Dí­a fatí­dico, el peor, entonces.
El candidato del PRI a gobernador de Jalisco, Miguel íngel Castro Reynoso, en segundo lugar.
El candidato en Yucatán, Mauricio Sahuí­, en segundo lugar.
El candidato en Chiapas, Roberto Albores Gleason, en tercer lugar.
El candidato en la Ciudad de México, Mikel Arriola, en tercer lugar.
El candidato en Morelos, Jorge Meade Ocarranza, en tercer lugar.
El candidato en Puebla, José Enrique Doger, en tercer lugar.
El candidato en Veracruz, Pepe Yunes Zorrilla, en tercer lugar.
El candidato en Guanajuato, Gerardo Sánchez Garcí­a, en tercer lugar.
Y la candidata en Tabasco, Georgina Trujillo, en tercer lugar.
Y con tales antecedentes, el candidato presidencial, José Antonio Meade, en tercer lugar, aun cuando sus voceros aseguran que ya tumbó al panista Ricardo Anaya del segundo lugar, listo para dar el zarpazo en contra de AMLO.

ROMPEOLAS: Todos, sin embargo, y como es lógico, llenos de euforia. Y optimismo. Y esperanzas, argumentando que la batalla apenas, apenitas, está iniciando, y en el camino al Gólgota muchas cositas pudieran ocurrir aun cuando en el camino, cargando la cruz, nada nuevo hubo para Jesús.
Más que la crucifixión anunciada.
Y en medio de un par de ladrones, uno bueno y el otro malo, cuenta el relato bí­blico.
Así­, y en contraparte, el reportaje de José Gil Olmos, plantea el escenario:
MORENA quedará con las gubernaturas de Chiapas, Tabasco, Morelos y Ciudad de México.
El PAN, PRD y MC, con Guanajuato, Puebla (la esposita de Rafael Moreno Valle) y Veracruz (el primogénito de Miguel íngel Yunes Linares).
En tanto, en Yucatán, el PAN se mantiene por delante, en alianza con el PRD y MC, y en Jalisco, el MC, con Enrique Alfaro, sin el PAN y PRD.
Se dirá, claro, que falta mucho.
Y más, porque una encuesta es retrato del instante estelar de la encuesta misma.
Pero al mismo tiempo, hay una tendencia que iniciara desde el momento del destape y el registro y los 40 dí­as de precampaña electoral.

ASTILLEROS: Porfirio Muñoz Ledo fue lí­der nacional del PRI, secretario de Educación, diputado federal y senador, entre otras cositas, y ahora cuando milita en la oposición, profetiza que el primero de julio el partido tricolor, su ex partido, quedará tan noqueado que podrí­a, digamos, desaparecer.
Allá cada quien con sus profecí­as y buenos deseos. Pero en polí­tica, dice el matusalémico Jorge Uscanga Escobar, te acuestas candidato a un cargo de elección popular y despiertas en la lona.
Y/o viceversa, claro. Te acuestas en la lona y despiertas en lo más alto de la cima.
Y resucitado, por añadidura.
Con todo si las elecciones fueran esta semana, entonces, y de acuerdo con Proceso 2162, el mal karma parpadea en los recovecos del tricolor.
Mal fario, por ejemplo, que José Antonio Meade aceptara que el logo del partido fuese achicado en su propaganda oficial.
Lo peor:
Que el logo del tricolor y el nombre del PRI haya casi casi desaparecido en las camisas, chamarras y chalecos.
Y aun cuando la consigna es vieja y data de otros comicios, caray, más indicativo ahora con el candidato presidencial cuando hace 6 años y en su campaña presidencial, Enrique Peña Nieto magnificó el logotipo.
Era, entonces, un priista orgulloso.
“Háganme suyo”, pidió Meade a las elites priistas el dí­a de su registro y ahora él mismo terminó minimizando al partido que lo lanzó a la catapulta presidencial.

ARRECIFES: Muchos sexenios después, el viejo paquidermo ha caí­do igual que los grandes imperios y emporios, enfermo, carcomido, podrido desde adentro.
Corrupción, desví­o de recursos, tráfico de influencias, enriquecimiento ilí­cito, empresas fantasmas, imposiciones, impunidad, nepotismo, monarquí­a, soberbia, negligencia, indolencia, prepotencia, valemadrismo, todos los males de la caja de Pandora han reventado.
El hartazgo y el encono, un paí­s donde el 70 por ciento de la población está jodida, naufragando en el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre, con nuevos ricos cada sexenio federal y estatales y cada periodo municipal, terminaron estallando en el corazón social.
Ahora mismo, y sin que las elites polí­ticas aprendan del pasado inmediato, peleando por mantener la pensión millonaria a los ex presidentes de la república en un paí­s donde el grueso de las pensiones oscila entre los mil y mil 500 pesos mensuales luego de más de treinta años de trabajo ininterrumpido.
Hay coraje. Demasiado coraje.
Y si desde 1929, el PRI, con su partido abuelito, el PNR, fundado por Plutarco Elí­as Calles, ha gobernado, entonces, el culpable número uno es el tricolor, seguido, claro, con los doce años de panismo en Los Pinos.
Vicente Fox, el mayor opositor a que AMLO y Margarita Zavala quiten la pensión millonaria a los ex presidentes.

PLAZOLETA: En el caso de Veracruz, la población está cierta de que el mejor candidato a gobernador es el priista Pepe Yunes Zorrilla. Pero, y por desgracia, nominado por un partido en caí­da libre, como es el PRI.
Y lo peor, con gente tan incómoda como indeseable alrededor.
Las mismas caras, las mismas mañas, las mismas patrañas, atrás del poder polí­tico, los privilegios sociales y económicos.
Con todo, el priista está dando la pelea estelar de su vida pública. El candidato tiene mucha confianza en sí­ mismo. Está avalado por una biografí­a pública sin mancha. Y de seguro, pulirá y volverá a pulir su estrategia.
Y más porque tiene un prestigio polí­tico y moral que cuidar y ni modo de permitir que los flautistas de Hamelí­n arrastren a todos a la desgracia social.