esposo, el presidente, ama tanto el arte que casó con una artista.
Y lo peor en el paí­s: una parte mayoritaria de los empleados sin las prestaciones sociales, económicas y médicas establecidas en la Ley Federal del Trabajo.
Y peor aún, expuestos los trabajadores, egresados de universidades, incluso, con maestrí­as y doctorados, al despido imprevisto, nomás porque así­ lo dispone o conviene al patrón y/o al cuerpo directivo, donde tantas intrigas y cizañas suelen darse.

LUNES
Ave de mal agí¼ero

En el siglo pasado, el gobernador Rafael Hernández Ochoa decí­a que la mejor herencia de los padres a los hijos era estudiar.
Entonces la perspectiva educativa giraba alrededor de estudiar una carrera y ahora, claro, y de ser así­, la licenciatura es insuficiente, pues en la mayorí­a de trabajos (para pagar sueldos mezquinos) solicitan maestrí­as y doctorados.
Y posgrados en universidades prestigiadas, digamos, incluidas en el ranking nacional, lejos, muy lejos, mil años luz de distancia, de las llamadas “patito”.
Con todo, está claro que cursar un posgrado constituye apenas, apenitas un paso para aspirar y soñar, primero, con un trabajo digno, y segundo, un empleo mejor remunerado, y en donde, además, poco expuesto pudiera estar a los socavones laborales de un despido injustificado.
Por eso resulta una hazaña cargar la mochila durante 17 años o más todos los dí­as, soñando con el paraí­so terrenal, para de pronto, toparse con una realidad económica, social y laboral avasallante.
“Que tengas suerte” suelen decirse los chicos el dí­a de la graduación de la universidad, y en las tres palabritas se resume la incertidumbre y la zozobra que el destino inmediato anuncia sin chistar como ave de mal agí¼ero.

MARTES
Cí­rculo vicioso

La mejor herencia a los hijos es un negocio familiar, aunque sea modesto, pero estable hasta lo más lógico posible, considerando, claro, que en la vida hay muchas vacas flacas y pocas gordas, muchos vientos desfavorables, demasiados vaivenes que se van sorteando, tiempos buenos y tiempos malos.
Además, y por desgracia, con todo y la cuestionada reforma educativa (que irá para atrás dice AMLO, el presidente electo), en las escuelas del paí­s siguen formando profesionales para ser empleados en vez de empleadores.
Y lo peor: para soñar con un trabajito bien remunerado cuando, caray, ha de observarse la polí­tica educativa, por ejemplo, del Instituto Tecnológico de Monterrey, famoso porque forma estudiantes para crear y recrear fuentes de empleo como (posible) estado superior de vida.
Claro, se incide en otro talón de Aquiles en un paí­s donde seis de cada 10 jefes de familia están ubicados en la pobreza, la miseria y la jodidez, y sea como sea, para lanzarse la aventura de una empresa propia la persona ha de tener un capital básico que le permita explorar la posibilidad.
Es un cí­rculo vicioso y en donde estamos atorados desde el siglo pasado.

MIÉRCOLES
Ranking universitario

Nunca será igual estudiar en la Universidad Veracruzana que en la Universidad Anáhuac que en la UPAV.
O en el Instituto Tecnológico de Monterrey o en la UDLA (Universidad de Las Américas) o en la UNAM o en la Universidad “Pirata Lorencillo” o “Francisco Zarco”.
El raking de la educación superior se mide, entre otras cositas, por la calidad de los académicos, posgrados en el paí­s y en el extranjero, investigaciones realizadas y libros publicadas, y hasta por los trabajos desempeñados en la administración pública y privada.
Pero también por la calidad de los egresados en el desempeño de la tarea profesional.
Y desde luego, por las instalaciones de primer nivel o primer mundo.
Con todo, el escenario económico y social para todo tipo de egresados es terrible y desventurado, pues el sistema económico, social y polí­tico así­ lo permite y alienta, bajo una regla universal: patrones ricos y enriquecidos y empleados mal pagados, salvo, claro, las grandes excepciones que suelen darse.
La vida siempre ha sido así­ en el paí­s con todo y los cincuenta y seis presidentes de la república y nada indica que en los próximos seis años, ajá, bajo la llamada Cuarta Transformación del Paí­s, la vida será distinta… por decreto y por tanto repetir la cantaleta.

JUEVES
25 facultades de Comunicación

La polí­tica educativa anda tan errática como puede demostrarse en el siguiente hecho en Veracruz.
Hay de norte a sur y de este a oeste veinticinco facultades de Comunicación entre públicas y privadas, la primera fundada la de la Universidad Veracruzana, la tercera en el paí­s, luego de la Escuela Carlos Septién Garcí­a y la de la UNAM.
Y 25 facultades de Comunicación significan un exceso terrible dado que el mercado local y regional está saturado, además, con salarios miserables y sin las prestaciones de ley.
Unas facultades están incorporadas a la secretarí­a de Educación de Veracruz y otras a la UNAM y/o a universidades nacionales privadas.
Y en el caso de Veracruz resulta imperdonable la cero tolerancia de la SEV para otorgar el famoso RVOE que autoriza su existencia, incluso, a escuelas patito.

VIERNES
Pueblo rico habitado por pobres

Según el politólogo Carlos Ronzón Verónica, el problema es el gran fracaso de la polí­tica neoliberal que sobreprotege a los empresarios, a tal grado que 250 familias concentran el 60 por ciento de la riqueza nacional.
Pero más aún, porque unos cuantos súper magnates aparecen en la lista Forbes como ultra millonarios, encabezados por Carlos Slim Helú, considerado algunos años el más rico del mundo,
desde cuando Carlos Salinas de Gortari le concesionó Teléfonos de México y terminó adueñado hasta del consorcio de los Sanborns del paí­s.
Bastarí­a recordar que México significa el paraí­so de franquicias norteamericanas, la mayorí­a restaurantes, donde los concesionarios pagan salarios miserables a jóvenes universitarios, además del trascendido del acoso sexual a las mujeres.
El caso es que presidentes de la república van y vienen y desde toda la noche sórdida de los tiempos cada sexenio se levantan esperanzas para lograr un paí­s justo en todos los órdenes y lo único que aumentan son los pobres, en tanto la riqueza de unos cuantos se multiplica.
Durante 17 años, mí­nimo, las nuevas generaciones siguen cargando la mochila soñando con sus padres por una vida mejor, pero chocando con una inevitable realidad atroz.
Pueblo rico pródigo en recursos naturales habitado por gente jodida.