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A Mil por Hora
Martes 04 septiembre, 2018

La Cámara gana en colorido, pero el PRI sigue predominando

Este reportaje, publicado por el reportero Elí­as Chávez el 27 de agosto de 1979, es el mejor escrito en la historia del paí­s sobre la Cámara de Diputados. Primero, por la genial descripción de comparar a los diputados federales con las más de diez mil especies de aves. Segundo, porque con todo y que para entonces ya existí­an diputados, digamos, de oposición, el PRI era el partido hegemónico en el poder, tiempo de la presidencia imperial y faraónica, tiempo hoy cuando el tricolor perdió la presidencia de la república, las mayorí­as en las Cámaras Bajas y Altas, siete gubernaturas y la mayorí­a en diecisiete Congresos locales, entre ellos, Veracruz. Tiempo peor cuando el PRI no ganó una sola diputación federal en las urnas y una sola senadurí­a de las 128

Por ELíAS CHíVEZ

  • Movimiento Regeneración Nacional (MORENA como primera fuerza en la LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados

Variado como las aves ”“se conocen más de diez mil especies”“, el Colegio Electoral refleja lo que será la próxima Cámara de Diputados en la que habrá, además del pájaro chingolo mencionado por Roberto Blanco Moheno, aves rapaces, de corral, de presa, palmí­pedas, trepadoras, migradoras, de ornato, y hasta uno que otro pájaro de cuenta.
Y aunque la nueva Cámara de Diputados entrará en funciones el sábado primero de septiembre, su salón de sesiones ”“acondicionado para dar cabida a 400 legisladores producto de la reforma polí­tica”“ es ya una gran pajarera en la que unos pí­an, otros cantan, algunos revolotean, picotean, anidan e inclusive ponen. Y a otros se les caen las alas, como a los priistas Melitón Morales y Manuel Ramos Gurrión, a quienes les anularon sus elecciones.
Tal variedad de especies y actividades quedó de manifiesto desde el primer dí­a que inició sus trabajos el Colegio Electoral: cada uno de los siete partidos polí­ticos ahí­ representados expuso tesis diferentes y asumió actitudes encontradas.
Primero en subir a la tribuna fue Juan Aguilera Azpeitia, dirigente del PDM y de la Unión Nacional Sinarquista. De cara afilada como un pigargo ”“especie de águila de cola blanca”“, denunció que en los comicios del primero de julio "se cometieron los mismos vicios de siempre", lo cual constituye ”“dijo”“ "una traición a la reforma polí­tica".
Con el obvio color de un petirrojo, el siguiente orador fue el lí­der del Partido Comunista Mexicano, Arnoldo Martí­nez Verdugo. Demandó la supresión del Colegio Electoral, a fin de que las elecciones sean calificadas por la Comisión Federal Electoral, organismo que deberí­a estar integrado ”“afirmó”“ exclusivamente por los partidos polí­ticos, sin la intervención decisoria de los órganos de gobierno, como sucede en la actualidad.
Cual tocororo de canto monótono, el representante del PPS, Humberto Pliego Arenas, aprovechó su turno en la tribuna para leer un largo y tedioso documento en el que los dirigentes de su partido exponen, una vez más, su preocupación de ser confundidos con la oposición. Al respecto, declaran que el Poder Legislativo debe, ciertamente, actuar con independencia del Poder Ejecutivo, pero "esto no implica que deba proceder en contra del gobierno, sino desempeñar el papel que la Constitución de la República le otorga como cuerpo colegiado...".
"Cisne de engañoso plumaje", Graco Ramí­rez Abreu, del PST, no se mordió la lengua cuando subió a la tribuna para condenar a los oportunistas y a los "polí­ticos maniobreros".
Y mientras unos a otros se lanzaban picotazos, Antonio Vázquez del Mercado, del PARM, parecí­a paloma de la paz:
"Independientemente de nuestra ideologí­a, conviviremos amistosamente y todo ello redundará en la mejor consecución de nuestra labor en bien de México y de nuestro pueblo", decí­a el parmista en la tribuna.
Pero el PAN lejos estaba de pretender tal paz. Enojado como gallo de pelea, Juan Landerreche Obregón subió a la tribuna para advertir que Acción Nacional denunciará, oportunamente, los diputados y partidos "que sólo lleguen como comparsas, como ha sucedido en ocasiones anteriores con partidos que han tenido que vivir de las curules que les regala el gobierno". En cuanto a la reforma polí­tica, afirmó que no existe, pues aunque hay más partidos y más diputados, el gobierno se asegura primero de que el PRI no pierda la mayorí­a.
íguila en picada sobre su presa, el priista Ignacio Vázquez Torres abandonó la altura de la vicepresidencia del Colegio Electoral para refutar, enérgico pero a la vez mesurado, las afirmaciones de la oposición. Aseguró que sí­ hay reforma polí­tica y que la prueba "contundente e irrefutable" de ello era la presencia, en salón de sesiones, de presuntos diputados militantes de "todas las opciones polí­ticas". Dijo que el PRI es un "partido mayoritario, no una aplanadora polí­tica", reconoció que "la disidencia es elemento natural de la democracia", y exhortó a todos los partidos a respetar la ley, "a que nos respetemos mutuamente y respetemos a México".
Sin embrago, todos los partidos siguieron lanzándose picotazos, cuando se discutieron los casos de Lauro Ortega ”“a quien llaman "pájaro resucitado", cuya caracterí­stica es aletargarse en invierno y resucitar en primavera”“, o el de Norberto Aguirre Palancares, cuyos defensores ”“encabezados por Humberto Romero”“, recordaron sus "méritos" agrarios y prácticamente lo compararon con el pájaro alioní­n, útil a la agricultura por los insectos que devora.
Más encomiado y solicitado que un Ave del Paraí­so, Luis Marcelino Farí­as, lí­der de la mayorí­a priista, fue también uno de los más impugnados. Pero la impugnación de que fue objeto sirvió para matar dos pájaros de un tiro: cuestionar la personalidad polí­tica de Farí­as, por un lado, y demostrar la desunión, oportunismo e incongruencia entre algunos miembros de la "izquierda".
En nombre del PCM, la impugnación fue hecha por el presunto diputado Pablo Gómez. Afirmó que Farí­as recurrió al conocido procedimiento de abultar los votos, a fin de ganar prestigio y "dar curso a una decisión polí­tica gubernamental": la de que lo nombraran lí­der de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados.
Agregó que además de recurrir al fraude electoral, el gobierno echó mano de "algunos viejos polí­ticos" que, junto con Farí­as "tienen amplios y negros antecedentes en la polí­tica mexicana". Entre esos antecedentes se encuentran los de haberse "levantado para demostrar y calumniar a la juventud en 1968".
En dicho año, Farí­as era lí­der de la Cámara de Diputados. Y según Pablo Gómez, pertenece al grupo de polí­ticos que "hicieron sentir su voz en contra de la lucha democrática más importante de los últimos 40 años y que fue reprimida de manera brutal y criminal".
Afirmó también que la elección de Farí­as "es acaso una nueva señal de que los retrógradas que más han luchado contra la democracia en nuestro paí­s, vuelvan hoy a ocupar cargos importantes, por designación gubernamental, en la polí­tica de nuestro paí­s".
Nada de extraño tení­a la impugnación hecha por Pablo Gómez, pues él, junto con muchos de sus compañeros de partido, participó activamente en el movimiento estudiantil de 1968. Pero también participaron los miembros del PST ahí­ presentes, y muchos otros miembros del PPS.
Inclusive el PST es un partido que se formó a raí­z o como derivación del conflicto de 1968, y muchos de sus actuales dirigentes fueron lí­deres estudiantiles. Pero Graco Ramí­rez y sus compañeros presuntos diputados del PST, olvidaron su origen y votaron en apoyo de Luis Farí­as, junto con los miembros del PRI, del PARM y del PPS.
Sólo el PCM y la mayorí­a de los panistas votaron en contra. Los del PDM se abstuvieron. El resultado de la votación fue de 74 votos a favor de Farí­as y 20 en contra.
A lo largo de las sesiones, el PCM y el PAN volvieron a coincidir y a votar juntos. Pero esta actitud fue aclarada el domingo 19 por el panista Luis Castañeda Guzmán, quien luego de criticar a los "izquierdistas que tienen bellas cuentas bancarias", expresó:
"Sí­ señores de izquierda: no habrá Abrazo de Vergara ni abrazo de Acatempan con nosotros. Podemos llegar al camino y, si de casualidad nos encontramos y lo que ustedes quieren coincide con lo que nosotros queremos en cuanto al bien común, iremos mientras nos encontremos. Pero no habrá Abrazos de Acatempan ni Abrazos de Vergara".
Y para que no hubiera ninguna duda en que los comunistas y los panistas seguirán siendo enemigos, Castañeda Guzmán recordó palabras de Manuel Gómez Morí­n, quien dijo que "los señores del PRI no tienen importancia para nosotros: tarde o temprano los vencedores (los panistas) con el arma poderosa y firme del pueblo; nuestros enemigos, los que contendremos con ellos, los que razonablemente tendremos que vernos con ellos en el futuro, son los del Partido Comunista".
"La profecí­a ”“agregó Castañeda Guzmán dirigiéndose a los comunistas”“ se ha cumplido: ya están ustedes aquí­. Pero no queremos que haya malos entendidos: que no se diga que cuando votemos por algo de ustedes, que nos unimos o que ha habido abracitos o contubernios."
A este enfrentamiento entre panistas y comunistas hay que agregar la disparidad que hay en las filas de un mismo signo, como sucede, por ejemplo, entre los miembros del PST, del PARM e inclusive del PRI.
Concretamente, Manuel Terrazas, que llegó a la Cámara apoyado por el PST, se entiende directamente con el lí­der de la mayorí­a priista, Luis M. Farí­as, a quien consulta respecto a los casos que se discuten. A su vez, América Abaroa, también del PST, vota en contra cuando sus compañeros lo hacen a favor, o viceversa. Estos son hechos que están a la vista de todos los que asisten a las sesiones del Colegio Electoral.
Respecto al PPS, uno de sus presuntos diputados, Humberto Pliego Arenas, no se cansa de criticar a quienes pugnan por la "unidad de la izquierda", además de que aprovecha cuanta oportunidad tiene para coquetear con el PRI y para exhortar a "la acción conjunta de todos los mexicanos patriotas y progresistas, de dentro y fuera del gobierno".
Por su parte, Antonio Vázquez del Mercado, dirigente del PARM, parecí­a un ave solitaria el martes 21 cuando abandonó a sus compañeros de partido para votar contra Roberto Blanco Moheno.
Otra ave solitaria que rompió la disciplina partidista y se unió en su voto ”“también contra Blanco Moheno”“ a los comunistas y a los panistas, fue la priista Guadalupe Rivera, hija de Diego Rivera.
Curiosamente, Blanco Moheno logró unir, en su contra, aunque momentáneamente, a todos los partidos de oposición.
Acusado de corrupto, mercader del anticomunismo, ladrón, calumniador, chantajista, Blanco Moheno quiso mostrar conocimientos de ornitologí­a cuando subió a la tribuna a defenderse ”“martes 21”“ y habló del "pájaro chingolo":
"Les confieso que he estado muy nervioso, pero no por miedo a esos señores ”“dijo a la vez que señalaba a los comunistas”“ que se parecen al pájaro de las pampas, que se llama chingolo ”“y me perdonan pero así­ se llama”“, que cantan en algún lugar pero los huevos los tienen en otro continente".
En respuesta a las acusaciones de que vive de la "industria del anticomunismo", Roberto Blanco Moheno expresó: "Yo no soy anticomunista. Me llamarí­a más bien contracomunista, porque hay dos maneras de ser anticomunista: quienes viven miserablemente, abyacente, traidora, antimexicanamente de los miserables centavos que reparte la odiosa embajada yanqui, y los que se fingen agentes de la CIA ”“y en esta parte de su intervención veí­a a Lázaro Rubio Félix, del PPS, quien confesó haberse "infiltrado" en la CIA por órdenes de su partido. A veces esos son tan despreciables, mucho más despreciables incluso que quienes anhelan una dictadura por equivocación, por fanatismo".
Pletóricas de acarreados, las galerí­as de la Cámara aplaudí­an a Blanco Moheno, entre gritos de "¡échate a los comunistas!". Pero Blanco Moheno se metió también con los panistas a los que llamó "señoritos viejos" que "no se dan cuenta que los de Monterrey son codos y ya se cansaron de mantenerlos".
De los palcos de la Cámara surgieron gritos de "cerdo", "ladrón", "reaccionario", a los que Blanco Moheno contestaba con más injurias.
Para refutar a Blanco Moheno, el panista Federico Ling subió a la tribuna y acusó a su contrincante de no haber hecho campaña polí­tica y de haberse jactado de que, para ser diputado, ya tení­a el voto del Presidente de la República. Expresó:
¿"Cómo podí­a hacer campaña polí­tica si no tení­a tiempo?: estaba escribiendo su libro 23 sobre la corrupción, que debe contener interesantes elementos autobiográficos...".
Otro orador, Humberto Pliego, del PPS, recordó que Blanco Moheno ha sido un chaquetero que a cada rato cambia de trinchera y que ahora llega a la Cámara de Diputados apoyado por el PRI, no obstante que ha sido un enemigo del Congreso y del partido oficial.
A su vez, Gerardo Unzueta, del PCM, aclaró la inquietud ornitológica de Blanco Moheno. Dijo:
"Quiero decirle a Roberto Blanco Moheno que estos señoritos de la izquierda a quienes él se ha referido, son gente que ha pasado por la cárcel, por la represión, esa represión que Blanco Moheno ha apoyado, esa represión que él ha justificado. Han pasado por la cárcel y aquí­ están con esos instrumentos de los que él habla. Son aves con sus huevos aquí­.
"Serí­a bueno ”“agregó”“ que Blanco Moheno se comprara un espejo de cuerpo entero para ver si él no es un chingolo".
Y mientras se aclara quién es chingolo y quién no, Gerardo Unzueta leyó unos párrafos de las memorias de Lázaro Cárdenas, en las que el Divisionario de Jiquilpan denunciaba y prevení­a sobre la corrupción de Blanco Moheno.
En su segundo turno, Blanco Moheno acusó al hijo de Cárdenas, Cuauhtémoc, de haber alterado las memorias del padre. Y expresó:
"Nadie le ha cantado más a Cárdenas que yo. Nadie. Pero desde que conocí­ a su familia, soy lazarista, no cardenista. No tengo la culpa de que los grandes hombres suelan tener moralmente enanos por familiares".
Simpatizantes y adversarios de Blanco Moheno continuaban gritando injurias, mientras el orador reconocí­a haber atacado al PRI:
"Es cierto ”“decí­a”“ he atacado muchas veces al PRI. Y lo harí­a nuevamente si volviera a hacer una transa con Cruickshank. Sí­. Volverí­a a atacar al PRI si sacrificara nuevamente al pueblo de Nayarit para darle una senadurí­a a ese individuo".
La griterí­a siguió y arreció cuando Lázaro Rubio Félix, del PPS dijo que el caso de Blanco Moheno no era un caso polí­tico, sino clí­nico, de siquiatrí­a.
Era esta una de las sesiones más turbulentas en muchos años. Los gritos y las injurias divertí­an a unos y enervaban a otros. La Cámara parecí­a una gigantesca jaula en la que cientos de pájaros revoloteaban enloquecidos.


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