidencial a favor de Cuauhtémoc Cárdenas, el Cuauhtémoc que abriera las puertas del PRD a AMLO y llegara a Palacio Nacional que nunca antes Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Heberto.
Éric Patrocinio Cisneros, encaramado en el tsunami de la izquierda en Veracruz.


1 comentario(s)

Rodolfo Poblete Dolores 23 Dic, 2018 - 17:01
Cuitláhuac con todo y su secretario de gobierno ganaron por el arrastre de López Obrador... Sin eso el gobernador no estaría en el Gobierno de Veracruz. Saludos Luís.

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