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Miércoles 19 septiembre, 2018

Cuitláhuac, achicado

•Galerí­a de exgobernadores
•Un hombre ante la historia

ESCALERAS: Los cosmetólogos del gobernador electo de Veracruz harí­an bien en agigantar su imagen, mí­nimo, para que deje verse menos achicado ante otros antecesores.
Y es que si en la campaña electoral y en los dos meses y medio luego de los comicios del primero de julio le han creado y recreado una imagen repetitiva de AMLO, el presidente electo, sin proyectar su identidad, su personalidad, su forma personal de concebir el poder y ejercer el poder, entonces, Cuitláhuac Garcí­a queda totalmente reducido.

Luis Velázquez

Incluso, en la cancha polí­tica hay quienes han deslizado que su padre, el maestro Atanasio Garcí­a, ex diputado local en el tiempo de Fidel Herrera Beltrán, académico en la UPAV en el tiempo de Javier Duarte, el amigo, dicen de AMLO, es quien manda y mandará.
Y tan es así­ que ni hablar, el padre ha salido en defensa del hijo jurando y perjurando que el padre es el padre y el hijo es el hijo.

PASAMANOS: Ante otros exgobernadores, Cuitláhuac Garcí­a se ve chiquito.
Por ejemplo, ante Fernando Gutiérrez Barrios, el llamado “Hombre-leyenda”, don Fernando se ve un gigante, casi casi a nivel de estadista, en tanto Cuitláhuac se mira un parvulito de kí­nder, y más si el ciudadano común y sencillo recuerda aquella máxima de la antigua Roma de “la mujer del César”.
Pequeño de estatura, pero más gigante en su dimensión histórica, Fernando López Arias se mira ante Cuitláhuac otro gigante.
López Arias, por ejemplo, electrizaba con la mirada y su gran capacidad retórica estremecí­a, a la par que su biografí­a pública como el Procurador de Justicia de la República del presidente Adolfo López Mateos, tiempo aquel cuando los grandes disidentes de la izquierda, Demetrio Vallejo, el lí­der ferrocarrilero, y el pintor David Alfaro Siqueiros, entre otros, terminaran presos en el penal de Lecumberri.
Muchos años después, nadie ha olvidado el discurso furibundo de López Arias en el Senado de la República cuando defendiera a López Mateos cuyos enemigos le endosaban que era guatemalteco.

CORREDORES: De los años 1936 a 1939, Miguel Alemán Valdés, gobernó Veracruz, y de los años 1944 a 1948, Adolfo Ruiz Cortines.
Uno y otro, luego de pasar por la secretarí­a de Gobernación y llegar a la presidencia de la república, fueron el par de polí­ticos que cimbraron el paí­s pues ambos alcanzaron el más alto nivel del crecimiento polí­tico.
Y Cuitláhuac ante Alemán Valdés y Ruiz Cortines, caray, resultarí­a reprobado antes del examen, pues ambos tení­an estatura de gigantes, todaví­a ahora cuando setenta años después son referencia histórica.
Jorge Cerdán Lara gobernó Veracruz de 1940 a 1944. Y Xalapa sufrió un temblor polí­tico cuando más de diez mil ganaderos coordinados por Manuel Parra, el temido y temible cacique de “La mano negra” (cuarenta mil campesinos asesinados en la enconada lucha agraria) desfilaron montados a caballo en la capital para evitar su derrota polí­tica.
¡Qué referir, por ejemplo, de los exgobernadores Cándido Aguilar Vargas (el yerno de Venustiano Carranza) Adalberto Tejeda Olivares y Heriberto Jara Corona (quien también fue secretario de Marina)… ante la figura de Cuitláhuac!
De manera concreta y especí­fica la analogí­a significa una blasfemia.

RODAPIÉ: Otra vez habrí­a de cotejar a Cuitláhuac con Ruiz Cortines, cuya fama de hombre austero, honesto y republicano, en ningún momento necesitaba de estar cacareando el asunto en el discurso público ni tampoco en los medios porque la integridad le era consustancial, parte de su identidad.
Ruiz Cortines se habrí­a escandalizado con el simple hecho de estar repite y repite y repite que “soy honesto”, pues desde la mirada del sicólogo recuerda al hombre aquel gritando que detengan al ladrón.
Es más:
Estar repitiendo como loro “la honestidad valiente” suena “a la vieja retórica del PRI, tan plagada de demagogia” (Guadalupe Loaeza).
Y más ante un paí­s que ocupa el primer lugar en corrupción polí­tica en América Latina y uno de los primeros lugares en el mundo.
Pero, bueno, hay polí­ticos necesitados y urgidos de que les crean, con todo y que así­ se vean, sientan y perciban muy reducidos.

BALAUSTRES: Nadie duda de los atributos de Cuitláhuac para, por ejemplo, AMLO lo aceptara en dos ocasiones, 2016 y 2018, como su candidato a gobernador.
Claro, la senadora de la república y futura secretaria de Energí­a, la zacatecana Rocí­o Nahle, también lo impresionó.
Pero sus cualidades han de resaltarse tal cual si, por ejemplo, se multiplica la analogí­a y ante Cuitláhuac se recuerda, entre otros gobernadores, los siguientes:
Guadalupe Victoria, el primero de Veracruz, 1824/1825.
Antonio López de Santana, gobernador en tres ocasiones, el primer mandato en 1829.
Ignacio de la Llave y Segura Zeballos, dos veces gobernador, la primera ocasión en 1855.
Juan de la Luz Enrí­quez, góber en dos mandatos, el primero en 1884.
Teodoro A. Dehesa Méndez, gobernador en cinco ocasiones, el primero en 1892, y quien entrara a la historia a partir de aquel telegramita de Porfirio Dí­az de “¡Matar en caliente!” a los nueve jarochos sublevados a la reelección del dictador.
El peso histórico de sus antecesores ha de trascender en Cuitláhuac y en su primero y segundo cí­rculo del poder para crear y recrear una figura a la altura de las expectativas, por ejemplo, de la llamada Cuarta Transformación del Paí­s.
De lo contrario, con todo y su triunfo en las urnas gracias a treparse en las valencianas de AMLO seguirá percibiéndose que el zapato le quedó demasiado grande.
Hay polí­ticos a quienes hasta la vocecita le cambiaron sus cosmetólogos…


1 comentario(s)

Rodolfo Poblete Dolores 19 Sep, 2018 - 21:08
Como siempre mi estimado Luis un acertadisimo comentario. Saludos

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