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Historias de desaparecidos
Jueves 12 abril, 2018

El bazar de ropa usada del Colectivo Solecito

•Ofertan vestidos de 20, 30 y 40 pesos
•Se avienen de recursos para buscar a sus hijos desaparecidos

Eirinet Gómez

  • Rosalía Castro, en el bazar de ropa del Colectivo Solecito para recaudar fondos

  • Bazar de ropa del Colectivo Solecito para recaudar fondos para continuar con búsqueda de desaparecidos

  • Rosalía Castro, en el bazar de ropa del Colectivo Solecito para recaudar fondos

En una esquina de la habitación, un maniquí­ sostiene un vestido de quince años de color rosa fushia. Va sin hombros, ceñido al talle, y con falda esponjada. Una bolsa de plástico transparente lo protege del polvo.

Aun costado, colgados de la pared, una fila de vestidos de fiesta. En el centro, una mesa con pantalones de vestir y de mezclilla. Junto a la ventana, una repisa con blusas, faldas, y bermudas. En la pared del fondo, perchero con más ropa de segunda mano: sacos y vestidos casuales.

En una caja hay pelí­culas originales a 10 pesos, y en la puerta cuelgan gorros y bufandas.

El bazar de ropa usada se encuentra marcado con el número 614 de la avenida Poniente 1, entre las calles 4 y 6, en plena zona comercial del centro de Huatusco. La acera de enfrente es de tránsito abundante, a media cuadra está el mercado.

Inicia la segunda semana de abril, y Rosalí­a Castro Toss está parada en la puerta del inmueble, tez blanca y ojos azules, revisa el contenido de su teléfono celular.

***

Durante el gobierno de Javier Duarte de Ochoa (2010-2016) en Veracruz se registró una ola de violencia e inseguridad que trajo consigo altos í­ndices de homicidios y desapariciones de personas.

En diciembre pasado, la Fiscalí­a del Estado emitió un informe en donde señaló que 2010 a 2017 fueron localizadas 553 personas en 310 entierros clandestinos en distintos puntos de Veracruz.

Ahora se sabe que no sólo la delincuencia asesinaba y desaparecí­a personas. También elementos de la Secretarí­a de Seguridad Pública, a cargo de Arturo Bermúdez Zurita, participaban del exterminio de personas, por el solo hecho de ser sospechosas de formar parte de un grupo criminal.

De entre las fosas clandestinas, destaca Colinas de Santa Fe, descubierto por el Colectivo Solecito, una agrupación de mujeres que busca a sus familiares desaparecidos durante el gobierno de Duarte. Y de donde se han exhumado 387 cadáveres en el último año y medio.

Roberto Carlos Casso Castro, hijo de Rosalí­a Castro, desapareció en diciembre del 2011. Las diligencias para tratar de ubicar su paradero, llevaron a esta mujer de 50 años a convertirse en una miembro fundadora de Solecito Veracruz.

Un año antes de entrar al predio rustico de Colinas de Santa Fe, las integrantes del Colectivo Solecito visualizaron la necesidad de recaudar fondos para financiar sus tareas de búsqueda.

-Al principio cooperábamos de 50 pesos, pero al ver que eran pocas las que respondí­an, muchas dependí­an de los ingresos que generaban sus familiares desaparecidos, comenzamos a pensar en qué í­bamos a hacer para conseguir ingresos. Entonces surgió la idea de un bazar de ropa de segunda mano.

Con ropa de las integrantes del colectivo comenzaron las primeras ventas. Y luego, familias y conocidos se sumaron a la iniciativa. Más tarde, incluso ministerios públicos o fiscales de PGR comenzaron a donar prendas.

Durante más de 28 años, Rosalí­a Castro se desempeñó como odontóloga. Tení­a 25 años cuando comenzó. Los habitantes de Huatusco acudí­an con ella para resolver las molestias dentales: una caries, un cambio de amalgama.

Pero tras la desaparición de su hijo, las diligencias para encontrarlo la obligaron a abandonar su profesión.

Así­ que cuando el Colectivo Solecito se concretó la venta de ropa usada, utilizó la recepción de su consultorio para montar el pequeño bazar.

- A mi la desaparición de mi hijo me cambió la vida, me dio un giro de 180 grados, en donde lo único que me interesa es la búsqueda. No me interesan fiestas, no sé de reuniones, y no pienso más que en la búsqueda.

Cuando Rosalí­a Castro muestra el establecimiento donde se encuentra el bazar, se dirige a una pequeña puerta de madera que tiene el local, y que conduce a la segunda pieza del inmueble.

En la trastienda se observa el sillón dental, gavetas para guardar la anestesia y las resinas, una máquina para esterilizar los instrumentos, la imagen de un diente feliz colgado en la pared del fondo, un lavamanos, y toallas blancas. Todo se ve en desuso, con una ligera capa de polvo.

Del lugar, destaca una pared del lado izquierdo, de donde cuelgan más de 15 diplomas y reconocimientos a nombre de Rosalí­a Castro. Pero ella apenas los mira. No le gusta estar aquí­, viene solo de vez en cuando a limpiar un poco.

- Tengo la decisión pendiente (de venderlo), pero si alguien lo quiere, lo vendo. He llorado mucho por el consultorio.

En el espacio destinado a la venta de ropa usada, Rosalí­a Castro se siente más cómoda. Cada prenda que vende es la esperanza de recuperar a su hijo, de saber que sucedió.

***

Hasta este pequeño local ha traí­do ropa de Berlí­n, Estados Unidos, y la Haya: todos los paí­ses a donde la han invitado a platicar el trabajo de búsqueda de desaparecidos que hacen en Veracruz.

De todos los integrantes del colectivo, Rosalí­a cree que Lucí­a de los íngeles Dí­az Genao, vocera del colectivo Solecito, es una de las mejores recaudadoras de ropa para el bazar.

-Una vez, Lucy mandó unos overoles industriales, y en una semana se acabaron. En otra ocasión, Lucy trajo unas camisas de Berlí­n, saqué un perchero largo, y puse un letrero: 100 pesos. Las vendí­ todas.

La venta de ropa usada es un negocio incierto. Hay dí­as en los que no se vende una sola prenda, y otros en los que veces no se vende un perchero entero.

-Vender ropa no es fácil, a veces una persona te alborota la ropa, y con mucha paciencia hay que acodarla. Más tarde, alguien más revisa las tallas, y hay que volver a doblarla. Vender ropa no es fácil.

Con dos años en funciones, el bazar de ropa de segunda mano del Colectivo Solecito es la principal fuente de ingresos para financiar los procesos de búsqueda de Colinas de Santa Fe.

De aquí­ se pagan a los buscadores que diariamente acuden al predio a realizar búsqueda de fosas clandestinas. De aquí­ se compra el repelente de mosquito, y bloqueador para las jornadas de búsqueda. De aquí­ sale para el agua y los hielos de quienes van a dar seguimiento al levantamiento de hallazgos.

-A veces la Comisión Ejecutiva de Atención a Ví­ctimas (CEAV) suministra algunos insumos, pero pronto se acaba. Y mientras ellos nos mandan, nosotros entramos con nuestros recursos, y los compramos.

En lo que va de aperturado el predio de colinas de Santa Fe, el Colectivo Solecito ha invertido cerca de 700 mil pesos en gastos de logí­stica; parte del recurso vino de donaciones al Colectivo, de rifas de enseres electrodomésticos y otra muy importante bsalió de este pequeño bazar de ropa.

Rosalí­a Castro se para junto a la puerta del local; está muy orgullosa de la iniciativa de la que forma parte.

En un perchero con ropa colgando se lee: vestidos en oferta: $20.00, $30.00 y $40.00.


1 comentario(s)

14 May, 2018 - 10:45
Dios les de fuerza y ojala aparezcan es tan dificil vivi en la sosobra .....

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