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Jueves 05 abril, 2018

Una vida por otra

•Jenny Judith Ceba Velazco, joven asesinada para extraerle el bebé y robarlo, ya había comprado toallitas húmedas, jabón, zapatitos, juguetes y cositas para recibir a su hijo

•Jenny, de 23 años de edad, pasaba horas buscando ofertas de accesorios para bebés y si encontraba algo estallaba de felicidad y lo llevaba a casa, donde ya se preparaba para criar

•El domingo tenía programado cirugía para el parto, pero una desconocida se la llevó y con bisturí la rasgó y dejó morir desangrada; gobierno ofrece un millón de pesos de recompensa para capturar a la responsable

•Abandonada por el padre del bebé, en medio de pobreza, hambre y desempleo, Jenny tenía el apoyo de sus padres y al terminar la cuarentena buscaría trabajo/Por IGNACIO CARVAJAL

  • Funeral de Jenny Judith

  • Funeral de Jenny Judith

  • Familia escuchando las noticias durante el funeral

  • Santa, hermana de Jenny

  • Una rosa para el bebé que nacería

  • Familia escuchando las noticias durante el funeral

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  • Santa, hermana de Jenny

  • Recuerdos de Jenny

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LERDO DE TEJADAUna rosa es lo primero que se mira sobre el ataúd. Después, una foto de la que hoy es velada, Jenny Judith Ceba Velazco, de 23 años de edad. Mañana la llevan al panteón.
Antes de ser asesinada, Jenny Judith habí­a comprado la plantita de la que brotó la rosa, cuenta su hermana, Santa Ceba Velasco. "Ella la trajo y rápido echó un botón. La querí­a para cuando naciera su hijo y dársela. Estaba programada para dar a luz el próximo domingo y mire lo que pasó, la mataron todo por robarle su bebé".
A su tiempo, el capullo de la matita maduró y brotaron esplendorosos pétalos rosados de una sola flor, y Jenny Judith Ceba Velazco, también mostró su flor, que fue cortada y robada con violencia.
Marciana Ceba Velasco, otra hermana, la recuerda como a diario despertaba a las siete de la mañana para comenzar con sus labores del hogar.
Siendo la menor de ocho, le tocó cargar con la responsabilidad de los padres, de 60 y 56 años. La ví­ctima viví­a en una zona conocida como Los Albergues, en Santa Teresa, un conjunto de cuartos construidos hace casi medio siglo cuando iniciaba la bonanza del cultivo de la caña de azúcar para que ahí­ vivieran los cortadores y sus familias.
Jenny Judith preparaba los frijoles, las tortillas de mano, café y poní­a la mesa para el desayuno. También se alistaba el lonche de los hermanos que, como su padre, Rafael Ceba Aparicio, se dedican al corte de la caña.
Con un machete, Jenny Judith también trabajó de niña en el corte de caña para ganarse 30 pesos al dí­a o a veces se iba al cañal para ayudar a juntar más pilas de varitas dulces e incrementar el ingreso familiar.
Sin embargo, "mi papá ya no quiso que siguiera en ese trabajo y se puso a trabajar con una señora en Lerdo que le pagaba por limpiar la casa y cocinar. De vez en cuando, una hija de esa señora, la iba a buscar y se la llevaba a Veracruz para lo mismo.
Jenny Judith regresaba bien contenta para compartir lo ganado como empleada doméstica con sus seres amados.
"Luego se juntaba su dinerito, hací­a sus ahorros y se llevaba a mis papás a Lerdo o a San Andrés a comprarles ropa o despensa" relata Santa.
Santa muestra lo último comprado por la hoy finada, una pantalla de plasma. "La sacó pagos el pasado domingo que fue su cumpleaños y se dio ese regalo para disfrutarlo con mis papás, y pues ahora creo que la vamos a tener que devolver. No tenemos para pagarla".
Jenny Judith era el sustento de los dos viejitos que hoy andan por las oficinas de la Fiscalí­a general del estado haciendo trámites para lograr que les entreguen al nieto lo más pronto posible.
"Ella se poní­a a trapear por las noches, lavaba el piso, y como quedaba fresco, ahí­ se tendí­an a dormir". Las galeras donde hoy velan a la joven cuyo caso ha indignado a las audiencias son construcciones rústicas con lámina de asbesto las cuales son administradas por el ejido, que las presta a los peones del corte de caña.
Desde hace casi 30 años, la familia de Jenny Judith Ceba Velazco habita las galeras o albergues de la Santa Teresa. La que ocupa con sus papás es pequeñita, con dos pedazos de concreto para colocar los colchones. Una cocina y sin baño. El calor en ellas hace que sea más cómodo tenderse a dormir en el suelo con la puerta abierta para recibir el aire proveniente de las montañas de los Tuxtlas.
Jenny Judith Ceba Velazco tuvo siete hermanos. Ella es la más chica y la consentida. Los últimos años de su existencia los pasó cuidando a parte de los 18 los hijos de sus hermanos, quienes son parte de un contexto de subdesarrollo y miseria por la falta de empleo y el fracaso de la polí­tica agropecuaria en la región. Siete años atrás quebró el ingenio San Francisco, dejando a cientos de personas en sin empleo. Polí­ticos corruptos y empresarios ambiciosos le dieron en la torre, según la información oficial.
Tan decadente es la economí­a que la cadena de supermercados Aurrerá anuncio dí­as atrás el cierre definitivo de su tienda en Lerdo de Tejada pues, ante los pocos clientes la carne se pudre en los anaqueles y la leche y el yogur se cortan.
También cerraron sucursales Coppel, Soriana y un banco. Fuentes locales exponen que la salida de la factorí­a cañera impactó en Lerdo de Tejada, íngel R. Cabada, Saltabarranca, Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla, Catemaco, Tlacotalpan, Carlos A. Carrillo y Cosamaloapan, en las cuales hay docenas de pueblos cuyos habitantes obtienen su economí­a de la caña de azúcar.
En este rincón abandonado por las autoridades es que Jenny Judith Ceba Velazco se aprestaba a ser mamá soltera. Durante la gestación nunca quiso decir el nombre del padre. "Pienso que ese hombre la engañó pues al no irse ella con él eso sucedió", retoma Santa.
Y detalla: "Ella no nos dijo del embarazo, nos dimos cuenta por la pancita que le salió y fue que le preguntamos. Mi papá se enojó mucho al principio, pero ya después dijo "pues es mi hija...ni modo que la eche a la calle. La vamos apoyar hasta donde se pueda".
Cuando el padre dijo eso Jenny Judith -recuerdan en el funeral- se mostró alegre y motivada a seguir adelante. Con estudios de primaria como lo máximo en su currí­culo, sin casa ni empleo ni seguridad social, construyó su mayor ilusión alrededor de la maternidad.
Tan pronto saliese de la cuarentena, aseguraba, buscarí­a un mejor trabajo para ayudar a la familia y contar con lo básico para el hijo.
Su padre acudió a las oficinas del ingenio y consiguió darla de alta en el IMSS, a dónde concurrí­a constantemente a sus chequeos, aunque la familia coincide en que siempre que iba al doctor al IMSS ella regresaba triste. Sospecha que la agresora ya la contactaba y amenazaba para conseguir el producto de su vientre.
Pero cuando no iba al centro médico pasaba largos momentos por la mañana y tarde hablándole a quien crecí­a en la barriga. Sólo le decí­a “mi amor” o “mi bebé hermoso”, pues en los ultrasonidos el feto nunca se dejó ver el sexo y ella murió sin saber que trajo al mundo a una niña.
"Luego ella era de ponerle música del celular. Buscaba sus canciones y se las poní­a y ahí­ la pasaban juntos, ella le hablaba y le decí­a que ya lo querí­a ver. Qué se apurara a nacer para darle mucho cariño. Hay veces que nosotros le acariciábamos la panza y nos reí­amos mucho".
Tan emocionada estaba por la pronta llegada que habí­a comenzado a comprar ropita, zapatitos, toallitas húmedas, jabón de nene, pañales y juguetitos para su gran anhelo. Se le iba el tiempo andando con sus patas hinchadas por las calles de los tianguis de Lerdo buscando ofertas de cositas para bebés. Al ser pobre, no tuvo ni baby shower ni tardes de cafés con amigas que regalaran mamilas o prendas de bebé. Antes de la tragedia, en el hogar se poní­an de acuerdo para racionar aún más los alimentos y conseguir un espacio al nuevo miembro, ahora se están coordinando las hermanas para ver a quien le va tocar hacerla de mamá.
Fue un ofrecimiento de ropa de recién nacido lo que motivó a Jenny Judith para marcharse con una desconocida quien ya iba preparada con un bisturí­ para rasgarla. “A mi hermana le dicen, vente, te voy a regalar ropita.
El documento sobre las causas de muerte elaborado por el médico Jorge Ramí­rez Garia determina que la parturienta se desangró y murió en medio de terribles espasmos y desmayos causados por el dolor. La joven desapareció a las cuatro y media de la tarde del martes de la clí­nica del IMSS de Lerdo y una hora después, la presunta responsable, Brianda Padrón Cano, era vista caminando por la carretera 180, con el chiquito en brazos, envuelto en una sábana, rumbo a Alvarado.
A ese municipio arribó la falsa madre con lo robado, pero en casa de sus padres algo sucedió que la madre tomó la criatura y la entregó al DIF. Es ahí­ donde las autoridades se percatan de la identidad de la posible feminicida, identificada como Brianda Padrón Cano, y se realizó el ofrecimiento de hasta un millón de pesos por datos para su captura, bajo los cargos de feminicidio y secuestro de un neonato.
En una carta dirigida al gobierno de Veracruz y a Los Pinos, académicas de la Universidad Veracruzana expusieron a finales de noviembre del 2017 que eran 219 las mujeres asesinadas en Veracruz, en la mayorí­a de los casos, por violencia que tendrí­a que estar siendo contrarrestada con polí­ticas públicas y por las dos alertas de género sobre la entidad. En la primera alerta se decretaron 10 municipios, Lerdo de Tejada, donde murió Jenny Judith no aparece dentro de la declaratoria.

QUIEREN A SU SOBRINA

"Queremos que nos regresen a nuestra sobrina, será tratada con mucho cariño. Ya vimos las fotos, se parece a ella", dice Santa.
La difunta, recuerda, cuidó de sus hijos cuando ella estuvo de parto. En total tuvo cuatro bebés y a todos los alimentó y cambió.
"A mi sobrina le espera un hogar humilde, somos pobres, mucho, pero no le faltará amor ni apoyo, como lo tuvo su madre.
De pronto... el silencio. Es el primer momento de la noche de que pueden sonreí­r al pensar que pronto tendrán a la nena que a estas horas es revisada por médicos en un hospital en Boca del Rí­o.
"¿Cómo se va llamar?", se pregunta Santa... los demás hermanos se miran de nuevo. "No lo sabemos, ella no le poní­a nombre, ni sabí­a que iba ser... pero igual y le ponemos como ella... Jenny Judith. Una se fue y otra llega. Una vida por otra" remata uno de los hermanos.


6 comentario(s)

Víctor Manuel 07 Abr, 2018 - 22:45
Como sociedad apoyamos que la recompensa ofrecida para la localización de la homicida, se APLIQUE ÍNTEGRA POR EL GOBIERNO DEL ESTADO PARA ayudar a la bebé y la familia de la joven fallecida.

Aby rocha 07 Abr, 2018 - 18:12
K el dinero de la recompensa se lo den ala familia de la fallecida

Laura 06 Abr, 2018 - 23:52
Alguna forma de ayudar a esa familia para en cuanto le den a la bebe apoyarlos con pañales, ropita etc etc

Pedro aguilera 06 Abr, 2018 - 17:19
Q el dinero de la rrecompensa se lo den ala familia de la fallecida ya q son humildes

Adrian 05 Abr, 2018 - 23:10
Dios bendiga a la familia y a ese angelito ojala el gobierno se toque el corazon y no los desamparen el dinero k ofresieron de recompensa mejor denselo a EstA gran familia

Claudia Villar 05 Abr, 2018 - 18:38
Me gustaria saber como puedo ayudar a la familia, tengo ropita y cosas de mi hija que les podría servir, espero en Dios que esa bebita regrese a sus abuelos y tías.

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