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Miércoles 05 diciembre, 2018

Gran diputado de la izquierda

•Mesurado, libre y crí­tico
•El amigo de AMLO en Veracruz

UNO. Gran diputado de la izquierda

Lo primero que llama la atención en el diputado local de MORENA, Amado Cruz Malpica, es su mesura, su cordura, su prudencia.
Es un polí­tico reflexivo. Crí­tico. Mejor aún, autocrí­tico.

Luis Velázquez

Mastica las palabras antes de pronunciar una frase. Quizá se deba, entre otras cositas, además, a los 26, 27 años de académico en la Universidad Veracruzana, en el Sistema Abierto de Coatzacoalcos.
También, a su formación polí­tica. Por ejemplo, cuando anduviera al lado del ingeniero Heberto Castillo con su candidatura presidencial. Y cuando Heberto declinara por Cuauhtémoc Cárdenas.
Y cuando AMLO se lanzó por vez primera como candidato a gobernador de Tabasco. “Y de Coatzacoalcos, allá fuimos todos con él”.
Ex diputado federal y local, de nuevo ocupa la curul. Ahora, en la LXV Legislatura.
El polí­tico de la izquierda en Veracruz, más completo. Igual, digamos, que Manuel Huerta Ladrón de Guevara, los dos, amigos de Andrés Manuel López Obrador, con quien trabajaron a su lado cuando la jefatura de Gobierno en la Ciudad de México.
Uno y otro con un capital polí­tico propio. Inobjetable.
Y tantos años de formación polí­tica desde la izquierda y, además, como académico, pulen y vuelven a pulir las neuronas, el corazón y el hí­gado.
Y los principios y los valores.
“Vivir con la medianí­a del salario”, sin coleccionar bienes materiales.

DOS. Gran lector de literatura

Por el contrario, colecciona, digamos, lecturas.
A los 16 años de edad, Amado Cruz Malpica leyó “El viejo y el mar” de Ernest Hemingway, el librito que le permitiera ganar el Premio Pulitzer en Estados Unidos, y otros dicen que hasta el Premio Nobel.
Pero a los 36 años de edad, otra vez leyó “El viejo y el mar”, como cuando una pelí­cula se mira una y otra y otra ocasión y cada vez se descubren y redescubren nuevos filones informativos, vivenciales y culturales.
En el bachillerato le encargaron describir el árbol genealógico de la familia de los Buendí­a, protagonistas de “Cien años de soledad”.
Y como pocos, excepcionales, Cruz Malpica todaví­a la recuerda y la recita.
Pero al mismo tiempo, le agarró fobia a Garcí­a Márquez y aun cuando ha leí­do todos sus libros, más de veinticinco, durante mucho tiempo le huí­a y rehuí­a a “Cien años de soledad” y de pronto, ¡zas!, se liberó a sí­ mismo y se puso a leerla de nuevo para disfrutar en paz su lectura.
Pero el diputado federal de la izquierda es un devoto de la literatura de América Latina, y lee, entre otros, a Julio Cortázar y a Jorge Luis Borges.
Un tiempo, dice, también agarró tirria a “Rayuela”, la novela clásica del argentino más europeo, Julio Cortázar, pero enfrentó sus propios fantasmas, y la leyó y releyó, porque a veces hay páginas, capí­tulos completos, demasiados enredados, al mejor estilo, claro, de un cronopio.
Juan Rulfo es otro de sus novelistas preferidos. Libros que lee y relee Pedro Páramo y El llano en llamas.
Incluso, hasta se sabe de memoria páginas completas.

TRES. Los cien dí­as de AMLO

Muchas cosas admira en su amigo Andrés Manuel López Obrador, a quien se refiere como Andrés.
Pero hay dos temas centrales que por ahora refiere:
Es un polí­tico, dice, que siempre te deja tarea, así­ hables con él unos minutos.
Siempre manejando una agenda mediata e inmediata y siempre repartiendo juego para todos.
Y lo más importante, dando seguimiento, pues, además, lo trae en la memoria, sin que se le olvide.
Y tal permite y lleva a estar en movimiento incesante.
La otra cualidad es que pocas veces, AMLO revela las prioridades que agitan sus neuronas y corazón hasta que de plano las tiene ultra contra súper meditadas y sopesadas como un polí­tico frí­o y cerebral.
Y, sin embargo, en una entrevista periodí­stica se delató y habló de un balance de los primeros cien dí­as como presidente de la república, hacia el mes de marzo, para lanzar otras consultas populares.
Y el plazo de los cien dí­as significa, dice Amado Cruz, que tanto el gabinete federal como los cinco gobernadores de MORENA, PT y PES (Veracruz, Chiapas, Tabasco, Morelos y la Ciudad de México) y los diputados federales y locales y los senadores han de poner la piel a retozar porque exigirá resultados.
Y es que la polí­tica, recuerda, es la suma de todos, y en donde, claro, mucho cuenta la experiencia y el fogueo en el campo de batalla de cada uno.

CUATRO. MORENA, gran maquinaria electoral

Como pocos, excepcionales polí­ticos, es un polí­tico puntual que respeta el tiempo de los demás y a través del celular está pendiente de los pendientes.
Incluso, él mismo se agenda en sus citas que de inmediato atiende y desahoga.
En el trato luego enseguida tutea porque, se entiende, así­ vuelve la vida y la relación más cercana.
Y es amigo de sus amigos.
Por ejemplo, de aquel tiempo en el siglo pasado cuando AMLO apenas, apenitas comenzaba, mantiene la amistad con la profe Gloria Sánchez, senadora de la República y quien fue la segunda candidata a gobernadora de Veracruz luego del ingeniero Heberto Castillo, los dos, claro, militantes de la izquierda sin quienes serí­a imposible concebir el triunfo de Cuitláhuac Garcí­a Jiménez en las urnas.
Además, claro, del factor AMLO, en cuyas valencianas la mayorí­a trepados también ganaron el 1 de julio, pues MORENA, dice, se reveló como una insólita maquinaria electoral.


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