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8 Columnas
Viernes 18 mayo, 2018

Los debates en las campañas electorales en México


Por Eduardo de la Torre Jaramillo

México es un paí­s que no está habituado a los debates polí­ticos, puesto que desde la primera elección presidencial indirecta en 1824, hasta la elección presidencial directa el 12 mayo de 1994 se produjo...

ese primer ejercicio de esgrima verbal; allí­ el debate se produjo entre los candidatos a la presidencia de la república en la que participaron Ernesto Zedillo Ponce de León del PRI, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano del PRD, y Diego Fernández de Cevallos del PAN; es pertinente comentar que se realizó ese debate porque Luis Donaldo Colosio Murrieta el mismo dí­a de su destape, el 28 de noviembre de 1993 solicitó un debate entre los candidatos; inclusive ha sido el único debate que lo vieron 37 millones de mexicanos, y que de igual manera modificó la preferencia del voto hasta en un 15 por ciento hacia el candidato Diego Fernández de Cevallos, a lo que el sistema lo tuvo que esconder para que no siguiera incrementando su preferencia electoral, al final ganó la elección presidencial el candidato del PRI, quien afirmó después de su triunfo que las elecciones habí­an sido “legí­timas pero inequitativas”.

En el año 2000 se organizaron dos debates, el primero ampliado donde participaron todos los candidatos a la presidencia de la república, a diferencia del primer debate que excluyeron a los candidatos de los partidos emergentes, allí­ participaron Vicente Fox Quesada de la coalición PAN-PVEM, Francisco Labastida Ochoa del PRI, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano del PRD, Manuel Camacho Solí­s del PCD, Gilberto Rincón Gallardo del PDS, y Porfirio Muñoz Ledo por el PARM, en ese debate el que mejor lució fue el candidato Rincón Gallardo, quien obtuvo hasta 5% de intención del voto en las encuestas de los siguientes dí­as al debate, y cuando entraba a los restaurantes en la CDMX era aplaudido de pie por los comensales, y el que se hundió fue Francisco Labastida Ochoa al pronunciar esa lamentable frase: “…me ha llamado chaparro, me ha dicho la vestida, me ha dicho mandilón”, en donde se autodenigró polí­ticamente y prefiguraba su próxima derrota electoral. Ya en el segundo debate sólo estuvieron las tres fuerzas polí­ticas más longevas: PRI, PAN y PRD; en ese inter Porfirio Muñoz Ledo declinó por Vicente Fox, y el opositor sistemático al régimen polí­tico, Gilberto Rincón Gallardo paradójicamente no alcanzó el 2% de los votos para permanecer como partido polí­tico. El ganador fue Fox Quesada que se presentó como un antipolí­tico, un ranchero, un auténtico outsider frente a la solemnidad y tradicionalismo polí­tico de Labastida Ochoa, aprovechando su estrategia diseñada desde el 7 de julio de 1997, la cual fue diseñada de manera paralela al PAN con los “Amigos de Fox”, que fueron cerca de 5 millones de activistas en todo el paí­s, simbólicamente adelantándose al milenio y centuria, lo que obligaba a la sociedad mexicana a enfrentar el “cambio” sobre la continuidad.

En 2006 se volvió a modificar el fondo de los debates, ya que decidieron mantener la inclusión polí­tica al participar todos los candidatos presidenciales, sin embargo, el primer debate fue clave para ganar la elección, puesto que ante la ausencia de AMLO, quien perdió 3.5% de la intención del voto; mientras que Felipe Calderón subió 10% en las encuestas postdebate, de igual manera aquel vací­o de la “izquierda” lo llenó Patricia Mercado Castro, quien con su desempeño como polemista alcanzó hasta 4% de la intención del voto en las mediciones posteriores a ese debate. AMLO si bien se presentó al segundo debate ya habí­a cometido una serie de errores que le fueron restando puntos, como aquel “cállate chachalaca” que le increpo al presidente Vicente Fox, y aquí­ hay que hacer una distinción, un porcentaje considerable de mexicanos que le

retiraron el voto fue porque habí­a ofendido a la “institución presidencial”, y no al personaje Vicente Fox.

En la pasada elección presidencial de 2012, fue la primera vez que las televisoras no hicieron una cobertura nacional, Televisa lo hizo en su canal local de la CDMX, y Tv Azteca optó por pasar un partido de futbol en lugar del debate presidencial; por otra parte la nota del debate fue la edecán, Julia Orayén a quien Gabriel Cuadri del partido Nueva Alianza jamás le quitó la mirada; e basta recordar que el primer debate lo ganó Josefina Vázquez Mota; dicho sea de paso, en ese mismo debate Enrique Peña Nieto perdió 5 puntos.

Es pertinente mencionar que este ejercicio democrático de debatir entre los candidatos, el formato ha sido muy rí­gido, inclusive se podrí­a afirmar que los debates de 1994, 2000, 2006 y 2012 no han sido debates como tales, sólo habí­an sido preguntas y respuestas, y de allí­ que fueran simples exposiciones de los candidatos con algunas crí­ticas entre los mismos contendientes; ya en la reforma electoral de 2007-2008 se regularon dos debates presidenciales organizados por el órgano electoral federal, lo que significa que son obligatorios. Si revisamos los últimos debates sólo se han modificado hasta 5 puntos porcentuales y quizá hasta menos, porque el modelo de comunicación polí­tica de privilegiar la spotización de las campañas sobre las ideas de los candidatos hace que los debates no sean tan atractivos para el votante mexicano en general, porque si comparo los televidentes de 1994 con los del primer debate presidencial en 2018, es abismal el público que los vio de 37 millones frente a los 11 millones que lo vieron en 2018.

Para el caso veracruzano, el primer debate organizado por la radiofusora XEU en 1998 sólo asistieron Luis Pazos del PAN, Arturo Herviz Reyes del PRD e Ignacio Morales Lechuga del PT-PVEM, no asistió Miguel Alemán Velasco del PRI; un debate que lo ganó el exembajador de México en Francia, aún recuerdo aquella frase que le dijo a Luis Pazos “todos los libros que has escrito, te los publicó la editora de Miguel Alemán”; la sagacidad, la rapidez, la ironí­a, la información y la chispa polí­tica la expresó muy bien Ignacio Morales Lechuga en aquel debate, que lo ganó de manera contundente. El único debate que organizó el órgano electoral local, al negarse nuevamente el candidato del PRI para asistir, el exProcurador General de la República decidió enviar como su representante a Patricia Ortega Pardo.

En la elección de 2004, el CETRADE que dirigí­a Domingo Alberto Martí­nez Reséndiz realizó el foro “Pensar Veracruz” que fue una especie de pasarela de todos los aspirantes a la gubernatura de los diferentes partidos polí­ticos, un ejercicio por demás interesante porque el órgano electoral local casi siempre su consejo general vive en la metafí­sica de la banalidad y no publicita este tipo de eventos ni los propios debates que él mismo organiza, es importante comentar que fue una elección de gobernador sin un debate organizado por el órgano electoral.

En 2010 en debate fue televisado por Radio Televisión de Veracruz (RTV), allí­ quien ganó el debate fue Miguel íngel Yunes Linares, una frase que se le quedó al imaginario colectivo fue cuando corrigió al Doctor Javier Duarte “no es inminente, sino eminente, Doctor”.

En el año de 2016 con la minigubernatura, el debate pasó a ser un elemento más del mercantilismo del OPLE, cuyo costo fue de 5 millones de pesos su organización con una empresa que no reúne los requerimientos técnicos para realizarlo, se transitó de la organización por parte de RTV, misma estrategia contractual con la misma empresa pero ahora con un costo

de 9 millones de pesos, mientras el INE anuncia que realizará debates de los candidatos al senado como a las diputaciones federales sin invertir recursos, es decir si se compara con lo que está haciendo el OPLE, pues no sólo deja mucho que desear, sino que además descuidaron la parte profesional, en donde debe privar la ética periodí­stica y no poner a un periodista acusado de plagio, ya que eso evidencia que sólo lo ponen como moderador porque es un empleado de la empresa contratada, descuidando el conflicto de interés que eso genera, pero bueno así­ son los nuevos negocios electorales hoy en dí­a, en donde no se publicita el debate, se podrá ver por internet, lo que atenta en contra de uno de los nuevos “principios electorales” como el de máxima publicidad.

Finalmente, la XEU volvió a ser la radiofusora que marca la pauta en los debates a la gubernatura, del primer ejercicio de debate, sólo existió un ganador, que fue José Francisco Yunes Zorrilla, quien delineó la propuesta de seguridad pública de manera detallada, muy ad hoc con el nuevo sistema penal acusatorio, en donde se tiene que fortalecer la policí­a, aumentándola y duplicándola en número, incrementar y homogeneizar su sueldo, y fijando el costo de esa nueva polí­tica pública, lo mismo hizo en la propuesta económica; esto frente al paraí­so que es Boca del Rí­o, de corte patrimonialista, y con caracterí­sticas de un despotismo desilustrado, o quizá lo peor de ese debate fue observar de manera lastimosa como se presenta el candidato de morena, que no tiene idea de lo que es el estado, el gobierno, la administración pública, y que en los hechos es un candidato per se sin atributos, que olvida que en la polí­tica mexicana y veracruzana, “la forma es fondo”. Lamentablemente, “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”, allí­ están ya los hechos de incapacidad, incompetencia, ineficaz que son los gobiernos de morena en Xalapa, Poza Rica, Minatitlán, Coatzacoalcos, entre los más representativos, quien cotidianamente se consolidan como la nueva kakistocracia.


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