Y “a tiro por viaje”.
De Flavino Rí­os Alvarado, el góber de 40 dí­as:
“Es el único culpable del delito de tráfico de influencias, pues prestó la aeronave (oficial) para huir de su absoluta responsabilidad”.
Pero además, Duarte también acusa a Flavino de la fallida entrega-recepción a Miguel íngel Yunes Linares, pues era el gobernador en turno.
De Mauricio Audirac y Francisco Valencia Garcí­a:
En el desví­o de los 220 millones de la Comisión de Agua del Estado, Audirac efectuó la transferencia del dinero a la SEFIPLAN, en tanto Valencia la operó.
En un principio, el argumento de los duartistas fue acusar al gobernador Yunes de persecución polí­tica y “una cacerí­a de brujas”.
Luego, Audirac, Bermúdez y Garcí­a Guzmán despotricaron contra Duarte, “lavándose las manos”.
Ahora, Duarte revira y los señala de culpables. (La Jornada, Jair Garcí­a)
“Cosas veredes, mi querido Cid” decí­a el soñador de los molinos de viento.
El Yunes azul, feliz.
Todos contra todos, deseando salvarse los duartistas.

DOS. Más traiciones habrá

Más sorpresas polí­ticas y penales habrán de concurrir.
Por ejemplo, la Fiscalí­a tiene denuncias penales de la Contralorí­a y el ORFIS, Organo de Fiscalización Superior, en contra de más de quinientos duartistas.
Y si ahora los duartistas truenan en contra de su amigo y jefe que los enriqueciera, algunos presos, entre más apriete el gobernador Yunes a través de su Fiscalí­a, más traiciones habrá.
De entrada, habrí­a de recordar que en aquel tiempo, el tiempo del sexenio anterior, muchos de los funcionarios “ordeñaron la vaca”.
Y todos, contentos y felices. Pero más aún, cómplices, porque eran salpicados.
Y ahora, con Miguel íngel Yunes Linares al mando, el látigo en la mano, jefe de los Poderes Ejecutivo y Judicial, jefe de la Contralorí­a y jefe de la Comisión de Vigilancia del Congreso, y jefe nato del ORFIS, entonces, todos quieren salvarse creyendo que así­ el gobernador tendrá misericordia y piedad de ellos.
Y si Javier Duarte está revirando contra ellos significa que la tensión, la angustia, el miedo y el terror, la desesperación, incluso, de caer en el penal de Pacho Viejo, ha descarrilado por completo.
Y más, cuando en un principio, Duarte preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México defendí­a a los suyos ante el látigo implacable de Yunes Linares.

TRES. Trepados en el barco duartista

Flavino Rí­os lo dijo así­ en su momento:
“Duarte era mi amigo, pero a todos nos engañó”.
Antonio Gómez Pelegrí­n, el último secretario de Finanzas y Planeación, descobijó a Duarte de la siguiente manera:
“Yo le decí­a que estaba mal desviar recursos federales y no me hací­a caso”.
Pero al mismo tiempo, conscientes de que las cosas andaban chuecas, los secretarios y titulares del gabinete legal y ampliado, siguieron trepados en el barco duartista.
A: Continuaron el cargo para seguir usufructuando las mieles del poder.
B: Nunca renunciaron y se volvieron cómplices, y lo peor, y según la Ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos, fueron indolentes.
C: La indolencia llegó a tanto que jamás interpusieron una denuncia penal con tantos ilí­citos.
Bien decí­a Carlos Marx: La historia suele repetirse unas veces como tragedia y otra como comedia.
Los duartistas, solitos, están cayendo en la ridiculez. Unos a otros se descobijan.
Todos, “curándose en salud”. Los corruptos fueron los otros, menos yo, ajá, se defienden.

CUATRO. El infierno que vendrá…

En su momento, Flavino Rí­os, doctor en Derecho Constitucional egresado de la UNAM, académico en la Universidad Veracruzana, ungido gobernador de 40 dí­as defendió con todo a Duarte.
Por ejemplo, dijo que, en efecto, habí­a prestado el avión a Duarte (y que usara para huir) porque significaba mera cortesí­a a un ex gobernador.
Incluso, y estando preso cabildeó el arraigo domiciliario por una enfermedad y que la yunicidad le otorgó.
Y no obstante su lealtad, ahora Duarte despotrica contra él.
Y también contra Mauricio Audirac, ex del ORFIS, ex de la Contralorí­a y ex de SEFIPLAN, luego de tantos servicios prestados a Duarte, cumpliendo, incluso, órdenes espurias en el destino de los fondos públicos.
Y si va contra Francisco Valencia porque como titular de la Comisión de Agua habrí­a desviado 220 millones de pesos.
Mal fario. Pésimo karma. Los astros colocados en contra. Todos contra todos, ¡vaya estercolero!
Mucha, demasiada, excesiva chamba tiene la yunicidad por delante.
Los duartistas siguen poniéndose pechito al bienio azul.
Y si Miguel íngel Yunes Márquez gana la gubernatura, entonces, los duartistas continuarán en el peor infierno de sus vidas.

CINCO. “Efecto Duarte”

Las manzanas podridas ya contaminaron el árbol completo.
El “Efecto Duarte” todaví­a está vigente. Quizá en el punto más álgido. Suficiente para seguir ganando en las urnas.
Duarte, por ejemplo, enfrenta tres nuevas denuncias penales de la Fiscalí­a.
Más de quinientos ex funcionarios están en la mira.
Y aun cuando la exvocera Gina Domí­nguez dice que “es una guerrera”, le ampliaron la cárcel preventiva.
Y de paso, el secretario de Desarrollo Agropecuario, Joaquí­n Guzmán Avilés, anuncia más denuncias por desví­o de recursos federales millonarios en el sexenio anterior cuando despachara de titular Ramón Ferrari Pardiño.
Veracruz sigue asombrándose con el incalculable daño moral, económico y social del duartismo en contra de la población, y de paso, daño polí­tico a su ex partido, el PRI, donde fuera proclamado como el sí­mbolo de la nueva generación polí­tica.
Javier Duarte seguirá preso y ha decidido arrastrar a los suyos.
Al paso que va terminará denunciando a Karime Mací­as que tanta abundancia merecí­a.
Y si la yunicidad aprieta más, entonces, Duarte descobijarí­a hasta a los magnates periodí­sticos a quienes benefició con trece mil millones de pesos a cambio de incienso.