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Barandal
Martes 07 agosto, 2018

Ladrón encuerado

•Exhibido en la calle
•El pueblo se defiende

ESCALERAS: La seguridad en Veracruz está teniendo un cambio silencioso. Radical, incluso. Desde hace ratito, la policí­a está rebasada por el principio de Peter. Simple y llanamente, no puede ante los malandros.
Ahora, el ciudadano ha aprendido, por lo pronto, a protegerse y resguardarse.

El viernes 3 de agosto, por ejemplo, en el mercado Hidalgo, locatarios y clientes sometieron a un presunto ladrón.
Lo desnudaron.
Y desnudo, encueradito como “vino al mundo”, lo echaron a la calle.
Todo por robar un celular a una mujer.
Lo de menos era haberlo detenido y linchado como sucede en otras latitudes geográficas del paí­s y en donde, digamos, son más canijos.
En el caso apostaron a la prudencia y la mesura.
Y en la calle Francisco Ignacio Madero, esquina Hernán Cortes, Colonia Centro, a un ladito del mercado Hidalgo, el ladrón anduvo gritando pidiendo ayuda, tapando con sus manos las miserias delanteras.
En un principio lo amarraron y exhibieron, esperando a la policí­a.
Pero como la policí­a tardó en llegar, alguna voz inteligente, jarocha, sugirió lo inevitable. Y desnudo fue lanzado a la calle.
Justicia por la propia mano. El escarnio. La exhibida pública. Pudo sentirse peor que en el Medio Oriente donde las mujeres infieles son lapidadas… hasta la muerte.

PASAMANOS: La inseguridad y la zozobra en el diario vivir de norte a sur y de este a oeste ha despertado, entre otras cositas, la solidaridad humana.
Los locatarios y clientes del mercado Hidalgo unidos, en un frente común, en contra del ladrón solitario del celular de una mujer.
Todos se le fueron encima.
Sólo así­, entonces, con un frente común, con guardias comunitarias, digamos, comités vecinales, bloques de familiares, vecinos, amigos y compadres, puede, podrí­a quizá, enfrentarse a los ladrones y rateros y con un milagro a los carteles y cartelitos.
Más, si se considera que cada vez el paisaje rural y urbano se llena de incertidumbre con secuestros, desapariciones, asesinatos y fosas clandestinas.
El mismo viernes 3 de agosto fue sangriento.
En Rafael Delgado, apareció flotando un cadáver en el rí­o Las Sirenas.
En Manlio Fabio Altamirano fue saqueada la escuela de Loma de las Carmonas.
En Xalapa ingresó a un hospital un trailero asaltado.
En Coatzacoalcos fue asesinado el cantinero del bar El Barquito.
Y en Papantla fue detenido un secuestrador.
Todos los dí­as, los estragos de la violencia, y lo peor, en el largo y extenso túnel siniestro y sórdido de Veracruz ninguna lucecita anunciando el rescate del paraí­so terrenal.

CORREDORES: El futuro inmediato se advierte desolador.
Felipe Calderón Hinojosa, por ejemplo, envió a los soldados y marinos a la calle para combatir a los malosos y nunca pudo y dejó 120 mil muertos.
Hacia el año anterior, Enrique Peña Nieto llevaba, con la misma estrategia de su antecesor, 114 mil muertos.
Nadie ha cuantificado el número de muertes con Javier Duarte ni con Miguel íngel Yunes Linares.
Pero luego de tantos años de intentos fallidos resulta difí­cil mantener la fe y la esperanza en el nuevo gobierno sexenal que iniciará el primero de diciembre del año que camina.
Y más cuando el miércoles 1 de agosto en Minatitlán fue asesinado el ex precandidato a la presidencia municipal de Cosoleacaque, Héctor Eley, cuando estaba sentado frente a un escritorio en el interior de una oficina.
Y más cuando ese mismo dí­a, en Gutiérrez Zamora, otra mujer fue asesinada de un balazo en la cabeza en el camino vecinal a Los mangos y con lo que Veracruz se conserva como puntero nacional en feminicidios.

RODAPIÉ: Mientras, la vida pública cae atrapada y sin salida, digamos, en el pitorreo y el desdén.
Por ejemplo, la pelea suicida entre el PAN y MORENA por el Fiscal Anticorrupción, Marcos Even Torres Zamudio, y los doce magistrados a elegirse para el Tribunal Superior de Justicia.
Y de ñapa, la gran decisión de Estadista del presidente municipal de Boca del Rí­o, quien igual que Arturo Bermúdez Zurita y Javier Duarte, tuvo la ocurrencia genial de modificar el Bando de Policí­a y Gobierno (ajá) para que a partir de la fecha los ciudadanos que apuesten a los mí­tines, marchas y manifestaciones para expresar inconformidad social habrán de solicitar el permiso con 48 horas de anticipación.
Es decir, dos dí­as antes para ver si la autoridad municipal está de acuerdo y permite la toma de las calles y avenidas.
Vaya ocurrencia en un paí­s de libertades y de utópico y soñado ejercicio democrático.
Pero, bueno, si el ex alcalde Anselmo Estandí­a prohibió que en Boca los migrantes de América Central anduvieran en las calles en la inteligencia de terminar en la cárcel, Humberto Alonso Morelli nunca podí­a quedarse atrás.

BALAUSTRES: La inseguridad es el grave pendiente social. Ningún gobernante ha podido. Sólo Fernando Gutiérrez Barrios pacificó Veracruz en el tiempo de “La Sonora Matancera”, integrada por los caciques y sus pistoleros, en 40 dí­as.
40 dí­as que estremecieron a Veracruz cuando encarceló a tres caciques de la sierra de Chicontepec (Luis Rivera Mendoza y los hermanos Justo y Roberto Cabrera) y a otro cacique sureño (Cirilo Vázquez Lagunes) y otro cacique de la región centro (Toribio Gargallo, “El toro”) salió huyendo como “alma en pena”.
Así­, los sicarios en libertad se aplacaron ante el puño firme de “El Hombre-leyenda” y Veracruz volvió a ser “la noche tibia y callada” de Agustí­n Lara.
Desde entonces, el palabrerí­o oficial.
Más ahora cuando el gobernador electo está jugando con la esperanza social diciendo, incluso, que una mujer y/o un militar retirado serí­a el secretario de Seguridad Pública en el próximo sexenio… como si se pudieran improvisar a profesionales con oficio, dominio, conocimiento, experiencia y estrategia y probada eficacia y eficiencia.


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