Las instituciones y la impartición de justicia, dijo Bravo Contreras en rueda de prensa, el 26 de mayo, habrí­an triunfado y dado respuesta al clamor ciudadano, de llevar a los culpables ante el juez.
Del otro lado, la familia del joven, encabezados por su madre, Rosalva Godós Gómez, decí­an que era inocente, que la noche del ataque al bar, el joven la habí­a pasado en casa, cuidando a su abuela enferma, y pensando en buscar empleo, pues se habí­a quedado en el paro después de haber laborado unos meses en un restaurante.
A dos años y meses de la tragedia y detención de Martí­nez Godos, la juez Alma Aleida Sosa Jiménez, Juez de Procedimientos Orales en Pacho Viejo, decretó su inocencia, y recobrará su libertad para regresar a casa.
Ahí­ no le esperan buenas noticias, cuenta su madre ví­a telefónica.
Desde que se dio su detención, prácticamente han tenido que vender todo lo de valor.
Viven en un pequeño espacio, ella, su padre y otro hermano. Todos tienen que trabajar, pues van al dí­a.
A la semana, relata, debí­a ir en dos ocasiones a Pacho Viejo a dejarle alimentos y a pasar con él la visita.
El joven detenido, que rápidamente cobró fama de chivo expiatorio de Javier Duarte de Ochoa, desde la cárcel tuvo que trabajar haciendo artesaní­as y cortando el cabello a los internos.
Con eso sacaba algún recurso para irse ayudando y aportar en el hogar.
"Dime qué es lo que no debo, estoy súper endeudada" relata la madre.
La masacre de La Madame fue el 21 de mayo del 2016, dos dí­as después, la Policí­a Ministerial detuvo en Plaza Cristal a Martí­nez Godos, sin orden de aprehensión, y con malos tratos.
Durante su traslado a una comandancia en Coatepec, el joven recibió tortura sicológica, pese a que llevaban prendidas las torreta de sus unidades, los elementos, tapados de la cara, le decí­an que eran de un cártel, y que tení­a que echarse la culpa de la masacre.
Antes de ser puesto a disposición de un juez, Martí­nez Godos estuvo retenido contra su voluntad, recibiendo golpizas, amenazas y vejaciones para conseguir doblar su voluntad, lo que quedó documentado en la recomendación 06/2017 de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH).
En la comandancia, aislado, relató a sus padres, los policí­as lo obligaron a beber una lata de cerveza y a sostener un arma con la finalidad de obtener su ADN e inculparlo.
También le arrancaron un pedazo de cuero cabelludo para esparcir su cabello dentro del vehí­culo empleado por los pistoleros. Todo eso, evidenciando la comunicación entre la Policí­a Ministerial y los delincuentes responsables de esa matanza.
También lo llevaron a recorrer distintos puntos de Xalapa, diciendo que en alguno de esos terrenos, le darí­an muerte y lo sepultarí­an, en pedacitos.
Al joven no le quedó de otra más que aceptar y firmar, para evitar ser lastimado y que dañaran a su familia.
"Es un gran alivio, le doy gracias a Dios por esta noticia, sabí­amos que tarde o temprano esto iba a salir la verdad, de este infierno que nos hicieron vivir", relató la madre del joven, y anunció una rueda de prensa el próximo lunes, para dar a conocer más detalles del tema.
Pues queda pendiente el reclamo de una indemnización, por reparación del daño, como lo ordena la CEDH en su recomendación.
Irónicamente, Martí­nez Godos estuvo encarcelado en Pacho Viejo, la misma cárcel en donde ahora está el fiscal que lo condenó e incriminó mesiánicamente, Luis íngel Bravo Contreras