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Historias de desaparecidos
Lunes 24 septiembre, 2018

El primer atropello duartiano

•Oteapan, municipio indí­gena, usado por las huestes de Javier Duarte como campo de entrenamiento para desaparecer personas
•Un municipio donde las patrullas del exsecretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, realizaron sus primeros ensayos desapareciendo personas para seguir en Coatzacoalcos
•La presencia de la Policí­a Estatal en Oteapan está manchada por un operativo en junio del 2014, cuando levantaron a docenas de personas
•Hasta la fecha, cinco indí­genas de Oteapan siguen sin aparecer

Ignacio Carvajal

Fue en una población altamente indí­gena donde Javier Duarte de Ochoa, gobernador en funciones, y Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad Pública, ensayaron sus operativos para desaparecer seres humanos.
Un sobreviviente del operativo que duró 24 horas, desarrollado entre el 15 y el 16 de junio del 2014, en la cabecera de Oteapan, cuenta bajo anonimato que al menos cinco pobladores indí­genas de esa cabecera permanecen desaparecidos.
A poco más de cuatro años del hecho, y con tierra de por medio, relata el horror que vivió al caer en manos de la policí­a, que ese dí­a buscaban a una banda de secuestradores, y por lo cual levantaron a docenas de indí­genas que fueron detenidos ilegalmente.
Lejos de su tierra natal, cuenta que cuando ya no tení­a esperanzas, y cuando pensaba que todo se le acababa, la misma policí­a lo sacó del sitio donde lo tení­an recluido en contra de su voluntad y lo tiraron en el monte, golpeado. Al parecer lo dieron por muerto.
Se marchó de su tierra y dejó atrás esa historia de terror.
Al tiempo se enteró de que al menos cinco de los que también fueron levantados, nunca llegaron a sus casas en Oteapan, un municipio de población indí­gena que se encuentra a unos 45 minutos de la cabecera de Coatzacoalcos, entre Cosoleacaque y Minatitlán.

EL PRIMERO

Así­, este hecho en Oteapan, en el sur, serí­a el primer caso formal de desaparición forzada que se dio durante el Gobierno de Javier Duarte de Ochoa, con Arturo Bermúdez a la cabeza de la SSP, y del que se cuenta con poca información.
Al revisar los diarios de esas fechas, en los dí­as posteriores al arribo del comando, no hay referencias de sus acciones. Es como si nunca hubiera pasado.
Pero los desaparecidos por esa irrupción -cuenta el sobreviviente- ahí­ están y tienen nombre:
Felipe Martí­nez Martí­nez y su esposa Guillermina Pérez, los dos eran comerciantes de ropa.
El transportista Otoniel Morales Martí­nez, quien fue sustraí­do en un puesto de vigilancia cerca de Chinameca.
El comerciante Roberto Toto Bustamantes, de 24 años de edad, y que era empleado de Felipe Martí­nez Martí­nez.
Y Ví­ctor Manuel Antonio Morales, comerciante de tamales, quien fue privado de la libertad junto a otras personas, él fue el único que no regresó a casa.
A todos se los llevaron de sus hogares y de la ví­a pública en Oteapan, aunque las memorias de ese dí­a también ubican al comando de la SSP en Chinameca y los confines de Coatzacoalcos.
Fue en Oteapan, en la colonia Adolfo López Mateos, donde secuestraron a Roberto, a Felipe, a su esposa y a Ví­ctor Manuel.
El sobreviviente contó que ese dí­a las patrullas de la policí­a recorrí­an colonias, callejones y parques de la cabecera de Oteapan buscando a la presunta banda de secuestradores.
En esos recorridos, a las siete de la mañana llegaron a la casa del joven Roberto Toto Bustamante, a quien sometieron, golpearon y se llevaron con rumbo desconocido.
Ante la mirada de familiares y vecinos, los policí­as decí­an que se lo llevaban por secuestrador.
Posteriormente fueron por su patrón, Felipe Martí­nez Martí­nez, y su esposa, Guillermina Pérez, a quienes igualmente sorprendieron en su hogar de la colonia Adolfo López Mateos y los trasladaron a otro sitio lejos de sus pueblos.
Las versiones que se han podido reportera sobre este hecho, indican que los recluyeron en el penal de Coatzacoalcos o en algún calabozo colindante. Y de ahí­ eran movidos a otros puntos de los cuales no se cuenta aún con noticia.
En la misma lí­nea, horas después, fueron contra Otoniel Morales Martí­nez y Ví­ctor Manuel Antonio Morales.
El segundo se dedicaba a la venta de tamales en diversos municipios del sur. Tení­a ocho años desarrollando esta actividad sin que alguna vez hubiera sido acusado de algo.
La policí­a lo detuvo frente a un lavado de autos en Oteapan, posteriormente también fue trasladado al igual que los otros.
La camioneta que manejaba, que se compró con mucho esfuerzo para la venta de sus tamales, tampoco aparece.
Ví­ctor Manuel Antonio Morales, como cada ocho dí­as, se encontraba corriendo la parranda, y ya lo esperaban en casa, pero no contaban con que en el camino serí­a interceptado por la policí­a estatal que buscaba a secuestradores.
Sobre este chico su familia relata que después del levantón, comenzaron a buscarlo, y en la base de la policí­a naval en Cosoleacaque, les informaron que la camioneta que manejaba, estaba boletinada por participar en secuestros.
Hasta la fecha ni el joven ni la camioneta aparecen, pero la familia da fe de que el la ví­ctima llevaba un modo honesto de vivir, que era alegre y nada tení­a que ver en secuestros.
Lo sorprendente de todo, es que en los registros judiciales tampoco hay órdenes de aprehensión contra los desaparecidos. Esto está confirmado.
El sobreviviente relata que fueron trasladados por la SSP a un calabozo que él cree está en el penal de Coatzacoalcos o colindante.
Actualmente ahí­ opera la Fuerza Civil, que en Coatzacoalcos cuenta con un negro historial.
Ahí­ los golpearon durante horas y los interrogaron.
Siempre les preguntaban por la banda de secuestradores, qué quienes eran y a quienes habí­an privado de la libertad.
Después de varios dí­as, se libró de la muerte, no sabe por qué. A salvo, tiempo después, se enteró que no aparecí­an cinco que habí­an sido levantados en la misma fecha.
Esos jóvenes están reportados como desaparecidos, a manos de las autoridades, ante la Fiscalí­a General del estado, pero no han despertado el interés de las autoridades.
Posteriormente a esa acción iniciada la tarde del 15 de junio y concluida la tarde del 16 del mismo mes del 2014, se dieron más casos, como el de septiembre del 2014, donde el Mando Único de Coatzacoalcos y la SSP detuvo en un retén a cinco chicos que presuntamente estaban ligados a la delincuencia.
Los jóvenes detenidos sobre la carretera federal, cerca de Cosoleacaque, eran Nathanael Fernández Alcántara, José Armando Jiménez de la Cruz, Erik Leobardo Solí­s López, Miguel íngel íngeles Manzano y Heber Arturo Castillo.
De ellos, sólo tres han sido localizados, sin vida, en fosas clandestinas.
Meses después, el 11 y 12 de mayo del 2015, otro operativo de la SSP y la Fuerza Civil arranca del seno de sus familias a cinco porteños, entre taxistas y obreros, sin que a la fecha se sepa de su paradero.
Son José Manuel Cruz Pérez, Jhonit Enrí­quez Orozco, Héctor Manuel Facundo Ramos, Eliaquí­n Alvarado Villafuerte y Roberto Gallegos Osorio son los cinco ciudadanos de Coatzacoalcos que están desaparecidos desde el pasado 11 de mayo, cuando elementos oficiales apoyaron a civiles que se transportaban en camionetas blancas en una suerte de operativo que resultó con docenas de desaparecidos. De esas fechas, sólo de estos cinco se tiene constancia de denuncia formal.
Esa violencia no paró ahí­, el 25 de septiembre del 2015, una ola violenta recorre Coatzacoalcos y se lleva a unas 25 personas. Las oficinas del MP estaban saturadas de personas preguntando pos sus seres amados.
Finalmente, se presentaron denuncias formales por 11 desaparecidos: Rosendo Vázquez Peña, Uriel Gorra, Omar Shamed Breden González, Odilo Ramí­rez Reyes, Julio Argí¼elles, Daniel Alejandro González de la Cruz, Carlos Arturo Rojas Valencia, Camilo Efraí­n Silva Gómez, Abraham Elester Torres Barradas, Jacob Vicente Jiménez González e Iván íngel Solano.
En marzo del 2016, familiares de cinco hombres bloquearon el puente Calzadas para denunciar que sujetos que vestí­an como policí­as, se habí­an llevado a sus familiares.
En total fueron cinco las personas que sustrajo ese comando que recorrió Coatzacoalcos, el primero en aparecer fue Fausto Isaac Cruz Aviña, de 40 años, a quien encontraron sin vida en un tramo de la autopista Cosoleacaque-La Tinaja.
Con él desaparecieron de Coatzacoalcos:
Jonathan Guillén Gómez, de 23 años de edad, comerciante; Cristian Francisco Hong, de 36 años, taxista ”“los dos fueron sustraí­dos de una casa en la avenida Chabacano #2-; Mario Antonio Ahedo Guillén, de 26 años, ayudante de albañil; Carlos Esteban Pérez Tolí­n, mecánico ”“ambos sacados de una casa en Rancho Alegre II.
Después de Cruz Aviña, se localizó sin vida al resto de los desaparecidos, en condiciones extrañas, la Fuerza Civil los reportó entre el saldo de un enfrentamiento que habí­an sostenido en el basurero de Las Matas, a la salida de Coatzacoalcos. Hasta la fecha, ese operativo en Las Matas despide sospechas de haber sido armado, pues quien estuvo a la cabeza fue el fundador de ese cuerpo de élite, Roberto González Meza, preso actualmente por delitos de desaparición forzada.
De todos estos casos, donde existe clara constancia de la participación de las autoridades policiales, no hay avances notorios y sus familiares esperan saber qué pasó con sus seres queridos.


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