En una vivienda de de la localidad Potrero Nuevo, tres mujeres y un hombre se entristecen al recordar a su familiar, un taxista que desde el 17 de febrero del año 2017 no aparece.
Se trata de José Marí­a Gutiérrez Hernández, mejor conocido como "Chema", de 43 años y quien tení­a su domicilio en la colonia La Cortina.
Potrero Nuevo o la Villa General Miguel Alemán, es el lugar donde en los últimos cinco años se acentuó la violencia.
En el año 2013, un grupo de 19 personas, incluyendo jovencitos y personas adultas mayores, de hasta 75 años, fueron privadas de la libertad por policí­as estatales y jamás se ha vuelto a saber de ellos.
Más aún, una joven de 16 años fue asesinada y tirada al respaldo de la comandancia de la Policí­a Municipal, mientras que otras personas fueron ejecutadas a plena luz del dí­a, y otros privados de la libertad, entre ellos un chofer de una lí­nea de autobuses, sin que sus familiares hayan vuelto a saber de ellos.
Antes de que se agravara la situación, la zona era considerada tranquila, pues en este lugar se ubica el ingenio Central El Potrero, uno de los ingenios cañeros más importantes del paí­s, donde cada año entregan su caña más de 3 mil 500 productores de la región, lo que constituye un detonante económico para los municipios de la región en temporada de zafra, especialmente en los meses de noviembre y diciembre.
Pero la zona de Atoyac también es un paso de la región Centro del estado hacia municipios como Paso del Macho, Soledad de Doblado y el puerto de Veracruz, aunque en los últimos años ha estado olvidada por los gobiernos, a pesar de ser una zona con potencial turí­stico para vistantes nacionales y extranjeros.
Y por añadidura, un municipio que a través de los años ha sido gobernado por unas cuantas familias que prácticamente se han adueñado del poder, como los hermanos Marcos y Agustí­n Mollinedo Hernández, o los hermanos Fernando y Óscar Pimentel Ugarte, este último actualmente presidente municipal.

UN AÑO Y CINCO MESES LLEVA DESAPARECIDO EL TAXISTA

En una calle privada de la colonia La Cortina, de Potrero Nuevo, se localiza la vivienda de la familia Gutiérrez Hernández, donde una madre y tres hermanos pasan las horas tratando de reponerse del vací­o que les dejó la desaparición de su ser querido, el taxista José Marí­a Gutiérrez Hernández, pero cuando se acuerdan de él, los invade la tristeza y lloran porque piensan que no habí­a motivos para que desapareciera nomás así­, era un hombre de trabajo, dedicado a buscar el sustento para su familia, dicen.
Junto a la calle y debajo de un árbol que da la única sombra del patio, se asoma un brasero y una mesa, que forman parte del puesto de "picaditas", que tienen las mujeres como sustento para sobrevivir, y donde a diario palmean la masa para satisfacer el gusto de sus clientes.
En su momento pidieron apoyo de las autoridades para localizar al hermano e hijo, pero nada lograron, incluso recurrieron a candidatos a puestos de elección popular, con la esperanza de que ya como autoridades pudieran interceder para acelerar la búsqueda.
No obstante, el caso es manejado con delicadeza; incluso, a pesar de que en el municipio se conoció la desaparición del ruletero, ninguno de los vecinos se atreven a hablar de eso, ante la creciente inseguridad que se registra en la zona.
Hasta ahora, para la familia de "Chema", su desaparición continúa siendo un misterio, ya que en casi dos años ningún resultado ha habido por parte de las autoridades, ni han tenido noticias de lo que pudo haber ocurrido con el "trabajador del volante".
Peor aún, que nunca apareció el automóvil que manejaba.
El viernes 17 de febrero del año 2017, como todos los dí­as, José Marí­a se levantó temprano para arreglarse y tras despedirse de sus familiares -varios adultos y unos niños-, salió a trabajar en su automóvil, el taxi número económico 33 de la Villa General Miguel Alemán, mejor conocida como como Potrero Nuevo.
De acuerdo con el reporte que ante las autoridades hizo su hermano Gabriel, alrededor de las 11:30 de la mañana de ese dí­a, José Marí­a llevó un viaje de Potrero Nuevo a Córdoba, aunque nunca se supo a qué persona le prestó el servicio, ni exactamente a qué destino lo trasladó.
Sin embargo, posteriormente nada se supo de él, a pesar de que solicitaron ayuda de otras corporaciones y compañeros taxistas de varios municipios.
Con la desesperación de no saber nada de él, la familia acudió a interponer la denuncia y se "iniciaron investigaciones", pero del paradero del taxista nada se supo.

"POR FAVOR AYÚDEME" SUPLICÓ HERMANA DE "CHEMA" A CANDIDATA

Dos meses después de la desaparición de José Marí­a, sus familiares buscaban tener alguna noticia de él, y en medio de su dolor hablaron hasta con candidatos a puestos de elección popular.
"Ayúdeme por favor, mi hermano no aparece, él no desapareció con el grupo de 19 personas que se llevaron, era taxista y se perdió cuando salió a dejar un viaje y ya no regresó", le dijo una de las hermanas a la excandidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia municipal, Linda Huerta Zurita, cuando la recibió en su casa.
Entre el humo que emanaba de un brasero, surgió el rostro de una mujer robusta, de tez morena y cabello chino. La hermana mayor del taxista que entre llanto en esa ocasión saludó a la excandidata, quien compartiendo su dolor la abrazo y le ofreció toda su ayuda.
Adentro estaba una mujer de 75 años, la madre de José Marí­a, cuyas lágrimas evidenciaron la desgracia.
Ese dí­a, el encuentro tardó unos minutos, en los que hubo un cruce de información, abrazos y un mensaje de esperanza de parte de la fallida candidata, quien sin más continuó su recorrido.
Pero un año y medio después, una pesadilla sigue haciendo presa a la familia del taxista desaparecido.
Ahí­, en su mismo hogar, donde aparentemente todo sigue igual, los afectados "estallaron" contra las autoridades, hartos por ser ví­ctimas de la "ola" de violencia que un dí­a pareció surgir, pero que parece no tener fin.
"Nuestro familiar no ha aparecido, no sabemos nada de él, nadie se ha acercado para infomarnos algo", reprocha la hermana, mujer de tez morena que suplicó ayuda a la excandidata el año pasado.
En un rincón de la casa, la madre del desaparecido, retraí­da por el pensamiento triste de no saber nada de su hijo, lanza un reproche: "ya no queremos nada, de por sí­ nadie hace nada, tanta gente que ha desaparecido y de todas formas -las autoridades- no hacen nada".
Otro hermano, un joven de unos 35 años, que también comparte la tristeza y el dolor de la desgracia, señala sereno "ni modos, la jefa ya no quiere nada, ahorita seguimos esperando hasta que aparezca, porque siquera apareciera, aunque sea como fuera pero no, es más ni siquiera su taxi apareció".
Los afectados negaron pertenecer a algún Colectivo de búsqueda de desaparecidos, debido a que sus condiciones no les permiten estar en contacto con los grupos.
Sin embargo, como en la mayorí­a de historias de desaparecidos que hay en el estado, los familiares de "Chema" sufren la pesadilla de su ausencia, y cada dí­a despiertan con la incertidumbre que les dejó la desaparición del hombre y también jefe de familia.