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Historias de desaparecidos
Viernes 26 octubre, 2018

Buscaban a Felipe entre cadáveres

•Acusado de formar parte de la delincuencia
•Policí­a estatal lo desapareció
•Una más de Arturo Bermúdez, exsecretario de Seguridad Pública con Javier Duarte

Ignacio Carvajal

Hubo un señalamiento contra Felipe Martí­nez Martí­nez. Lo acusaban de formar parte de una banda de secuestradores. Eso le valió que fuera privado de su libertad por elementos de la policí­a estatal que lo desaparecieron.
La SSP, en los tiempos de Arturo Bermúdez, se allegó de esa supuesta información que vinculaba al comerciante de ropa con una peligrosa banda que operaba en el sur, pero jamás hubo una acusación formal. Tampoco una investigación o un expediente judicial.
Pero el 15 de julio del 2014 un fuerte operativo de la SSP salió en su búsqueda al municipio de Oteapan, dónde viví­a.
Era Dí­a del Padre, recuerdan familiares de Felipe quienes cuentan un poco de su historia, pero no lo pasó con sus hijos, sino en su nuevo domicilio, con su segunda esposa.
Sin embargo, la policí­a fue a dónde su primer matrimonio y ahí­ solo estaban sus hijos, quienes no sabí­an nada de él desde hace tiempo.
Los gendarmes de la SSP tomaron a uno de sus muchachos y se lo llevaron para que les dijera en donde estaba su padre y presionar a éste a entregarse.
Angustiados, la familia del chico comenzó a buscarlo en los centros de detención vecinos a Oteapan y Coatzacoalcos.
Horas después de que iniciaron la búsqueda del muchacho, fueron amenazados. "Si siguen buscando lo vamos a regresar en una bolsa negra", pero el chico fue dejado en libertad, pues desconocí­a la ubicación de su padre, pero la SSP levantó a otra persona que sí­ sabí­a la ubicación del comerciante, era Roberto Toto Bustamante, su empleado.
Por este caso hay nueve ex servidores públicos detenidos, siete eran policí­as de la SSP en activo los cuales apresaron esta semana que terminó por el delito de desaparición forzada. Ya están internos en el penal de Coatzacoalcos, dónde son reclamados por un juez.
Son Esteban Suárez López, Francisco Domí­nguez Cardeña, íngel Teoba Canela, Epifanio Cruz Antonio, José Alfredo Flores Narciso Ulises Martí­nez Hernández, Eliseo Valencia Román, Jesús Alberto Hernández Domí­nguez y Julián Pérez Rodrí­guez.
De ellos, el de mayor rango es Jesús Alberto Hernández Domí­nguez, quien fuera delegado de la SSP en Tuxpan y Coatzacoalcos, así­ como comisario general de la SSP, uno de los más allegados al “capitán Tormenta”.


Cómo gendarmes de la SSP, los hoy detenidos son imputados de haber comandado ese operativo entre el 15 y el 16 de julio del 2014 en Oteapan, el cual -según versiones de familiares- derivó en la detención ilegal de unas 20 personas. La mayorí­a regresaron, excepto Felipe Martí­nez Martí­nez, su esposa, Guillermina Pérez, Ví­ctor Manuel Antonio Morales, Roberto Toto Bustamante y Otoniel Morales Martí­nez.
El caso Oteapan está sostenido por la acusación directa de la familia de Ví­ctor Manuel Antonio Morales, un comerciante de tamales quien habrí­a sido el primero en caer en manos de la "ley" del Capitán Tormenta.
Felipe Martí­nez Martí­nez es un comerciante de ropa que recorrí­a los pueblos del sur de Veracruz abordo de una camioneta con mercancí­a la cual compraba en Puebla o el Estado de México.
Su familia cuenta que no tuvo estudios. Era uno de ocho hermanos. Antes de iniciar en la ropa vendí­a pan, naranjas o frutas.
Cuando encontró el negocio en las prendas de vestir formó una familia. Le viven cuatro hijos con su primer matrimonio. A la mayorí­a los enseñó a comerciar con ropa.
Para salir a vender y sacar buenas ganancias, cuentan los suyos, investigaba las fechas cuando se iba a pagar el apoyo del gobierno federal por sus distintos programas sociales.
A unos metros de donde hací­an el pago él se estacionaba con su camioneta para ofrecer si mercancí­a. Así­ lo hací­a siempre y le iba bien. Vendí­a todo y así­ enseñó a trabajar a sus hijos.
A él se lo llevaron de la colonia Los Limones en Oteapan. Hasta ahí­ los llevó su empleado, Roberto Toto Bustamante, quien igual resultó sacado y golpeado por los oficiales ante la impotencia de sus padres, que presenciaron todo.
Con el comerciante de ropa resultó privada de su libertad su esposa, Guillermina Pérez.
La familia relata que después de su desaparición buscaron por todas las cárceles de la zona y viajaron a la ciudad de México a algunos penales a pedir razones de su paradero.
También, cada vez que se sabí­a de algún cadáver abandonado en la ví­a pública corrí­an a ver si era Felipe Martí­nez. Varias veces se pararon en la morgue a preguntar por los muertos sin reclamar o que iban llegando, pero no tuvieron éxito.
Después de la detención de los supuestos perpetradores, la familia incrementó las expectativas de saber la verdad de ese operativo contra secuestradores y encontrar a su ser amado. Pues al paso del tiempo claro está que no hubo una investigación formal en contra de Felipe Martí­nez y las otras cuatro ví­ctimas.


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