cargando

En twitter:

Expediente 2024
Sábado 22 septiembre, 2018

Terror en Veracruz

Se vive y padece el terror en Veracruz. Según el Colectivo, hay veinte mil desaparecidos de norte a sur y de este a oeste. Antes, la vocera, la maestra en Letras Hispanas y polí­glota, Lucí­a Dí­az Genao, dijo que eran treinta mil.
Treinta o veinte mil significa el mundo más sórdido y siniestro.
Tan sólo el Sistema Nacional de Seguridad Pública ha reportado que treinta mil son los desaparecidos en el paí­s.

Luis Velázquez

Treinta mil desaparecidos dejó en ocho años de dictadura el general Jorge Rafael Videla en Argentina, el mismito que tiraba vivas a las personas en el centro de un océano infectado de tiburones.
Según el Solecito son veinte mil desaparecidos en los últimos ocho años. Y, bueno, cualquier ciudadano, cualquier padre de familia, entenderí­a que tienen una lista aproximada de tantos y tantos secuestrados, aportada, claro, por los padres y familiares de las ví­ctimas.
Algún dí­a, la diputada local, la panista Marijose Gamboa Torales, aseguró que sólo eran quince mil.
La Fiscalí­a, por su lado, se ha detenido en menos de cuatro mil.
Y en cada caso, se entenderí­a, tendrán una lista aprox. de los desaparecidos.
Y de ser así­, estamos hablando del peor tiempo en la historia de un Veracruz pródigo en recursos naturales y habitado por una población en la miseria, el hambre y la jodidez.
Y más por lo siguiente:
En la hipótesis primaria, los desaparecidos se deben, como han sostenido en el lado oficial, por el ajuste de cuentas entre malandros y que, según el Comisionado Renato Sales Heredia, aquí­, en Veracruz, “casi todos los carteles” están riñendo por la jugosa plaza local, desde el trasiego de drogas hasta el huachicoleo.
Ok.
Pero de igual manera, está probado y comprobado que hay muchí­simos desaparecidos de la población civil.
Bastarí­a recordar que en el duartazgo las personas eran desaparecidas en los retenes de Seguridad Pública en las carreteras.

BARBARIE FUERA DE CONTROL

Nunca en la historia polí­tica y social de Veracruz un gobierno habí­a incurrido en la desaparición forzada.
Y más ahora cuando desde hace un ratito los derechos humanos están en la cancha nacional.
En un principio, las elites gobernantes se “lavaban las manos” inculpando a los carteles y cartelitos en un ajuste de cuentas entre ellos.
Pero cuando de pronto, zas, comenzaron a desaparecer mujeres, jóvenes y ancianos, y hombres sin ninguna liga con la delincuencia organizada, por más y más que desearon excusarse, la realidad atroz los avasalló.
Y más, cuando luego de muchas semanas desaparecidas, algunas personas eran tiradas sin vida, y hasta decapitadas, en la ví­a pública.
Y más, cuando de pronto Veracruz se convirtió en el primer lugar nacional en feminicidios y luego enseguida en fosas clandestinas, incluso, rebasando a Jalisco, tan desacreditada ahora con el gobernador priista, Aristóteles Sandoval, con el famoso “Tráiler de la muerte”.
Veracruz, pues, en las grandes ligas de un atropello funesto y fatí­dico a los más elementales derechos humanos, donde de plano en la barbarie “el hombre se convierte en el lobo del hombre” y cada parte se hace, digamos, justicia por su propia mano.
Por eso, resultarí­a significativo que el Solecito publicara la lista de sus veinte mil desaparecidos y la diputada Marijose Gamboa su lista de los quince mil y la Fiscalí­a su lista aproximada de unos casi cuatro mil, pues el primer paso de la justicia elemental está en la estadí­stica de la muerte para identificar a las personas secuestradas y desaparecidas.

GARANTIZAR LA VIDA

Claro, si volteamos al resto del paí­s, en ninguna entidad federativa atrapada y sin salida en la violencia, las ONG, los académicos, los investigadores y la autoridad han publicado nunca, jamás, su estadí­stica de los desaparecidos “con pelos y señales”.
Cierto, algunas ONG, como en el caso de Veracruz, tienen una lista, impresionante por demás, de sus desaparecidos y pasean sus fotos en cartulinas en manifestaciones y plantones.
Pero hablar de quince mil a veinte mil desaparecidos son palabras mayores.
Inverosí­mil, porque implica la incapacidad, quizá negligencia, acaso principio de Peter, de las elites polí­ticas para garantizar la regla número uno del llamado Estado de Derecho como es la seguridad en la vida y en los bienes, pero más, mucho más, en la vida, pues los bienes van y vienen…si es que, claro, regresan.
Mucho bien, y por salud pública, habrí­a en Veracruz si se tuviera conocimiento y acceso a la estadí­stica de los desaparecidos con nombres y apellidos, circunstancias, y por regiones.
Desde luego la primera gran voluntad polí­tica deberí­a provenir y estar en la secretarí­a de Seguridad Pública y en la Fiscalí­a General, incluso, en la Fiscalí­a de los Desaparecidos, con todo y su leyenda atroz de “¿Cuál prisa si los desaparecidos… desaparecidos están?”.
Y por supuesto, la voluntad social y humana de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en vez de aparecerse con los familiares de las ví­ctimas (y que también son ví­ctimas) y hasta ponerse a llorar delante de todos para tomarse la foto.
Y más, porque en su momento, el presidente de la CEDH, Fernando Pérez Escamilla, jamás expresó voluntad alguna, pues el cargo se lo debí­a a Javier Duarte, en cuyo casi sexenio los desaparecidos alcanzaron un estado de perversidad jamás imaginado dada la alianza de los polí­ticos, jefes policiacos y policí­as con los carteles.
Veracruz, a la altura de los dictadores genocidas del siglo pasado en Argentina, Chile, Guatemala, Salvador, Nicaragua y Perú, entre otras naciones.


Deja un comentario

Acerca del blog

Blog de noticias desde Veracruz.
Aquí, deseamos contar la historia de cada día.
Y cada día es un nuevo comienzo.
Y todos los días se empieza de cero...

Portal de noticias de Veracruz.